Por qué le tenemos tanto miedo a la muerte? ¿Por qué evitamos hablar de ella? Josep Paris, enfermero especialista en Enfermería Geriátrica, siempre ha estado muy implicado en el proceso final de las personas y ahora ha visto cumplido uno de sus sueños: poder dar voz y poner en valor la figura de los cuidadores. Con la publicación de su libro Cuídate. Quince historias personales de cuidadores, Josep quiere abrir los ojos a la sociedad, romper el tabú de la muerte para que lo vivan con la máxima normalidad profesional y personal y dar voz a todas esas figuras anónimas que cuidan de sus seres queridos
Por qué nos cuesta tanto hablar de la muerte? ¿Se trata de un tabú?
No hay un único factor que permita explicar por completo la dificultad que tenemos para hablar de la muerte, sino que existen varias razones para ello:
–Razones sociológicas, como el aumento de la esperanza de vida, el avance de los tratamientos médicos, la tecnificación de la muerte, que alejan la realidad de la muerte de nosotros (la muerte les sucede a “otros”).
–Razones culturales: En determinadas culturas, la muerte está más presente y forma parte de lo cotidiano: se representa, se admite e incluso se celebra. Esto tiene que ver con un sentido de la trascendencia que, en Occidente y sobre todo en Europa, se ha ido perdiendo.
–Razones psicológicas: Nuestra propia muerte se nos hace irrepresentable. Esto es algo que tiene mucho que ver con el miedo a lo desconocido.
Sin duda en nuestra sociedad existe un claro tabú que aleja la muerte de nuestras vidas, la encierra en los hospitales y la traslada de las casas a los tanatorios. Nuestra sociedad es prisionera de la inmediatez: se basa en una cultura hedonista que busca la recompensa sin esfuerzo y que huye del sufrimientos, en una fantasía que presupone que, si no hablamos de ello, no sucederá.
Dijimos anteriormente que los tabúes suelen instaurarse sobre aquello que se considera antinatural y que la muerte es un fenómeno tan complejo, ambiguo y desconocido que escapa una y otra vez a los intentos de aprehenderlo intelectualmente.
Pero se hace necesario tener claro, qué hay temas importantes que se deberían hablar para ayudar a los nuestros a enfrentarse a distintas situaciones en la vida. La muerte es uno de ellos. Sin embargo, nos hemos encontrado que los padres, con el afán de proteger a los pequeños, suelen evitar hablar de ello y, en ocasiones, llega a ser un tema tabú. Lejos de protegerles, el ignorar el tema o simplemente no hablar de ello les puede causar más miedo y preocupación. La muerte es inevitable y los niños son más conscientes de ello de lo que creemos. Es más, son grandes observadores y van atando cabos. Piénsalo, no hay película infantil sin muerte, y tarde o temprano, alguien cercano se muere. Los niños lo ven en el telediario o lo escuchan en el colegio. ¿Qué niño no ha visto un insecto muerto durante un paseo? Por mucho que lo intentes evitar, el tema saldrá. Y es mejor que venga de ti.
La muerte para cada uno de nosotros, no es un acontecimiento más en la vida, sino la limitación intrínseca de ésta. La muerte no es sólo vaciedad o ausencia de lo real; es un tipo de ausencia que posee un alto significado para la existencia del ser humano. Por eso la muerte es la posibilidad más peculiar de nuestra existencia, ya que la reivindica en lo que tiene de singular. Es en virtud de la muerte que mi existencia es verdaderamente mía.
Todo aquel que nace sabe que tarde o temprano debe morir. La muerte es un acontecimiento omnipresente y ecuménico porque llega a todos, sin importar rango o lugar, y nadie podría escaparse de ella. Y sin embargo, cada uno de nosotros moriremos solos, por nuestra propia cuenta; la muerte, a pesar de su omnipresencia, es un acontecimiento destinado a cada quien, un hecho íntimo y personal, una ‘desgracia privada’. Toda muerte, incluso la muerte natural, a su manera es un acontecimiento inesperado, una anomalía imprevisible.
Ante la perspectiva de morir surgen preguntas acerca del origen y el significado de la vida y las razones por las cuales se sufre y se muere. No hay respuestas fáciles a estas preguntas existenciales. Ante la necesidad de respuestas, las personas con una enfermedad grave y sus familiares pueden recurrir a la religión, a otros parientes, asesores, amigos, o a la ciencia. Pueden hablar y participar en actos religiosos o familiares, o tomar parte en actividades que tengan un significado para ellos. El antídoto más eficaz contra la desesperación es sentirse querido por otra persona.
Desde la sicología tenemos apreciaciones importantes de conocer.
Ya hablamos de la tanatologia, disciplina científica que estudia las conductas que pueden representar una amenaza para la vida
Hoy hablaremos sobre la Tanatofobia
La ansiedad puede causar y contribuir a una gran variedad de miedos. Uno de los temores más comunes es la tanatofobia o miedo a la muerte. Algunos problemas de ansiedad en realidad crean el miedo a la muerte por sí mismos.
En otros casos, este miedo es completamente independiente. De hecho, el miedo a la muerte puede ser una fobia en sí, y no el resultado o síntoma de un trastorno de ansiedad.
Es importante tener en cuenta que existen diferencias significativas entre aquellos cuya vida se ve alterada por el propio temor a morir, y los que tienen miedo a la muerte como un síntoma de su trastorno.
El nombre oficial de la fobia relacionada con el miedo a morir, es tanatofobia. Pero este miedo a morir no es siempre una fobia. Casi todo el mundo teme a la muerte de alguna manera.
El ser humano se enfrenta, a lo largo de su vida, a una serie de preguntas existenciales. Sabemos que existimos, pero no sabemos ni cuál es el sentido ni cuándo dejaremos de existir o al menos de existir tal y como existimos hoy. El miedo a la muerte es muy habitual, natural e incluso diremos que necesario.
Pero ser conscientes de que todo se acaba puede llegar a ser una fuente inagotable de emociones que incluyen temor, angustia, incertidumbre e incluso fobia. El problema no es temer a la muerte, sino que este temor nos impida llevar una vida plena y feliz.
Temer a la muerte no es raro. De hecho, en parte, funciona como mecanismo de defensa, ya que evita que pongamos en riesgo nuestra propia existencia frente a determinadas situaciones.
No obstante, cuando el miedo a morir se descontrola o se convierte en una fuente de ansiedad constante, este temor se transforma en una fobia irracional conocida como tanatofobia.
Hablamos de una fobia que afecta solamente a un 2 % de la población, pero que nos debe servir para recordar que debemos pensar en el final de la vida sin demasiadas obsesiones.
Síntomas de la tanatofobia
– Ansiedad al pensar en la muerte o frente a situaciones o actividades relacionadas.
– Necesidad de controlar cualquier tipo de dolor.
– Preocupación permanente en relación con la muerte, además de dificultades para pensar en otros asuntos.
– Náuseas, palpitaciones, disnea y otros síntomas (que pueden llegar hasta una crisis de pánico).
– Ser conscientes de la irracionalidad de este miedo.
La fobia a morir suele abordarse terapéuticamente como cualquier otra fobia dentro de su peculiaridad. En esta línea las técnicas más utilizadas son la exposición y la desensibilización.
La desensibilización sistemática parte de la idea de que para superar un trastorno de ansiedad es necesario aprender a afrontar ese malestar, en vez de intentar bloquearlo o escapar de él. De este modo llega la habituación, con la que poco a poco se va desvaneciendo la reacción intensa ante los estímulos ansiógenos.
Para que una respuesta condicionada sea susceptible de ser modificada a través de desensibilización sistemática debe ser una respuesta a una situación o un estímulo específico, que no se deban a creencias irracionales o ideas sobrevaloradas, que se trate de un miedo irracional y que exista una adecuada respuesta incompatible con la de ansiedad.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.