El amor a imitación de María, debe ser ante todo, un amor universal, después un amor que toma la iniciativa, un amor con empatía, poniéndose en su lugar para amarlo, no com uno le gusta, sino como el prójimo necesita y finalmente un amor que está dispuesto a dar nuevas oportunidades, a perdonar.
Amar a todos, no podemos excluir a nadie, todo tipo de exclusión no es coherente con el amor cristiano.
Amar primero, no esperar a que sea el otro el que tome la inciativa, sino salir a buscarlo. Amar es una bendición, es la auténtica experiencia de felicidad. Él verdaderamente afortunado no es el que se deja querer, sino el que quiere, el que ama.
Volver a empezar. Significa perdonar, para ello no hay nada mejor que meditar las palabras del Señor: “La medida que uses la usarán contigo”.
Volver a empezar es. También, pedir perdón, actitud que debe ir acompañada de un verdadero propósito de enmienda.
Hacerse uno con el prójimo para amarle, no sólo como me gustaría que me amaran, sino trascender esto y amar como él necesita ser amado.
Así es el amor a imitación de MAria, un amor religioso, experimentado como un deber y no como una opción, concreto y expresado también en la oración.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.