Venerar al Sagrado Corazón de Jesús es participar en una gozosa unión con la pasión de nuestro Señor, donde no se puede hacer más que donarse, entregarse como ofrenda de salvación para el mundo.
La representación del Corazón de Jesús tal como la conocemos desde hace cuatro siglos es como se le mostró a Santa Margarita María de Alacoque. Se le aparece Jesús, nuestro Señor… su corazón se le sale del pecho, es un corazón que tiene la Cruz y del que sale fuego. El Corazón está rodeado por una corona de espinas, con una herida en el lateral, que es la herida de la lanzada
Celebrar el Corazón Jesús es, pues, celebrar la redención, nos explica San Juan Pablo II “Es celebrar el amor y responder al amor amando, a ese Amor que tantas veces no es amado. “El corazón habla al corazón”, afirma a este respecto el beato Juan Pablo II, en referencia a la devoción al Corazón de Jesús como expresión y coloquio de amor. Celebrar el corazón de Jesús es celebrar el sacramento del amor salvífico del Padre. Y es que como se reza en el prefacio de la Misa del Sagrado Corazón, Jesús, “elevado sobre la cruz, hizo que de la herida de su costado brotaran, con el agua y la sangre, los sacramentos de la Iglesia: para que así, acercándose al corazón abierto del Salvador, todos puedan beber con gozo de las fuentes de la salvación”.
El Corazón de Cristo es el Corazón de la Misericordia del Padre. Un corazón de misericordia es el corazón de Cristo. El corazón de Cristo es un corazón que mana, que palpita, un corazón paciente, un corazón que ama, que perdona, que te conoce y te acoge siempre. Es un corazón que llora, que acompaña, que mira, que lucha, que salva, que muestra su herida, un corazón siempre solidario con las heridas de los demás. Un corazón que sana y en cuyas cicatrices están todas nuestras cicatrices del cuerpo y del alma. Es el corazón de Cristo, corazón del Evangelio, corazón de misericordia. “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso”.
Con esta certeza de la importancia del Amor, continuamos nuestra reflexión con el libro de Anselm Grüm, El Amor que Sana en la que el autor en el apartado “El Amor no pasa nunca, afirma que Pablo retoma las consideraciones que ha hecho sobre el amor en las frases condicionales introductoras, en las que expuso que el saber y el don de predicción no son nada sin amor. Ahora hace hincapié en que únicamente el amor permanece. El amor no es solo carisma, no es solo don de la gracia de Dios sino “manifestación de lo eterno en el tiempo”, mientras que el saber y el don de profesión son “manifestación del Espíritu en la forma de lo provisional”. Los dones de las gracias se nos regalan únicamente como consuelo para el tiempo de la espera en la venida de Jesús (1Cor 1, 6-7)…
El saber y el don de profecía rellena solo un aspecto de Dios. El amor, sin embargo, nos introduce en el mismo Dios…
Aunque estas experiencias extáticas nos remiten a Dios, no nos hacen participes de Dios. Esto solo puede hacerlo el amor, que se ha de acredita precisamente en la trivialidad y la banalidad de nuestra vida diaria.
Si en medio de nuestra existencia cotidiana vivimos del amor que Dios nos regala, participamos de Dios. Y este ser participes de Dios llegará a su perfección cuando Cristo se revele en su gloria… El nos consuma en la muerte de un modo que hasta ese momento no era posible. Nos regla la unidad consigo mismo y en esta unidad, nos conoce la perfección del amor. El amor se consuma en la muerte… En la muerte, el amor se transforma también en conocimiento pleno de Dios.
Te propongo que el día de hoy le dediques una oración especial. Que en lugar de pedirle, le des gracias y en lugar de hablar de tus heridas, consueles a este corazón que arde de amor por ti.
Oremos
Santo Corazón de Jesús, Dulce Santuario de descanso,
dame paz a mi alma y calma mi espíritu,
en especial en cuanto (mencionar petición).
Prometo poner todas mi preocupaciones y miedos
en las heridas de tu Sagrado Corazón,
para que sean atendidos por Ti según tu Voluntad,
que solo me desea lo mejor y el mayor bien.
Solo Tu Amor basta, y me rindo ante este;
me aferro a la esperanza de tener
una respuesta tuya,
y de tener el cumplimiento
de todas tus promesas”.
¡Sagrado Corazón de Jesús, fuente del amor supremo, en vos confía mi alma. Amén!
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.