La semana pasada hablamos del Ikigai, filosofía japonesa que significa el impulso de la vida, la razón esencial por la que actúas cada día, tu propósito, supongo que con ese tema, nos quedó claro que para plantearnos nuevo retos debemos hacerlo con optimismo, entusiasmo, pasión e ilusión, pero también con altas dosis de sentido común.
Vimos 10 CLAVES PARA VIVIR TU IKIGAI CON ÉXITO:
Mantenerse activo
Tomarse las cosas con calma.
No comer hasta llenarse
Rodearse de buenos amigos
Ponerse en forma para el cumpleaños
Sonríe
Recolecta con la naturaleza
Da gracias
Sigue tu ikigai
Vive el momento.
Es hora de preguntarnos con cuál nos identificamos más y por qué.
Estoy segura que ya a estas alturas estamos totalmente convencidas de que definitivamente las personas sin metas están en la deriva, no tienen rumbo, sus esfuerzos y energía pierden sentido al carecer de dirección. Establecer una meta sirve para proporcionar enfoque, sin una meta clara las personas tienden a estar a la deriva. Las metas facilitan medir el progreso, mejoran la productividad y refuerzan la autoestima. Y, sobre todo, las metas refuerzan el compromiso.
Vamos a ver a continuación los 7 motivos más importantes por los que hay que establecer metas:
1. Te dan enfoque. Cuando tienes una meta bien establecida te permite enfocar tus energías a lograr aquello que deseas, evitando distraerte en cosas que quizás no valen la pena.
2. Permiten medir el progreso. Al tener bien clarificada una meta vas a poder establecer indicadores que te permitan medir tu progreso, facilitando mejorar constantemente tu desempeño.
3. Facilita la toma de decisiones. Uno de los mayores problemas que tenemos las personas es la mala toma de decisiones, sin embargo, esto disminuye considerablemente cuando tenemos metas bien establecidas. Las metas te sirven como brújula para saber si la decisión que estas tomando te acerca a tu objetivo o te aleja.
4. Te mantienen motivado. La motivación es un elemento muy importante en la vida de todas las personas. Si estas motivado es más fácil hacer frente a las trabas que se te presenten; para poder estar motivado necesitas tener metas, una persona sin metas es una persona sin motivación y viceversa, no puede existir una sin la otra.
5. Es una guía para lo que realmente quieres. Cuando estas estableces metas, es porque sabes lo que deseas. Las meta se convierten en una guía que te muestra el camino para avanzar hacia lo que tú deseas.
6. Sirven para promover el cambio. Para lograr una meta se requiere de movimiento y todo movimiento implica un cambio, la única manera de generar cambios es establecer metas y accionar para alcanzarlas.
7. Te mantienen en tu zona de expansión. No existe manera de lograr una meta manteniéndote en tu zona de confort, si realmente deseas alcanzar tus metas requieres entrar en la zona de expansión, también conocida como zona de aprendizaje, ese lugar donde te enfrentas a tus límites personales para superarlos.
Repasemos las características que deben tener los objetivos o metas que queremos plantear:
- Concretos: la meta o el objetivo debe ser concreto y medible. No sólo por nosotros sino por el resto de las personas que me rodean con quien puedo compartir mis metas. Y no sólo debe ser concreto el objetivo sino también las razones por las que me lo planteo.
- Propios: puedo, incluso debo, compartir el objetivo pero debe ser propio, realizado desde mi autoconocimiento y mi reflexión. Si el objetivo no lo hago mío, no habrá el compromiso necesario para llevarlo a cabo y a la mínima barrera, dejaré de luchar por él.
- Alcanzables: el objetivo debe ser alcanzable, conviene distinguir entre sueño y objetivo o meta. Debemos ser ambiciosos en nuestros objetivos pero deben estar a nuestro alcance o, por lo menos, tener la percepción sincera de que podemos alcanzarlo. Lo contrario es como hacer trampas jugando al solitario, es inútil engañarnos a nosotros mismos.
Una meta inalcanzable (deseos o esperanzas) nos lleva a la decepción y a la frustración. Si es alcanzable (lo quiero) me llevará a la acción, me motivará.
Aspectos importantes:
1-Para nosotros creyentes, los propósitos que nos llevan a establecer metas, van acompañados de la oración y de obras. Con estas palabras comprendemos perfectamente que no es suficiente hacer oración o invocar el nombre de Dios para transformar la vida o hacer frente a los retos y obstáculos. Hacer un propósito o invocar el nombre de Dios exige tener una actitud de esfuerzo, trabajo y disponibilidad que convierten los pensamientos en acciones.
2-Plantearnos metas realistas, bien definidas y concretas aumentará nuestras probabilidades de éxito, pero la firmeza y la constancia serán necesarias; hay que trabajar todos los días con todos los medios que tenemos, sin importar sacrificios, tiempo, dificultades y posibles fracasos.
Muchos buscan siempre lo más fácil, lo más cómodo, pero ese no es el camino del éxito ni del crecimiento. Así lo expresa Cristo cuando dice: “El que escucha mis palabras y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente.
La palabra de Cristo nos invita a esforzarnos, a trabajar con entusiasmo y constancia, a buscar la sabiduría, a poner nuestra mirada en los valores duraderos y no sólo en las cosas pasajeras, a valorar lo terreno, pero sin dejar de cuidar lo espiritual.
3-Es importante para plantearnos un buen propósito mirar más allá, ver lo verdaderamente importante, no quedarse en el tener, sino profundizar en el ser. Lo superficial es lo que más fácilmente se ve, pero sin una sólida formación ética y emocional, todo lo que queramos construir se resquebrajará.
Para ello, nada mejor que el ejemplo: la coherencia entre el decir y el hacer, no solo nuestras palabras.
En el caso particular de los valores, podemos decir que somos coherentes cuando, al actuar, nuestra voluntad está de acuerdo con nuestro entendimiento; cuando nuestros actos están de acuerdo con nuestros principios; cuando nuestras palabras van de acuerdo con la verdad. El momento actual nos exige reforzar nuestra coherencia y actuar siempre conformes al Evangelio que predicamos.
En la Mt 23, 13-32, Jesús nos habla de la hipocresía, un fruto de la incoherencia y el Papa Francisco nos indica que “Nos podemos preguntar: ¿Es posible tomar sobre sí el nombre de Dios de forma hipócrita, como una formalidad, vacía? La respuesta es desafortunadamente positiva: sí, es posible. Se puede vivir una relación falsa con Dios. Jesús lo decía de esos doctores de la ley; ellos hacían cosas, pero no hacían lo que Dios quería. Hablaban de Dios, pero no hacían la voluntad de Dios. Y el consejo que da Jesús es: “Haced lo que dicen, pero no lo que hacen”. Se puede vivir una relación falsa con Dios, como esa gente. Y esta palabra del Decálogo es precisamente la invitación a una relación con Dios que no sea falsa, sin hipocresías, a una relación en la que nos encomendamos a Él con todo lo que somos. En el fondo, hasta el día en el que no arriesgamos la existencia con el Señor, tocando con la mano que en Él se encuentra la vida, hacemos solo teorías. Este es el cristianismo que toca los corazones».
4-También debemos seguir buscando el equilibrio entre el Sí y el No, seguramente estará en la lista de muchos de nosotros. El equilibrio, como bien indica la Real Academia de la Lengua Española es un sinónimo de armonía y esto ocurre cuando dos cosas están proporcionadas y están acordes.
No todo lo que nos ocurre en la vida “afortunadamente” es bueno. La frustración forma parte del proceso de maduración y de aprendizaje, y por eso es bueno que las aprendamos a tolerar las frustraciones, a superar las dificultades que la vida nos irá planteando.
La mejor herramienta de la que disponemos, es la de saber educar también desde el No y, aunque la balanza se incline un poco más hacia el lado del Sí, hay que saber también renunciar, cuando sea necesario, al aparente agradecimiento con el que seguro que nos “premiaran” si solamente los educamos desde el Sí.
Los hijos de Dios debemos ser hombres y mujeres de palabra. Jesús nos enseñó a decir “Sí” cuando sea sí, y a decir “No” cuando sea no. En esta línea, es preciso al definir nuestros propósitos para el año que comienza, tomárnoslos en serio. Y hacer de ellos un verdadero compromiso.
También es necesario aprender a ser críticos/as con la realidad y a decir que No a lo que nos nos hace bien.
La Biblia deja claro que es importante establecer metas y planes para el futuro, mientras que al mismo tiempo tenemos una actitud humilde y confiamos en Dios. Debemos ser intencionales pero también generosos, administradores prudentes y diligentes que saben que nuestra confianza y dependencia se encuentra, en última instancia, en Dios y no en nosotros mismos.
4-Establecer metas es una de las maneras en que podemos administrar con fidelidad los recursos y los dones que Dios nos da. En todo el proceso de establecimiento de metas, debemos ser sumisos a Dios. Nuestras metas deben alinearse con Sus planes para nosotros y las cosas que Él estima en Su Palabra. También debemos ser humildes. Podemos pensar que las cosas se verán de una manera, pero Dios puede cambiar nuestros planes para lograr Sus propósitos más grandes en y a través de nosotros (Proverbios 3: 5-6).
5-Establecer prioridades: Es importante no querer abarcarlo todo, y entonces como creyentes, establecer metas cristianas y la más importante es cómo lograr que Dios sea lo primero:
El escritor alemán Johann Wolfang von Goethe comprendió la importancia de las prioridades. En cierta ocasión dijo: “Las cosas que son más importantes nunca deben estar a merced de las cosas que importan menos”.
Stephen R. Covey, en su best seller The 7 Habits of Highly Effective People [7 hábitos de las personas altamente efectivas], dijo: “Como alguien que ha estudiado durante mucho tiempo este fascinante campo [de la vida y el manejo del tiempo], estoy persuadido de que la esencia del mejor pensamiento en el área del manejo del tiempo puede ser resumido en una sola frase: Organice y ejecute todo en torno de sus prioridades”.
También escribió: “uno de mis ensayos favoritos es ‘El común denominador del éxito’, escrito por E.M. Gray. Él estuvo toda su vida en busca de aquel común denominador que compartían todas las personas exitosas. Descubrió que no era el trabajo duro, la buena suerte o la habilidad en las relaciones humanas, aunque todo ello era importante. El único factor que parecía trascender por encima de los demás… [era] poner primero lo primero” (1990, pp. 148-149).
Fijar las prioridades correctas es crucial para tener éxito, y esto no sólo se aplica al éxito material.
La Biblia fija prioridades que conducen a la vida eterna
La Palabra de Dios nos dice que es vital poner nuestras prioridades en el orden correcto y luego cultivarlas con celo y entusiasmo.
Analicemos algunos puntos importantes de las prioridades.
Dios debe ser primero: Cuando Dios dio los Diez Mandamientos en el Monte Sinaí, dijo con voz potente: “Yo soy el Eterno tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3).
Dios no quiere que pongamos nada por delante de Él. Su deseo es que lo adoremos -y lo adoremos sólo a Él. Él debe ser lo primero en nuestra vida.
La Biblia nos narra la historia de dos hermanas, María y Marta, que eran amigas fieles de Jesucristo. Cuando Cristo las visitó, cada una de ellas quería servirle de la forma que le parecía más importante. Veamos el relato: “Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Ésta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada” (Lucas 10:38-42).
Servir a otros es algo muy elogiado en la Biblia. Servir es correcto. Pero en este caso, lo que estaba en juego eran las prioridades. Escuchar las enseñanzas de Cristo era aún más importante que preparar la comida.
¿Cómo podemos demostrar que amamos verdaderamente a Dios y queremos poner sus enseñanzas primero?
El apóstol Juan nos da la respuesta: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:3). La evidencia de que amamos a Dios es nuestra lucha por guardar sus mandamientos.
“El que dice, yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado” (1 Juan 2:4-5,
Debemos ser honestos con nosotros mismos. ¿Estamos poniendo primero nuestra relación personal con Dios, o estamos permitiendo que otros aspectos de nuestra vida estén por encima de nuestra adoración al verdadero Dios?
La Biblia registra un incidente en el que Pedro, Santiago y Juan, a quienes Cristo estaba llamando para que fueran sus discípulos, tenían sus prioridades en el orden correcto: “Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo le siguieron” (Lucas 5:11).
Por otra parte, la Biblia también tiene ejemplos de personas cuyas prioridades estaban distorsionadas, y que de hecho rechazaron la oferta de Cristo de convertirse en uno de sus discípulos. Como vemos en Lucas 9:57-62, aparentemente para algunos era más importante su comodidad física y su prosperidad. Para otros, hacerse cargo de asuntos familiares era más crucial que ayudar a Cristo con la predicación del evangelio.
Ninguna de estas excusas en sí misma era algo equivocado. ¿Es malo quedarnos con nuestro padre hasta que muera o dedicar un largo período para despedirnos de nuestros familiares? Claro que no. Sin embargo, Cristo estaba enseñándoles una lección importante: Dios no era la primera de sus prioridades.
Con frecuencia, es difícil escoger entre los asuntos de este mundo y las enseñanzas de Cristo. Él afirmó: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:26-27).
Pero Cristo no estaba diciendo que no debemos cuidar a cada miembro de nuestra familia. Lo que estaba enseñando es que debemos ponerlo primero a Él en nuestra vida. Dejar a Dios fuera de nuestros planes es insensato (Santiago 4:13-16).
Recuerden las palabras de Cristo: “Ninguno que, poniendo su mano en el arado, mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios” (Lucas 9:62). Cuando ya determinamos que seguir a Cristo es nuestra prioridad principal, no hay manera de echarnos para atrás (Hebreos 10:37-39).2
6-Buscar primero el Reino de Dios: En su Sermón del Monte, Cristo enseñó varios de los principios de la vida cristiana más importantes en la Biblia (Mateo 5-7). Uno de ellos es este: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
Este versículo nos solo amplia el concepto de la prioridades — sino que además nos señala la importancia del Reino de Dios. ¿Qué es el Reino de Dios? Es el gobierno perfecto y justo de Dios que será establecido en la Tierra al regreso de Cristo, cuando: “los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
7-También , antes de plantearte nuevos propósitos sería interesante que contestaras algunas preguntas.
- ¿Este propósito realmente es mío? Lo importante a recordar es que en última instancia el propósito de Dios para cada uno de nosotros prevalecerá, aunque los pasos para lograr ese propósito puedan parecer diferentes de lo que pensamos. “El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del Señor.” (Proverbios 19:21). Establezca metas, pero sométalas a Dios y pídale Su sabiduría, capacidad e intervención para cumplir Sus propósitos para su vida.
- ¿Estoy dependiendo de factores bajo mi control para lograr este propósito? Los planes de Dios son mejores que los nuestros (Mateo 6: 33–34). Podemos pedirle a Dios que nos dirija en el camino que debemos seguir y que dirijamos nuestros corazones hacia las cosas en Su corazón. Él puede dirigir nuestros deseos para que establezcamos las metas que Él quiere que alcancemos (Salmo 37: 4). David oró: “Por la mañana hazme saber de tu gran amor, porque en ti he puesto mi confianza. Señálame el camino que debo seguir, porque a ti elevo mi alma.” (Salmo 143: 8).
- ¿Tengo una estrategia para alcanzar este propósito? El trabajo duro es una necesidad. Cuando establecemos metas, debemos trabajar diligentemente con la esperanza de alcanzarlas: “Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!” (Proverbios 21: 5).
- ¿He incluido a las personas que necesito para convertir mi propósito en realidad? Debemos ser lo suficientemente humildes para permitir que Dios dirija nuestros pasos a su manera, lo que puede parecer diferente de lo que pensamos. “El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor.” (Proverbios 16: 9). Debemos esforzarnos por hacer lo mejor, pero también reconocer que Dios está en control, no nosotros.
- ¿Estoy dispuesto a “pagar el precio” para alcanzar mi propósito? Al establecer metas y planes con el fin de lograrlos, debemos evaluar cuánto nos costarán esos planes, ya sea finanzas, tiempo o cualquier otro recurso (Lucas 14: 28–33). Deberíamos preguntarnos si estamos dispuestos y preparados para pagar los costos. Es de crucial importancia pedirle a las personas sabias en nuestra vida que nos den consejos sobre cómo crear y seguir mejor un plan para lograr nuestros objetivos: “Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan. ” (Proverbios 15:22).
- ¿Se benefician otros si realizo mi propósito? Decía la Madre Teresa de Calcuta que quien no vive para servir, no sirve para vivir. Al principio del artículo mencionamos la necesidad que todos los seres humanos de sentirnos útiles para los demás, porque nuestra vida gana sentido cuando sabemos que lo que hacemos ayuda al resto. Independientemente de cuáles sean tus capacidades, puedes ponerlas al servicio de otras personas en tu comunidad con el fin de generar bienestar.
8- Finalmente, cabe destacar que además en esto de establecer metas, debemos contar con un itinerario (especialmente en objetivos a largo plazo), debemos conocer el itinerario, los pasos que debemos seguir para alcanzar la meta que no son más que objetivos más asequibles o más a corto plazo que nos ayudarán a alcanzar el fin último. Es recomendable sentarse frente un papel y desarrollarlo, de esta manera ya contaremos con un plan de acción.
Revisa de vez en cuando tus propósitos, y comprueba que tienen estas características que hemos analizado en el desarrollo de este tema. Si no los tienen, revísalos o busca otros.
A lo largo de nuestro recorrido para alcanzar nuestros objetivos, nos podemos encontrar con importante barreras u obstáculos, como también lo analizamos, lo importante es que no te rindas, respira hondo y sigue hacia adelante. Busca siempre el lado positivo, que lo hay.
Dale el control de tu vída Dios y El te guiará por este camino.
Canción
https://youtu.be/96gcUj2hgG8?si=M3CM97G3t20PnQcp
Libro Tu Destino Divino. Autor Mack Batterson
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https://www.metlife.com.mx/blog/bienestar-emocional/adios-2023-bienvenido-2024/
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https://es.catholic.net/op/articulos/73171/cat/1036/la-coherencia-de-vida.html#modal
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https://arduratu.info/un-ano-nuevo-nuevos-retos-y-propositos/
https://www.metlife.com.mx/blog/bienestar-emocional/adios-2023-bienvenido-2024/
https://improvisadesarrollo.com/a-proposito-de-mis-propositos/
https://www.compellingtruth.org/Espanol/estableciendo-metas.html
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.