Hola mis queridos lectores. Continuando nuestro camino espiritual de Adviento, hoy quisiera compartir algunas de las características de San José.
Nos dice el texto de Mt 1,18-19: «Estando desposada su madre María con José, antes de vivir juntos se halló que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era hombre justo no quería denunciarla públicamente. »
Lo primero que quisiera hacer mención es una de las características que me ha llamado la atención de José, su silencio.
Un silencio que envuelve todo lo que de él conocemos. Un silencio que, en esta ocasión se hace respeto ante lo que está sucediendo en María ¿y qué está sucediendo? ¡No tiene ni idea!, pero él, guarda el secreto y se posiciona discretamente a un lado.
¿A su lado? No, a “un lado”.
Te invito a “contemplar” en silencio la respuesta de José. A contemplar nuestra respuesta cuando aquello que creemos que amamos, que nos parece que ya es nuestro, que creemos haber conseguido,…. parece esfumarse, cambia totalmente de color y me siento urgido a dar una respuesta.
Y cuando hablo de “contemplar en silencio”, pienso en la “contemplación silenciosa” de José, que dudo que se pareciera a la de un monasterio, que imagino en el corazón de José mientras golpea la punta y la madera, sierra el tablón, tornea el embellecedor de la pieza que tiene ahora entre sus manos.
Es un silencio que contempla desde el corazón como la vida pasa y es Dios quien pasa en la vida.
Nos dice el Papa Francisco. “”los Evangelios no recogen ninguna palabra de José de Nazaret”, no porque fuera taciturno, sino para “dejar espacio a la Presencia del Verbo hecho carne, a Jesús”, tal como también lo señala San Agustín.
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p class=”p1″>Aprendamos de José, que en los Evangelios nunca habla, aunque lo hace de otra manera, es decir, cultivando el silencio, para dejar espacio a la Palabra de Dios. De este modo, permite que el Espíritu Santo regenere y sane nuestra lengua, para no herir más a nuestros hermanos. “Aprendamos de él a unir el silencio con la acción”. Afirma el Pontífice que “el silencio de José no es un mutismo; es un silencio lleno de escucha, un silencio laborioso, un silencio que pone de manifiesto su gran interioridad”. Mientras Jesús, en la casa del carpintero de Nazaret, creció en esta “escuela”, buscando siempre “espacios de silencio en sus días”, invitando a sus discípulos a hacer la misma experiencia.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.