La oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, en cada momento, para vencer al mal con el bien”
Quien ora más , sufre menos y vive mejor.

La oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, en cada momento, para vencer al mal con el bien”
Quien ora más , sufre menos y vive mejor.
Convertirse conlleva un cambio en la manera de pensar y actuar que hace vivir mejor al creyente consigo mismo y con los demás. No existe auténtica conversión a Dios, si no hay contrición y búsqueda del perdón en la confesión. Conversión es reconciliación, con el firme propósito de abandonar la anterior forma de actua
La sabiduría de Dios nos mostrará el modo de actuar de Dios, dónde se halla el Reino de Dios y qué hacer para encontrarlo; no en el espectáculo, pues el Reino de Dios esta escondido, en esa santidad de la vida cotidiana, esa santidad de todos los día
Hoy hemos sido llamados a revisarnos cómo estamos usando el “poder”, y de los dones que Dios nos ha dado con respecto a aquellos que ha puesto bajo nuestra tutela .
Ademas, meditar los tres pasos que el evangelio nos presenta en el camino de la fe y que vemos en las acciones de los leprosos que Jesús cura: Gritan, caminan y dan gracias.
No estamos llamados a servir sólo para recibir una recompensa, sino para imitar a Dios, que se hizo siervo por nuestro amor. Tampoco estamos llamados a servir sólo de vez en cuando, sino a vivir en el servicio. En ello radica la inmortalidad, mantener la esencia con la que fuimos creados, la imagen de Dios,
Cada uno por medio de la oración continua Señor auméntanos la fe, danos sabiduría para nunca escandalizar a otro con mi testimonio y capacidad de perdón siempre que aquella persona arrepentida nos lo solicite.
Creo en Jesucristo Hijo único de Dios. En la medida en que nuestra fe es pascual, resolveremos el sentido de la muerte y conoceremos y habremos resuelto el sentido de la vida, ya no habrá angustia y dolor ante la llegada. de la muerte a nuestra vida o la de un ser querido. Debemos alimentar nuestra fe y pedir la gracia de la esperanza.
Cada uno de nosotros se puede preguntar, ¿en mi vida el Señor se siente verdaderamente a casa? ¿Lo dejamos hacer limpieza en nuestro corazón y expulsar a los ídolos, o sea aquellas actitudes de codicia, celos, mundanidad, envidia, odio, aquella costumbre de hablar mal de los otros? ¿Lo dejo hacer limpieza de todos los comportamientos contra Dios, contra el prójimo y contra nosotros mismos…?
Seamos astutos como serpientes y mansos como corderos, nos pide el Señor y en todo momento demos testimonio de Cristo y su gracia en nuestra vida.