- Dn 13, -9. 15-17. 19-30. 33-62
- Sal 22
- Jn 8, 1-11
La liturgia de hoy nos muestra la historia de dos mujeres y la gran diferencia entre la justicia humana y la divina caracterizada por la Misericordia.
Una de ellas es Susana quien es inocente y el sabio Daniel la salva, condenando a muerte a sus acusadores, los malos jueces, según ley. Y la otros es la adúltera quien no sabemos su nombre, pero sí que es culpable y, sin embargo, Jesús no la condena…, ni condena a muerte a los jueces que quieran matarla, con ello nos invita que todos subamos de nivel, abriendo un nuevo camino de vida, el del misterio de la misericordia de Jesús, en perdón compartido.
La leyenda popular o relato edificante de Susana fue insertado en el libro de Daniel con la clara intención de transmitir el mensaje de que «Dios hace justicia» -significado del nombre «Daniel»- pues, antes o después, el juicio justo de Dios descubre y condena la injusticia humana. En la historia de Susana, cuyo nombre significa «lirio» o «azucena», puede verse una figura del pueblo de Israel por su fidelidad al marido, su belleza, su piedad y su confianza en Dios, lo que nos deja ver lo que significa el haber tomado la decisión de no pecar llegando, incluso, a preferir la muerte que serle infiel al Señor.
Al ir llegando al final de nuestra cuaresma, qué bueno sería que cada uno de nosotros haya progresado lo suficiente en su proceso de conversión que lo lleve a tomar la decisión de no pecar más. Si bien es cierto que esto no depende exclusivamente de nuestras fuerzas, pues siempre el pecado será más fuerte que nosotros, pero con la gracia de Dios: sí es posible.
San Juan, nos presenta una de las escenas más preciosas del Evangelio. Siempre me llamó la atención la majestad que desprende la figura de Jesús en este episodio. Él es el verdadero juez y nadie puede juzgarle. Él es la ley definitiva y ante él cualquiera otra ley queda abolida. Él es el hombre en sentido pleno. Él es el esposo verdadero.
Cuando trajeron a aquella mujer, sorprendida en flagrante adulterio ante Jesús, no tuvieron ningún cuidado, ni el más mínimo respeto por su persona e intimidad.
Para ni tan siquiera violentarla con su mirada, Jesús se inclinaba sobre el suelo y escribía con el dedo.
Santo Tomás de Aquino recuerda que la antigua ley fue escrita en tablas de piedra, pero que Jesús, para señalar la dulzura y la delicadeza de la nueva ley, escribe en la tierra, que es delicada. Jesús se inclina para expresar condescendencia; escribe con el dedo, que por su flexibilidad, indica discreción.
Solo cuando le inquirieron a responder, tuvo que incorporarse para dar la sentencia justa. Ninguna de las opciones que le habían ofrecido valían para el caso. Era una falsa disyuntiva. «El que esté libre de culpa que tiene la primera piedra». Y se volvió a inclinar hacia el suelo. Quedó así de manifiesto la maldad del corazón humano, aparentemente necesitado de la sangre de un chivo expiatorio para borrar los propios pecados. Pero no iba a ser la sangre de esa mujer la que limpiaría el pecado de los hombres, sino la de propio Cristo.
Nos explica el Papa Francisco, que “Jesús se queda solo con la mujer, como un confesor, diciéndole: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado? ¿Dónde están? Estamos solos, tú y yo. Tú ante Dios, sin las acusaciones, sin las habladurías. ¡Tú y Dios! ¿Nadie te ha condenado?». La mujer responde: «¡Nadie, Señor!», pero ella no dice: «¡Ha sido una falsa acusación! ¡Yo no he cometido adulterio!» Reconoce su pecado y Jesús afirma: «¡Yo tampoco te condeno! Ve, ve y de ahora en adelante no peques más, para no pasar por un momento tan feo como este; para no pasar tanta vergüenza; para no ofender a Dios, para no ensuciar la hermosa relación entre Dios y su pueblo». ¡Jesús perdona! Pero aquí se trata de algo más que del perdón: Jesús supera la ley y va más allá. No le dice: ‘¡El adulterio no es pecado!’ Pero no la condena con la ley. Y este es el misterio de la misericordia de Jesús”
Terminamos reflexionando en el Salmo 22 en el cual el Señor nos ofrece provisión y restauración; protección y fidelidad en todo momento y sobre todo su presencia amorosa en nuestra vida. Con la Oración de los Fieles pidamos al Señor su fuerza para avanzar en el amor.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/03/18/salvada-por-la-campana/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=18-03-2024
- https://diocesisdehuesca.org/que-escribio-jesus-en-el-suelo#:~:text=Santo%20Tom%C3%A1s%20de%20Aquino%20recuerda,por%20su%20flexibilidad%2C%20indica%20discreci%C3%B3n.
- https://www.religiondigital.org/el_blog_de_x-_pikaza/Domingo-Casta-Susana-adultera-cristiana_7_1118958112.html
- http://es.catholic.net/op/articulos/14367/el-que-est-sin-pecado-que-le-arroje-la-primera-piedra.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/14-3-2016/
Palabra de Vida Mes de Marzo 2024. “Crea en mi, oh Dios un corazón puro, renueva en mi interior un espíritu firme”. Sal 51,12 https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.