https://youtu.be/aeBy4Z6mW7E?si=iykuy0_TaomWlXv9
- 1 Re 11, 4-13
- Sal 105
- Mc 2, 24-30
Hoy la liturgia nos invita a reflexionar sobre la convicción de permanecer firmes en la fe, confiando en su Misericordia y manteniendo nuestra esperanza a pesar de cualquier contratiempo o tentación que se nos presente.
Dos imágenes» para una verdad: pecadores sí, corruptos no. De este riesgo el Papa Francisco alertó, dos figuras emblemáticas de las Escrituras —el rey Salomón y la mujer que invoca la intervención de Jesús para curar a la hija endemoniada— el Pontífice quiso alentar el camino de quienes, silenciosamente, van cada día en búsqueda del Señor, pasando de la idolatría a la fe auténtica…
Es, en esencia, la historia de una madre que «se había expuesto al riesgo de hacer un mal papel, pero insistió» por amor a su hija. Viniendo «del paganismo y de la idolatría, encontró la salud para su hija»; y para sí misma «encontró al Dios viviente». Su camino, explicó el Papa, «es el camino de una persona de buena voluntad que busca a Dios y lo encuentra». Por su fe «el Señor la bendice». Pero es también la historia de mucha gente que aún hoy «recorre este camino». Y «el Señor espera» a estas personas, movidas por el Espíritu Santo. «Cada día en la Iglesia del Señor hay personas que recorren este camino, silenciosamente, para encontrar al Señor», precisamente «porque se dejan conducir por el Espíritu Santo».
Sin embargo, advirtió el Pontífice, está «el camino contrario», representado por la imagen de Salomón, «el hombre más sabio de la tierra, con muchas bendiciones, enormes, grandes; con la herencia de su patria unida, esta unión que había construido su padre David». El rey Salomón tenía «una fama universal». Y era también «un creyente en Dios». ¿Pero por qué perdió la fe? La respuesta está en el pasaje bíblico: «Sus mujeres le hicieron desviar el corazón para seguir a otros dioses y su corazón no permaneció íntegro con el Señor, su Dios, como el corazón de David, su padre»…
¿Qué nos enseñan estos textos?
Tratemos de pensar en nosotros mismos como “pequeños salomones”. ¿Acaso no nos desviamos de los mandatos del Señor al menor empujón que sintamos? Ciertamente dejamos mucho que desear en cuanto a fidelidad a Dios.
Dios nos ha dejado dos sencillos mandatos: ”Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. No parece una orden difícil de cumplir, pero con demasiada frecuencia la incumplimos. El amor al prójimo termina siendo el caballo de batalla para todos nosotros. Sí, decimos amar al prójimo, pero ¿Cuánto y hasta dónde? Puede que nos cueste tanto amar al prójimo sin límites, que nos vayamos corriendo tras otros dioses que parecen menos exigentes o más divertidos.
El ídolo dinero, el ídolo poder, la soberbia y la avaricia en definitiva, tratan de obligarnos a alejarnos del Dios bueno, fuente de amor y generosidad, y no pocas veces lo consiguen. ¿Hacía donde caminamos cada uno de nosotros en este tiempo que nos toca vivir?, ¿Respetamos siempre el derecho y practicamos la justicia?, ¿O qué hacemos?
El texto del evangelio nos lleva a meditar en que una de las cosas más difíciles a la hora de hacer oración es tomar conciencia de que estamos delante de Dios. No es una mujer que se dirige a la oración para cumplir una obligación o como un acto rutinario. Se echó a los pies porque tenía claro con quien hablaba. A veces puede suceder que toda nuestra oración, el tiempo que le tengamos asignado, se agote en esa lucha por ponernos en presencia de Dios. La sirofenicia lo hace de golpe, porque su fe es muy grande, y reconoce la divinidad de Cristo oculta tras su humanidad.
“Dichosos los que cumplen la ley y Olán siempre conforme a la justicia,” nos dice le Salmista.
Queremos que tu palabra nos guíe e impulse. ¡Dame Señor la fe de esta mujer cada vez que me ponga ante ti para rezar! ¡Que mi corazón se arrastre por el suelo ante tu presencia, para que de mi boca salgan palabras verdaderas y actos coherentes con lo que predicamos.
Concluyó el Pontifice: “…hagamos el camino de la mujer cananea, de esa mujer pagana, acogiendo la Palabra de Dios que fue sembrada en nosotros y que nos conducirá a la salvación». Precisamente la Palabra de Dios, que es «poderosa, nos custodie en este camino y no permita que acabemos en la corrupción y ésta nos lleve a la idolatría”
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2024/02/08/la-fuerza-de-la-humildad/
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2014/documents/papa-francesco_20140213_rey-mujer.html
Palabra de Vida Mes de Febrero 2024. “Hagan todo con Amor” (1 Cor 16, 14) https://www.focolare.org
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2024.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.