?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Iss 35, 1-6.10
- Sal 145
- 2 Stgo 5, 7-10
- Mt 11, 2-11
Este tercer domingo de Adviento llamado “domingo de gaudete”, o de la alegría, regocíjense. En esta fecha se permite la vestimenta color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela rosada.
Isaías nos habla de la fidelidad del Señor, lo que nos da una alegría perpetua y el Salmo, nos invita a aclamarlo por sus promesas realizadas. El texto de Santiago nos ayuda a encontrar la manera de experimentar esta espera; “Aguarden también ustedes con paciencia y mantengan firmes el ánimo porque la venida del Señor está cerca.”
El Papa nos lleva a reflexionar con el evangelio de hoy: …”El mensaje que la Iglesia recibe de esta narración de la vida de Cristo es muy claro. Dios no ha mandado a su Hijo en el mundo para castigar a los pecadores ni para aniquilar a los malvados.
A ellos, en cambio, se les dirige la invitación a la conversión de modo que, viendo los signos de la bondad divina, puedan reencontrar el camino de regreso…”
Continuando con nuestra formación de la Eucaristía y en el marco de esta época de Adviento que estamos viviendo, hoy reflexionaremos, siempre con el Credo, del CC 512-526, acerca de los Misterios de la Vida de Cristo, el Misterio de NAVIDAD.
Los evangelios fueron escritos por hombres que pertenecieron
(126) al grupo de los primeros que tuvieron fe (cf Mc 1, 1; Jn 21, 24) y quisieron compartirla con otros. Habiendo conocido por la fe quién es Jesús, pudieron ver y hacer ver los rasgos de su Misterio durante toda su vida terrena. Desde los pañales de su natividad (Lc 2, 7) hasta el vinagre de su Pasión (cf Mt 27, 48) y el sudario de su Resurrección (cf Jn 20, 7), todo en la vida de Jesús es signo de su Misterio. A través de sus gestos, sus milagros y sus palabras, se ha revelado que “en él reside toda la plenitud de la Divinidad corporalmente” (Col 2, 9). Su humanidad aparece así como el “sacramento” (609- 774), es decir, el signo y el instrumento de su divinidad y de la salvación que trae consigo: lo que había de visible en su vida terrena (477) conduce al misterio invisible de su filiación divina y de su misión redentora.
Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo (cf Rm
15, 5; Flp 2, 5) 459: El es el “hombre perfecto” (GS 38) que 359 nos
invita a ser sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos
2607 ha dado un ejemplo que imitar (cf Jn 13, 15); con su oración atrae a la oración (cf Lc 11, 1); con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones (cf Mt 5, 11-12)
La venida del Hijo de Dios a la tierra es un acontecimiento (711 -762) tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos. Ritos y
sacrificios, figuras y símbolos de la “Primera Alianza” (Hb 9, 15), todo lo hace converger hacia Cristo; anuncia esta venida por boca de los
profetas que se suceden en Israel. Además, despierta en el corazón de los paganos una espera, aún confusa, de esta venida.
Al celebrar anualmente la liturgia de Adviento, la Iglesia
actualiza esta espera del Mesías: participando en la larga preparación de la primera venida del Salvador, los fieles renuevan el ardiente deseo de su segunda Venida (cf Ap 22, 17). Celebrando la natividad y el martirio del Precursor, la Iglesia se une al deseo de éste: “Es preciso que él crezca y que yo disminuya” (Jn 3, 30).
Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre
(cf Lc 2, 6-7); unos sencillos pastores son los primeros testigos 437 del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del 2443 cielo (cf Lc 2, 8-20)
El Misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo “toma
forma” en nosotros (Ga 4, 19). Navidad es el Misterio de este
“admirable intercambio”
Nos dice el Papa Francisco: “Para crecer en la fe tendremos necesidad de contemplar con más frecuencia al Niño Jesús…
Él es el Hijo de Dios que viene a salvarnos. Ha venido entre nosotros para mostrarnos el rostro del Padre rico de amor y misericordia.
Estrechemos, por lo tanto, entre nuestros brazos al Niño Jesús y pongamos a su servicio: Él es fuente de amor y serenidad.
Y será hermoso que hoy, cuando regresemos a casa, nos acerquemos al pesebre, besar al Niño Jesús, y decirle: «Jesús, yo quiero ser humilde como tú, humilde como Dios», y pedirle esta gracia.”
Mes de diciembre
Servir, servir y servir
/Mantén vivo siempre en tus pensamientos la idea de que eres un servidor de los demás. Sirviendo a los demás con amor y alegría consolidas y aumentas la virtud de la Humildad. Recuerda que Dios “miró la pequeñez de su esclava” y “enaltece a los humildes de corazón”
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.