JMuchas veces hemos oído que María es el modelo de mujer orante, y que intercesión suya obtenemos muchas gracias de Dios. Pero, ¿qué es la oración? ¿Cómo se hace oración? ¿De qué modo nos puede ayudar María a orar?
Comentábamos en la reflexión de La Eucaristía y el Espíritu Santo la definición que nos da el Papa Francisco: “Qué es realmente la oración? Esta es sobre todo diálogo, relación personal con Dios. Y el hombre ha sido creado como ser en relación personal con Dios que encuentra su plena realización solamente en el encuentro con su creador. El camino de la vida es hacia el encuentro definitivo con Dios. El libro del Génesis afirma que el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, el cual es Padre e Hijo y Espíritu Santo, una relación perfecta de amor que es unidad. De esto podemos comprender que todos nosotros hemos sido creados para entrar en una relación perfecta de amor, en un continuo donarnos y recibirnos para poder encontrar así la plenitud de nuestro ser.. .”
“La oración, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica # 534, es la elevación del alma a Dios o la petición al Señor de bienes conformes a su voluntad. La oración es siempre un don de Dios que sale al encuentro del hombre. La oración cristiana es relación personal y viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo, que habita en sus corazones.”
Y en el # 541, nos dice “La oración no es éxtasis con elevaciones, o repetición rutinaria y distraída de palabras, sin decirlas desde el corazón. La oración es dejar que el corazón llegue a Dios. Es un encuentro entre un hijo y un Padre. La oración es acudir a quien puede remediar nuestras necesidades, y confiar plenamente en Él. Pero no basta sólo pedir; la oración debe ser un diálogo. A Dios le encanta que le platiquemos cómo nos ha ido en el día. La oración más sencilla, la que nace de un corazón humilde, es la que más agrada a Dios. La oración es un encuentro con Dios, con su amor y su misericordia.
En Jesús encontramos un corazón repleto de amor, que busca encontrarse con su Padre en la oración. Pero, «¿De quién aprendió Jesús a orar? Conforme a su corazón de hombre, Jesús aprendió a orar de su madre”
Sí. En María, su madre, Jesús encontró una maestra de oración. Ella siempre estuvo en un continuo diálogo con Dios y en una actitud de escucha; por eso pudo escuchar la voz del ángel. La oración de María era un encuentro con Dios en su corazón. María vivía en oración porque vivía con Cristo, platicaba con Él con la más grande naturalidad y cariño.
Maria, nos dice el padre Santiago Martin en el folleto Maria Camino de Perfección, dedicaba, no me cabe duda, un tiempo cotidiano a rezar, a leer los salmos quizá, a meditar sobre la Palabra de Dios, a estar en contemplación de las misericordias divinas.
María era una muchacha inmersa en su pueblo de Israel, escuchaba la Palabra de Dios en la sinagoga como los demás, pero ella hacía mucho más que esto: meditaba, reflexionaba, recapacitaba profundamente la Palabra en su interior. Era una joven tremendamente contemplativa, y esto la llevó a un auténtico crecimiento en la fe, la preparó para responder al proyecto que Dios tenía sobre ella.
Orar en María es aprender a orar con su mismo corazón, con sus mismas palabras y con sus mismas actitudes. Maria, afirma también el padre Martin, vivía toda la jornada en unión con Dios. Cada vez que hacia algo fácil o difícil, el “por ti, Señor”, aparecía continuamente en sus labios porque antes había brotado de su corazón . Maria estaba permanentemente “en Dios” porque hasta las cosas “por Dios” y porque llevaba las cruces “con Dios”
La Virgen fue la primera que abrió su alma para acoger a Dios que se le dio en su Palabra (cf. Lc 1, 26-35). Ella vivía en una constante actitud de escucha. Estaba, como la mayoría de las mujeres de su tiempo, a la espera del Mesías con un corazón abierto a recibirlo. Nosotros en nuestra vida de oración también estamos llenos de la presencia de Dios; llenos de gracia. Esa debe ser nuestra alegría. Por lo que, aprender de María a escuchar a Palabra de Dios es aprender de ella también a vivir en la alegría de los hijos de Dios. A pronunciar con gozo el Magníficat (Lc 1, 46-55) porque el Señor se ha fijado en nosotros para hacer en nosotros su morada.
La respuesta de María a la Palabra de Dios nos lleva a reflexionar en el modo en que Dios pudo actuar en ella por la apertura de su alma, por su acogida. Saber que en la Virgen el Señor actuó así es estar cierto que actuará así también con nosotros si sabemos acogerlo con confianza como lo hizo ella
Virgen Madre, al haberse dejado penetrar por el Espíritu Santo vivía guiada por Él. Fue la razón de ser de la existencia de María. Toda su vida tuvo sentido gracias a la acción del Espíritu Santo. Ella estaba cubierta por el Espíritu dejándose guiar por Él y llena de sus dones y sus frutos. Las palabras del ángel: “el Espíritu Santo vendrá? sobre ti” (Lc 1, 35) fueron una constante en Mari?a. Así debemos de aprender de ella. Dejar que el Espíritu Santo simplemente habite en nosotros y realice la obra que le ha encomendado el Padre.
Para imitar a Maria, modelo de oración debemos como nos a la oración y a la conversión en sus apariciones . Eso nos lleva a ser como ella, una mujer Orante, una mujer hecha oración, alguien que supo estar todo el día alabando a su Señor, dándole gracia, luchando y trabajando por El, haciéndolo todo por El, con El, pues solo así pudo estar, de verdad y en plenitud en El.
Por Cristo, con El, y en El, si y por siempre, por los siglos de los siglos. Y también , si y siempre si, como Maria, concluye el padre Santiago Martin.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
- Folleto Maria Camino de Perfección. PadreSantiago Martin
- Catecismo de la Iglesia Católica
- https://es.catholic.net/op/articulos/68992/cat/1254/orar-en-maria.html#modal
- http://clarisasreus.blogspot.com/2011/02/maria-modelo-de-oracion.html
- http://mallinista.blogspot.com/2012/12/maria-modelo-de-oracion.html