La alegría del nacimiento de Cristo tiene que ser una noticia de salvación para quienes se encuentran prisioneros por el pecado, la desesperación, la angustia, el temor y el miedo.

La liturgia nos plantea un reto importante: abrirnos al verdadero conocimiento de Jesús y como Simeon mostrar el Amor profundo de Dios.

Hoy la Iglesia celebra la festividad de los Santos Inocentes. Contemplando en este día el pesebre de Belén vemos como se cierne sobre Cristo la sombra de la cruz y la espada que traspasará el alma de la Virgen.

Hoy  se nos invita a señir nosotros nuestros corazones con valentía y alegria, y ser perseverantes en la misión que se nos ha encomendado, no importa las dificultades que tengamos y así, como San Esteban, demos testimonio real  del Amor que profesamos por Cristo.