El Reino de Dios requiere nuestra colaboración, pero es, sobre todo, iniciativa y don del Señor. Con confianza en que Dios no abandona a su pueblo, el convencimiento de que no estamos solos en la lucha contra el mal en el mundo, vivamos desde la pequeñez de un grano de mostaza y la simplicidad de una pizca de levadura y El hará grandes todas las cosas.
Liturgia del 28 de octubre 2019. Jesús se retiró al monte para orar.
Somos “conciudadanos de los santos”, es decir, ya vivimos en el cielo. Hoy en medio de este mundo lleno de ruidos, tensiones y prisas, se hace urgente esta necesidad del ser humano para trascender: orar, sacar espacio par silenciarnos y escuchar a Dios que nos serena, nos madura, nos fortalece y nos hace crecer interiormente.
Liturgia del 25 de octubre 2019. ¿Cómo no sabéis juzgar lo que se debe hacer?
Reconocer que somos pecadores y que necesitamos del auxilio del Señor. Debemos escucharlo, dejar tanto ruido que se impregna en nuestro corazón y tanta prisa por los compromisos diarios.
Jesús nos da Tres criterios para ser cristianos verdaderos: un criterio de realismo; un criterio de coherencia, es decir, no matar, pero tampoco insultar, porque quien insulta mata, asesina; y un criterio de filiación: no se puede hablar con el Padre, sino no puedo hablar con mi hermano.
Liturgia del 22 de octubre 2019. Dichosos aquellos a los que el Señor, al llegar, encuentre el vela.
Vigilar nuestro exterior y nuestro interior. Precisamos atención y cuidado de cada una de las dimensiones que nos integran, es lo primero de lo que hemos de hacernos cargo. Cuidar el cuerpo, afirmar la conciencia de que somos corporeidad y no hacer uso de ella como si de un apéndice se tratase. Cultivar unos hábitos saludables que no erosionen nuestra psique. Frecuentar la dimensión profunda del ser para renovar la conciencia de creación, filiación y comunión. Pedir la gracia de Dios y examinar cada día nuestro comportamiento.