https://youtu.be/VvPGnCoV3_M
- Jo 55, 10-11
- Sal 33
- Mt 6, 7-15
Siguiendo este tiempo de Adviento la liturgia de hoy nos hace un llamado personal, al arrepentimiento y la conversión para seguir los pasos de Jesús y dejar una buena huella.
Quisiera iniciar la reflexión de hoy con el Salmo: “Un corazón contrito te presento, y a un corazón contrito, tu nunca lo desprecias.
Cuando nos acercamos al sacramento de la Reconciliación uno de los actos que debemos practicar es la contrición de los pecados.
En este tiempo de conversión y arrepentimiento, como creyentes buscamos acudir a recibir este sacramento, pero lo que muchos no sabemos, es que te conviertes de verdad el día en que experimentas como Pedro las lágrimas de la contrición, en que tu corazón es literalmente triturado, es decir hecho pedazos por la revelación del amor de Dios. Puedes estar atormentado por el deseo de seguir a Cristo más de cerca o por el de salir del pecado que te oprime, pero no por ello tienes el sentimiento de tu pecado. Todo esto puede alimentar tu arrepentimiento pero la contrición es en verdad otra cosa: es el fruto de un don maravilloso que Dios te ofrece purificándote por la sangre de Cristo en el sacramento de la penitencia.
Entonces debes tener el corazón triturado, roto, como David después de su pecado, lo que es una cosa muy distinta de la evidencia de tu pecado, o el deseo de amar a Cristo, y de otros sentimientos que nacen del fondo de tu corazón.
La contrición, “es la desgarradora revelación (normalmente ofrecida a través del espectáculo de Cristo en cruz) del Amor infinito de Dios para con nosotros y de la crueldad sin nombre de nuestra indiferencia para con él”. (M. D. Molinié).
No te puedes procurar por ti mismo esta bienaventuranza de las lágrimas, sería un sentimiento forzado y ficticio. Para que sea verdadero, suplica al Señor que “arranque de tu corazón de piedra las lágrimas de la contrición”.
Puedes repetir toda tu vida esta oración que conservará siempre su verdad. La verdadera compunción es obra de la gracia y por lo tanto de la oración, nace del descubrimiento de Alguien. Dios presente que te llama. Este encuentro cambiará totalmente tu vida y dará un sentido nuevo a tu existencia. La lucidez cristiana es el fruto del conocimiento del Dios vivo.
De esto se deriva la principal lección de la primera lectura; los hombres tenemos una gran suerte, la gran suerte de tener a Dios que cuando acudimos a él con el corazón arrepentido siempre nos perdona. Dios siempre está un escalón, mejor dicho, muchos escalones por encima de la raza humana, también en lo tocante al perdón.
Entre nosotros, hay hombres que no perdonan a otros hombres. No son capaces de perdonar una ofensa, según ellos, una gran ofensa, recibida por alguno de sus semejantes. En su corazón se anida el no perdón, el rencor, el odio. No ven que tenemos un Dios que no se asemeja a ellos; nuestro Dios siempre perdona, siempre ofrece su perdón a un corazón arrepentido.
El Señor nos muestra, a través de la actitud del rey de Nínive, lo que significa e implica el convertirse de corazón. Al leer el pasaje vemos cómo lo primero que hace el rey es, “levantarse de su trono y sentarse sobre cenizas”.
Con este signo reconoce que él no es Dios, y que su vida (y en este caso, incluso su reino) debe ser dirigida por el único Rey: Dios mismo. Esta actitud del rey debe servirnos de ejemplo y dejar que Dios se siente en el trono de nuestro corazón. Esto implica reconocer que su Palabra es la única que debe regir nuestra vida, lo cual no podrá ser realidad si no tenemos contacto con la Sagrada Escritura.
Nos explica el texto del Evangelio el Papa Francisco y afirma “el verdadero signo de Jonás es aquél que nos da la confianza de estar salvados por la sangre de Cristo. Hay muchos cristianos que piensan que están salvados sólo por lo que hacen, por sus obras. Las obras son necesarias, pero son una consecuencia, una respuesta a ese amor misericordioso que nos salva». Las obras solas, sin este amor misericordioso, no son suficientes”.
Jesús nos dice que la señal que dará a la “generación malvada” será Él mismo, como la “señal de Jonás” (cf. Lc 11,30). De la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos —y, así, salvar la vida de la tripulación—, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba (cf. Mt 12,40).
La señal que Jesús dará a los “malvados” de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.
Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días Nínive será destruida» (Jon 3,4) advierte a los ninivitas paganos, éstos se convierten, pues todos ellos —desde el rey hasta niños y animales— se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a alguien “mucho más grande que Jonás” (cf. Lc 11,32) predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser igualmente exhaustiva.
Jesús es claro con los judíos: «aquí hay uno que es más que Jonás»
Y yo, ¿soy claro con Jesús, soy claro conmigo mismo, soy claro con los demás?
¿Quién es Jesús para mí? ¿Qué testimonio doy de Jesús?
Bibliografía:
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://es.catholic.net/op/articulos/15710/20-dios-no-desprecia-un-corazn-contrito.html#modal
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/09/miercoles-9-de-marzo-de-2022-mas-que-jonas/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.