Hola mis queridos lectores, primero aclararles que como mi esposo falleció un 29 y como febrero tiene 28 días, decidí escribir hoy de mi experiencia de cuatro meses.
Además contarles que en este tiempo he tenido dos pérdidas más de personas muy queridas: Zaida, la esposa de un primo que era además mi gran amiga y “Toty”, un primo también muy querido.
Esto ha hecho que se sumen más sentimientos de dolor y de lo fugaz de la vida en este proceso de duelo.
Isabel Allende, escritora chilena en su libro Paula, afirma que el proceso del duelo de la pérdida de un familiar es distinto para cada persona, es un reto, deja un dolor especialmente profundo. Así pensemos que la muerte es algo natural, nos pueden embargar sentimientos de confusión y tristeza, pero la mayoría de nosotros supera la pérdida, continuamos con nuestras vidas, y nos damos cuenta de que tenemos una gran capacidad de resiliencia.
Claro, en este proceso, especialmente cuando atravesamos esos momentos duros que a veces nos embargan, o cuando tenemos que tomar decisiones complicadas, va saliendo de una u otra manera, cierto grado de inseguridad.
Esto hace que surja la necesidad de apoyo, por lo menos en mi caso, de alguien que me oriente para tomar buenas decisiones en el camino, pues, a veces, no encuentro la claridad ante los retos de la vida., mi mente todavía está en un poco de shock y como decía mi psicólogo, con economía emocional, son muchas cosas nuevas que hacer, cosas que soltar, cosas, cosas, cosas…
Dios sabe que el dolor es parte de la vida, y también del duelo, pero no tenemos que pasarlo solos. Él quiere que busquemos consuelo. “Bienaventurados los que lloran”, enseñó Jesús, “porque ellos recibirán consolación” (Mateo 5:4). El confiar en Dios y en otras personas puede aliviar nuestra pena y brindarnos soporte.
Por suerte yo cuento con personas y grupos impresionantemente maravillosos que con su sola presencia, con un buenos días, con una sonrisa, me dan ese bálsamo que tanto necesito, y a través de ellos, Dios me ratifica que no hay mejor guía que su Amor, su Misericordia que nos habla a cada uno de forma personal y a través del Espíritu Santo que nos guía para tomar aquellas decisiones que son para nuestro bien, para calmar nuestros corazones cuando se encuentran llenos de tribulaciones..
He iniciado terapia de duelo con un Grupo de la CCSS que me da herramientas cada mes para vivir este proceso personal de manera paulatina. Escuchar a otras personas que están pasando por lo mismo que uno es muy beneficioso.
Aprovecho para felicitar a esta institución por esa iniciativa en la que participamos cada último lunes de mes, más de 200 personas de manera virtual. Un gran aporte de la virtualidad!!!
Y es que, como lo dije anteriormente necesitamos apoyo en este proceso, solos es muy difícil, a veces uno se siente abrumada, hay días buenos y días no tan buenos en los que las memorias nos hacen caer en los “si hubiera”, entonces personalmente es un aviso de que es momento de cambiar esos pensamientos y vincularme con otras cosas que me vuelven a mi sintonía, tales como la música, la pintura, la escritura y en ello encuentro La Paz que Dios, me quiere dar. El es capaz de llenar este vacío que cada día se va haciendo más real, así, resucito las ganas, me dibujo una sonrisa y sigo adelante, pues el El Señor desea que tengamos paz.
El nacimiento del Sr. Jesús fue anunciado con el canto que dice: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» (Lucas 2.14).
En las últimas horas que pasó Jesucristo con Sus discípulos antes de morir, les dijo: La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo (Juan 14.27), y en Juan 16.33 dice: Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.
Con esto no quiero decir que debemos tomar una actitud como si nada pasara, no, Salomón escribió: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir . . . tiempo de curar . . . tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar y tiempo de bailar . . .” (Ecclesiastes 3:1-4). La sanidad emocional vendrá y nos acomodaremos a esta nueva realidad de vida.
Dios les siga bendiciendo.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.