Lo que recordamos hoy Viernes Santo es la muestra y la lección más fuerte de ese amor de Jesús, amor a los demás, amor por nosotros, y amor por toda la humanidad

Este miércoles Santo estamos llamados a meditar en el contexto previo a la pasión. En el siervo de Dios y su fidelidad, pero también en cómo poder del mal se va instalando en las personas cuando cierran su corazón y desvían su atención hacia otros objetivos que no es el cumplimiento de la Voluntad de Dios.

Hoy la liturgia inicia con el cántico de Isaías en el que el Señor lo presenta como su siervo, el cual será ungido para ser luz para las naciones, pero como todo siervo, incomprendido y perseguido, lo que se complementa con el evangelio en que meditamos sobre el proceso de traicion que nos confronta con nuestra realidad.

Nos hemos olvidado de aquella invitación del inicio cuaresmal de trabajar espiritualmente para estrenar un corazón nuevo y un espíritu nuevo, el templo del Señor. En este Lunes Santo, las lecturas de la Palabra de Dios nos van a confrontar el dilema constante entre vivir o malvivir

La liturgia de hoy nos hace una invitación para que nos sintamos invitados a dejarnos envolver por el misterio de Dios que se nos irá revelando durante esta semana. En medio e esta pandemia, Jesús nos dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi Amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene”.

La liturgia nos continua guiando en el Camino Cuaresmal. El Papa Francisco, nos exhorte a que aunque estemos aislados, el pensamiento y el espíritu puedan llegar lejos con la creatividad del amor. Celebremos esta Semana Santa de una manera inusual… y en el silencio de nuestras ciudades resonará el evangelio de la Pascua como nos dice San Pablo 2 Cor 5, 15… En Jesús Resucitado, la vida ha vencido la muerte. Esta fe pascual nutre nuestra esperanza..