Rito Penitencial
El Padre Derobert, hijo espiritual del Padre Pío, explica el sentido que tenía la Misa para el Santo de Pietrelcina: “El me había explicado poco antes de mi ordenación sacerdotal que celebrando la misa había que poner en paralelo su cronología y la cronología de la Pasión de Cristo. Se trataba de comprender y de darse cuenta, en primer lugar, de que el sacerdote en el altar es Jesucristo. Y desde ese momento Jesús en su sacerdote revive indefinidamente su Pasión”.Y este es el itinerario de la cronología y orden en paralelo de la Misa y de la Pasión:Desde la señal de la Cruz hasta el Ofertorio: Es el tiempo de encuentro con Jesús en Getsemaní, sufriendo con Él ante la marea negra del pecado. Unirse a Él en el dolor de ver que la Palabra del Padre, que Él había venido a traernos, no sería recibida o sería recibida muy mal por los hombres. Y desde esta óptica hay que escuchar las lecturas de la Misa que están dirigidas personalmente a mí y a nosotros.
El sacerdote junta las manos en señal de humildad, se hace el primer silencio de la Misa, silencio de reflexión ante la invitación del sacerdote a arrepentirnos.
El sacerdote invita a los fieles al arrepentimiento: “Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados”.
¿Para qué se hace? El acto penitencial manifiesta el sentimiento que tiene la Iglesia de ser comunidad de pecadores. Sirve para valorar la realidad del pecado, crecer en espíritu de penitencia, y considerar la misericordia de Dios.
Estos actos concluyen después de haber manifestado con actitud de humildad, un reconocimiento de nuestra condición de pecadores y de haber pedido misericordia con la absolución del sacerdote, pero, no para pecados graves.
Analicemos la oración paso a paso:
Yo confieso
Es decir, yo me hago responsable de mis actos, mis pensamientos y mis omisiones. Con libertad he caído y asumo que mis pecados dañan a Dios, a los demás y a mí mismo. Por eso, es necesario que me reconozca pecador. Pero, lo más importante, y que se deriva del resto de la oración, también me reconozco querido y amado por Dios.
ante Dios Todopoderoso y ante vosotros, hermanos,
Parecería normal reconocer la propia responsabilidad y la propia debilidad ante Dios, pero también la tenemos que reconocer ante los demás. Porque nosotros también somos humanos. No estamos por encima de ellos. Nuestro pecado daña la comunión que debería existir entre los cristianos.
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
El hecho es que no solemos pecar poco. Si nos paramos a pensar en los mandamientos y en lo que implican, podemos sacar, por lo general, una buena lista de pecados cometidos. De pensamiento, palabra, obra y también de omisión. Es decir, el bien que pudimos hacer y no hicimos es pecado. Algo que se nos suele olvidar, y que hay que tener muy presente, porque queremos cambiar para ser testigos de la Verdad.
Tratemos de desglosar estos pecados:
–De pensamiento, es quizás el más común, ya que nuestra mente es un volcán constante de imágenes y situaciones del pasado, presente y de un hipotético futuro. Son miles de pensamientos que al día recorre por nuestro subconsciente de forma tal que tener pecado ahí es muy común.
Dice la psicología que las ideas llevan a los actos. Somos el resultado de lo que pensamos. De ahí que debemos estar luchando constantemente para rechazar los malos pensamientos. Por ello, la primera batalla que enfrentamos en nuestra guerra contra el pecado se libra en el terreno de la mente. Si no logramos vencer los malos pensamientos éstos toman la fuerza para transformarse en actos donde prevalece la pasión y el mal.
Es claro que para que haya pecado es necesario que exista una voluntad de pecar. Una cosa es tener tentaciones y otra caer en ellas. Así, por ejemplo, cuando yo supero un mal pensamiento que cruza por mi mente no he pecado, todo lo contrario, realicé una acción meritoria que fortalece mi voluntad. En cambio, cuando empiezo a consentir y recrearme con ese mal pensamiento, debilito mi voluntad, exponiéndome a caer en acciones torpes y malas. Por ello el pecado empieza cuando consentimos los malos pensamientos o los malos deseos en nuestra mente, esto ya constituye una manera de alejarnos de Dios. Cuando éstos se presenten, pidamos ayuda a Cristo y a su Santísima Madre para combatirlos y no caer en ellos.
– De Palabras. Mt 15, 18 “Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.”; aquí nace el pecado de la calumnia, el expresarnos mal con groserías, maldiciones, contra otros, ofender, mentir, correr rumores. Con la palabra se puede juzgar y sentenciar.
– De obra. La tercer forma de equivocarnos en la vida es la más trágica de todas porque lleva la acción en su haber. Es el acto llevado a cabo, es el que transita del pensamiento intangible y culmina con la consumación del error. Nuestra actitud hacia la vida, la forma como tomamos todo aquello que nos sucede y asumimos nuestra responsabilidad como consecuencia de nuestros actos y también de los actos de otros, sin sentirnos víctimas de las circunstancias, nos definen. Estoy segura que a lo largo de tu vida has escuchado la frase de ” Lo que importan son los hechos, no las palabras”, en realidad importa todo, tanto, lo que dices como lo que haces; pero esta frase cobra mucho sentido para todas aquellas personas que dicen una cosa y luego hacen otra, no ser consecuentes con lo que decimos y lo que después hacemos, no es un problema solo para los demás sino también lo es para nosotros mismos.
– La omisión. Santiago 4:17 se usa a menudo como un versículo clave sobre los pecados de omisión: “Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace.” Este tema general proporciona la base para el concepto de un pecado de omisión; es la persona o grupo que justifica y ampara al pecador, es la actitud pasiva de voltear o no reconocer la falla. La omisión es cómplice de la obra, va de la mano, pero no lo corrige, no lo señala, lo resguarda e hipócritamente continúa sin importa nada, ni nadie. Es el peor pecado porque llega a transformar situaciones malignas en formas cotidianas de comportamiento. Cuidado con omitir, puede esta afectarlo más adelante, atentando contra la misma persona que lo dejo pasar.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
No podemos ir con la actitud de Adán, “es que me engañaron”. No. Un pecado es pecado porque se actúa con libertad. Y, por tanto, el único responsable de haber caído eres tú..
Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos
Pedimos a toda la Iglesia triunfante, con María al frente…Los católicos no creemos que la Virgen intercede entre Dios Padre y los hombres, pero si que su intercesión es ante Dios Hijo -la segunda persona de la Santísima Trinidad que se encarnó en su vientre- y los hombres. La parte donde en la Biblia se dice que María intercede entre el Hijo y los hombres, está en el Evangelio de Juan capítulo 2 versículos del 1-11.
Por supuesto, si María intercedió aquí en la tierra, con mayor razón lo hará ahora al estar plenamente unida a Dios, pues dice el Apóstol Pablo “El amor nunca pasará. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. 1 Cor 13,8
Si por un minuto de fe escuchó y respondió al malhechor, ¿Qué no hará Jesús por su madre que tuvo una vida de fe y obediencia?
y a vosotros, hermanos
Y también a nuestros hermanos, hijos del mismo Padre, tan pecadores como nosotros, pero tan miembros de la Iglesia militante como nosotros…
que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.
Que intercedan por mí ante Dios. Para que me siga levantando cada vez que caiga. Para que no desfallezca en la lucha. Para que mis pecados pesen menos.
Me parece una oración impresionante. En especial, el hecho de tener tan presentes a los demás miembros de la Iglesia militante. Le estoy diciendo al de al lado que soy un pecador y que necesito que rece por mí junto al resto de la Iglesia. Pido a la persona de al lado, al que a lo mejor no soporto, que me ayude en mi camino a la salvación. Esto es maravilloso.
Es nada menos que una expresión de la Comunión de los Santos. No lo recitemos de carrerilla. Fijémonos bien en lo que decimos y en su profundo y hermoso significado.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.