¿No es cierto que búsqueda del bienestar es el motor que guía nuestra existencia; y que sin él no habría razones para despertar cada mañana? Entonces, ¿ por qué a veces nos hemos sentimos complicados, abandonados o superados por lo que pasa? ¿Que hasta Dios se olvidó de nosotros?
Hoy es un día para confirmar que eso no es cierto. Que Dios se nos hizo tan cercano a nuestras vidas y eso porque comparte conmigo cada momento, cada situación.
Dios está tan cerca, que en su Madre lo podemos sentir. Porque ella, -nos dice el evangelio de Lucas- que enterada del embarazo de Isabel y ya en estado de buena esperanza, se pone inmediatamente en camino. Así se evidencia el dinamismo de la fe.
Miremos ahora a nuestro alrededor, mirémonos a nosotros mismos… vivimos en un mundo tan agitado, en momentos complejos para todos, pero donde ciertamente también encontramos signos de esperanza. Al descubrir y reconocer a María que sale a nuestro encuentro, camina a nuestro lado, podemos ver en el rostro materno de la Virgen la ternura de Dios que nos ama con amor de Madre.
Bendita eres entre todas las mujeres, le decimos en el Avemaría. El significado bíblico de dichoso se refiere al término bienaventurado, bendito, feliz. Según la biblia se le atribuye a la persona que cumple los mandatos y estatutos dados por Dios.
«¡Dichosa tú, que has creído!», exclama Isabel en una de las múltiples alabanzas que brotan espontáneamente de sus labios. Dichosa y feliz porque verdaderamente cree en Dios. María, plena de dicha y felicidad, es modelo de una fe madura, una fe que es asentimiento de la mente a lo que Dios revela, una fe que es adhesión cordial a Dios mismo, una fe que se transforma en acción decidida, según los designios manifestados por Dios. La fe de la Madre se expresa en la obras, en un “Sí” comprometido y sin reservas dado a Dios al servicio de sus designios reconciliadores.
Correctamente la Iglesia primitiva reconoció a María como la nueva Eva, como ‘la mujer de fe’ que reverso lo que Eva, en su duda, fallo por hacer. María confió en el verdadero Dios quien es amor omnipotente, para quien nada es imposible.
Es es mi mandamiento que os améis unos a otros como yo os he amado, nos dice Jn 15, 12-13
Poner nuestra confianza en Dios , como lo hizo María, nos dará el valor necesario para enfrentar los desafíos más complicados que pudieran presentarse en nuestra vida. Poner nuestra confianza en Dios nos puede ayudar también a solucionar aquellos desafíos que aún no nos decidimos a resolver. Y sobre todo nos ayudará, como María, a decir ese Sí” comprometido y sin reservas dado a Dios y al servicio de sus designios reconciliadores.
Los justos se regocijarán en el Señor y pondrán en él su confianza. ¡Todos los rectos de corazón lo alabarán! Salmo 64, 10
¡Dichosa Tú que has creído!
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia