https://youtu.be/8qV0g4euQK8?si=FCQc9ycvBrrpKLLi
- Is 58, 9-14
- Sal 85
- Lc 5, 27-32
La liturgia cuaresmal nos sigue invitando a la conversión, hoy con el salmista nos ofrece su camino de salvación y nos insta a seguirlo fielmente, como lo hizo Levi cuando aceptó su llamado.
Nos explica San Juan Pablo II que “el Salmo comienza con un llamamiento intenso que dirige el que ora al Señor confiando en su amor. Al final, expresa nuevamente la certeza de que el Señor es un «Dios clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad, leal». Estas afirmaciones reiteradas y llenas de confianza revelan una fe intacta y pura, que se abandona en el «Señor bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan»
Sabemos bien que cumpliendo todo lo que El nos ha indicado, caminando por el camino que nos ha trazado, que es el mismo que él vivió… también “entonces el Señor será tu delicia”, como nos lo dice Isaías, pues bien lo sabemos, Jesús ha venido a traernos vida y vida en abundancia, alegría y alegría en abundancia y nunca tristeza y tristeza en abundancia. Siguiendo a Jesús la alegría inundará nuestro corazón con la alegría que solo Dios nos puede dar, ya en esta vida y en plenitud después de nuestra muerte y resurrección.
La vida cristiana se puede mostrar como una carrera por quitarse de las imperfecciones para así poder gozar de la dulzura del Señor, pero no tiene nada que ver con eso. La vida cristiana es eso: seguir a Cristo cuando te llama, como a Mateo en el Evangelio de hoy. Y a Cristo solamente se le puede escuchar cuando nos reconocemos en nuestra verdad, aquella de la que nos habla el salmista: «soy un pobre desamparado» (Sal 85).
Hemos de huir, pues, de pensar que Dios quiere expedientes limpios e inmaculados para servirle. Este expediente sólo lo preparó para Nuestra Madre. Pero para nosotros, sujetos de la salvación de Dios y protagonistas de la Cuaresma, Dios quiere un corazón contrito y humillado. Precisamente, «Dios te ha escogido débil para darte su propio poder» (San Agustín). Éste es el tipo de gente que, como dice el salmista, Dios no menosprecia.
Entonces puedo dar el giro, y no fijarme tanto en mi enfermedad sino en el inconmensurable beneficio que recibo por estar enfermo: al mismo Cristo. Porque si ya estuviera sano, no necesitaría de este Médico, que ha venido a por los enfermos. Y no hay mayor deseo en mi vida que tener a Cristo.
Jesús nos invita a abrirle las puertas de la fe a los alejados, pues éstos son los que más necesitan del amor y del perdón de Dios.
Seamos como Cristo, mediadores para que los alejados puedan descubrir el amor y la misericordia del Padre, que vino por los enfermos de este mundo, por los enfermos del corazón y del alma. Este es el camino cuaresmal.
Fuentes
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=17-02-2024
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/02/17/enfermo-y-a-mucha-honra/
- https://www.aciprensa.com/Biblia/salmos/salmo85.htm
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.