En días pasado el evangelio nos dejaba está frase tan significativa y radical del Señor para nuestra vida.
El sacerdote Javier Martín, nos decía el jueves en la homilía que Dios quiere llegar al corazón de los hombres.
Y es que ese tema, nos confronta con una realidad de nuestra vida, pues como nos decía Chiara Lubich en una plática “El «corazón» se refiere a lo más íntimo que tenemos, lo más escondido y vital; el «tesoro» es lo que tiene más valor, lo que nos da seguridad para el hoy y para el futuro. El «corazón» es también donde residen nuestros valores, es la raíz de nuestras opciones concretas, el lugar secreto en el que decidimos el sentido de la vida: ¿qué ponemos realmente en primer lugar?
¿Cuál es nuestro «tesoro», por el cual somos capaces de olvidarnos de todo lo demás? En la sociedad consumista de matriz occidental, todo nos empuja a acumular bienes materiales, a concentrarnos en nuestras necesidades y desinteresarnos de las necesidades de los demás en nombre del bienestar y de la eficiencia individual. Y sin embargo, ya el evangelista Lucas, en un entorno cultural muy distinto, cita estas palabras de Jesús como una enseñanza decisiva y universal, para hombres y mujeres de cualquier tiempo y latitud.
«Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón».
El Evangelio de Lucas subraya con fuerza la necesidad de hacer una opción radical, definitiva y propia de quien es discípulo de Jesús: Dios Padre es el verdadero Bien, quien debe ocupar todo el corazón del cristiano, a ejemplo del propio Jesús. Esta opción exclusiva conlleva abandonarse con confianza a su Amor y así poder ser «ricos» de verdad porque somos hijos de Dios y herederos de su Reino.
Es una cuestión de libertad: no dejarnos poseer por los bienes materiales, y diría yo, otras cosas que ocupan una parte importante en los tesoros de nuestro corazón aunque no materiales; sino ser más bien nosotros sus amos; pues estas riquezas pueden ocupar el «corazón» y generar una creciente ansia de poseer más, una auténtica dependencia.
Es esclarecedor lo que sugiere Chiara Lubich para liberarnos de la esclavitud del tener: «¿Por qué insiste tanto Jesús en que nos desapeguemos de los bienes, hasta convertirlo en una condición indispensable para poder seguirlo? ¡Porque la primera riqueza de nuestra existencia, el verdadero tesoro, es Él! […] Él nos quiere libres, con el alma limpia de cualquier apego y de cualquier preocupación, para así poder amar de verdad con todo el corazón, la mente y las fuerzas. […] Nos pide que renunciemos a las posesiones porque quiere que nos abramos a los demás […]. El modo más sencillo de “renunciar” es “dar”.
»Dar a Dios amándolo. […] Y para demostrarle este amor, amemos a nuestros hermanos y hermanas, dispuestos a jugárnoslo todo por ellos. Aunque nos pueda parecer que no, tenemos muchas riquezas que poner en común: tenemos afecto en el corazón para dar, cordialidad para exteriorizar, alegría que comunicar; tenemos tiempo para poner a disposición, oraciones, riquezas interiores.
Demos sin razonar demasiado: “Es que me puede hacer falta en tal o cual ocasión […]”. Todo puede ser útil, pero mientras tanto, si hacemos caso a estos pensamientos, se infiltran en el corazón muchos apegos y se crean cada vez nuevas exigencias. No, procuremos tener solo lo que necesitamos. Estemos atentos para no perder a Jesús por guardar un dinero o alguna otra cosa de la que podamos prescindir por tenerle a El cada día de una manera más profunda.
Busquemos que El sea el más valioso tesoro de nuestra vida.
Para ello vamos a meditar en estos textos:
Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. Mateo 13:44
Este hombre de la parábola descubrió el tesoro sin haberlo buscado y tuvo que tomar una decisión. Se dio cuenta del inmenso valor que tenía y vendió todo lo que poseía para obtenerlo. Las cosas de las que se deshizo no le causaron pena sino gozo.
Esto es una paradoja ya que la salvación es gratis y sin embargo nos cuesta todo. El reino de los cielos es comparado con ese tesoro, entonces vale la pena sacrificarlo todo para obtenerlo. El tesoro escondido es El Señor disponible para todos, sin embargo, muchos no lo descubren, porque a pesar que se puede encontrar de muchas maneras y en todo lugar, no lo ven, no le ponen atención y pasa desapercibido ante sus ojos que sólo miran lo banal de esta vida.
No es lo mismo con los que lo encuentran; hallan ese gran tesoro y con El encuentran todas las bendiciones espirituales y la vida eterna y hacen lo que sea para apropiárselo.
Este mundo sólo nos ofrece falsificaciones de la verdadera riqueza, tesoros que se corrompen, que se dañan, que son perecederos y no dan felicidad.
El Papa Francisco recordó, en una Audiencia, que antes que la familia, el trabajo, y los amigos está Dios, porque su amor es el verdadero tesoro del hombre que alimenta todo lo demás.
En este sentido, el Papa recordó que hay que tener en cuenta el contexto en el que Jesús dijo tales palabras a sus discípulos, “en este caso -continuó- Lucas nos muestra que Jesús está caminando con sus discípulos hacia Jerusalén, hacia la Pascua de la muerte y la resurrección, y en este camino les enseña confiándoles que Él mismo lleva el corazón”.
“Y todo esto Jesús lo resume así: ‘Donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”. El corazón que desea… ¡Así que todos nosotros tenemos un deseo! ¡Pobre gente la que no tenga un deseo! El deseo de caminar hacia adelante, hacia el horizonte, y para nosotros cristianos el horizonte es el encuentro con Jesús, precisamente el encuentro con él, que nuestra vida, nuestra alegría, aquél quien nos hace felices”, exclamó.
“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino. Más preciosa es que las piedras preciosas; y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra. Sus caminos son caminos deleitosos, y todas sus veredas paz. Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, y bienaventurados son los que la retienen”. Proverbios 3:13-18
La invitación que hoy nos hace el Señor es que para obtener ese tesoro debemos entregarle nuestra vida a Él y entender que sólo Cristo nos puede satisfacer plenamente, no podemos servir al mundo y sus placeres y al mismo tiempo servir al Señor, por eso, hoy preguntémonos ¿Dónde está nuestro corazón? Recordemos que Jesús lo dio todo por amor para asegurarnos su reino.
Un amo es todo aquello que nos esclaviza (Romanos 6:16); cada uno analice en su corazón cuál es su amo, el que tiene conquistado tu corazón.
En la advertencia de Jesús de que no podemos servir a dos amos, especifica que no se puede servir a los dos, entonces creo, es hora de dar el lugar a quien merece ese lugar, usted decide porque el llamado de Jesús a seguirlo, es un llamado a abandonar todos los otros amos. Llamó a Mateo desde el puesto de recaudación de impuestos (Mateo 9:9). Mateo obedeció y se alejó de la riqueza extravagante y de los tratos sucios. Jesús llamó a Pedro, Santiago y Juan desde los muelles de pesca (Marcos 1:16-18).
Y es que es hora de que entendamos que obedecer el llamado de Jesús significaba que tenían que dejar atrás todo lo que conocían, todo para lo que habían trabajado. Jesús llamó a Pablo, un fariseo exitoso, con las palabras: “Le mostraré cuánto debe sufrir por mi nombre” (Hechos 9:16). Esas palabras nunca aparecerán en una campaña publicitaria masiva del cristianismo, aunque tal vez deberían, porque eso es lo que significa seguir a Jesús (Lucas 9:23). Debemos dejar todo lo demás, sin importar el costo (Mateo 10:34-39).
El Señor se describe como un “Dios celoso” (Éxodo 34:14). Esto significa que Él guarda lo que es suyo legítimamente. Él es justamente celoso de nuestros afectos porque fuimos creados para conocerlo y amarlo (Colosenses 1:16). No está celoso por sí mismo; no necesita nada (Salmo 50:9-10). Está celoso por nosotros porque lo necesitamos (Marcos 12:30; Mateo 22:37). Cuando servimos a otro amo, nos privamos de todo aquello para lo que fuimos creados, y le robamos a Dios Su legítima adoración.
El derecho que Jesús tiene sobre nosotros es exclusivo. Él nos compró con Su propia sangre y nos liberó de nuestro antiguo amo, el pecado (1 Corintios 6:20; 7:23; Romanos 6:17). Él no comparte Su trono con nadie. Durante el tiempo que Jesús estuvo en la tierra, algunas personas lo siguieron durante un tiempo, pero su devoción fue superficial (Lucas 9:57-62). Querían algo que Jesús ofrecía, pero no estaban comprometidos (Marcos 10:17-22). Otras cosas eran más importantes. Querían servir a dos señores.
No podemos servir a dos señores porque, como dijo Jesús, acabamos odiando a uno y amando al otro. Es natural. Los amos opuestos exigen cosas diferentes y conducen por caminos distintos. El Señor va en una dirección, y nuestra carne y el mundo van en la otra. Hay que hacer una elección. Cuando seguimos a Cristo, debemos morir a todo lo demás, o no lo lograremos. Seremos como algunas de las semillas de la parábola de Jesús (Lucas 8:5-15)-sólo una parte de esas semillas dio realmente fruto. Algunas brotaron al principio, pero luego se marchitaron y murieron. No estaban profundamente arraigadas en una buena tierra.
Si intentamos servir a dos amos, tendremos lealtades divididas y, cuando las dificultades del discipulado choquen con la seducción del placer, la atracción magnética de lo fácil y el éxito mundano nos alejará de Cristo (véase 2 Timoteo 4:10). El llamado a la piedad va en contra de nuestra naturaleza pecaminosa. Sólo con la ayuda del Espíritu Santo podemos permanecer dedicados a un solo Maestro (Juan 6:44).
El mensaje del Papa Francisco que compartimos nos permite cuestionarnos, como nos indica él; yo me pregunto: ¿’Dónde está su tesoro’, cuál es para ustedes la realidad más importante, más preciosa, la realidad que atrae sus corazones como un imán? ¿Qué atrae sus corazones, pueden decir que es el amor de Dios? Que cada uno responda en su corazón”.
“Alguno podrá decirme: Pero Padre, si yo trabajo, tengo familia, para mí la realidad más importante es llevar adelante la familia, el trabajo… ¿es cierto, eh? Es importante, ¿Pero cuál es la fuerza que tiene unida a la familia?”.
“Precisamente es el amor, y ¿quién siembra el amor en nuestros corazones? Dios, el amor de Dios. Es precisamente el amor que da sentidos a nuestros pequeños compromisos de cada día y nos ayuda a afrontar las grandes pruebas. Éste es el verdadero tesoro del hombre. Caminar hacia adelante en la vida con amor, con el amor que el Señor sembró en el corazón, con el amor de Dios”, explicó.
Un gran ejemplo de ello nos lo da el texto del Génesis 12 , 1ss: “el Señor les dice a Abram: “Deja tu país, a tu parentela y la casa de tu padre, para ir a la tierra que yo te mostraré… Abraham partió como se lo había ordenado el Señor… tenía setenta y cinco años… “
Entonces: ¿Cuál es nuestro tesoro?, ¿nuestra casa, trabajo, posesiones, nuestra familia, amigos, pareja, etc?.
Jesús clara entonces dice que el reino de los cielos es nuestro tesoro, pero no todos lo ven. Muchos pasan la vida acumulando otros tesoros porque creen que sin ellos no pueden nada, pero la Biblia nos aclara que es sin Cristo que nada podemos hacer, la ganancia espiritual es más valiosa que el oro y las piedras preciosas, como lo explica proverbios en la cita de hoy, porque ningún tesoro terrenal nos dará vida, deleite y paz como el conocimiento de Dios.
Canción
Fuente:
https://www.conexiondevida.org/devocionales/un-tesoro-mas-valioso-que-nuestras-posesiones/
https://www.gotquestions.org/Espanol/no-puedes-servir-a-dos-senores.html
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.