En la liturgia de hoy, Dios nos trata como sus hijos, por eso nos corrige con amor, para que así podamos caminar por la senda de la fe y gozar de la alegría del encuentro con El.
La liturgia nos invita a tener fe, esa que nos lleva a no cansarnos, a no perder el ánimo; nos empuja a perder el miedo y a perseverar. A buscar al Señor y alabarlo.
Hoy la liturgia nos invita a practicar la perseverancia y la paciencia para como la semilla producir fruto y así ser colaboradores en la construcción del Reino de Dios.
Hoy en la liturgia, el Señor nos sigue motivando a interesarnos en su Palabra, la que aporta grandes enseñanzas a nuestra vida, entre ellas a ponernos en camino.