https://youtu.be/V4H6gyD8qI4
- Gen 1, 1-19
- Sal 103
- Mc 6, 53-56
“¡Qué numerosa son tus obras, Señor y todas las hiciste con maestría!”, nos dice el Salmista hoy en la liturgia. Y esta frase resume el mensaje que los textos nos quieren dejar en el corazón.
El texto del Génesis, no busca darnos datos precisos, ni históricos de cómo se realizó la creación del universo, sino simplemente hacernos conscientes de que todo es obra de Dios, que él, por los medios y tiempos que le parecieron mejores, creó y dio forma a todo cuanto existe. Es la invitación a creer en el Dios omnipotente y excelso a cuya voz todo tomó forma y figura.
Con su lenguaje típico y poético, entre las lecturas de hoy y de mañana, nos asegura que Dios es el Creador del cielo y la tierra, de todos sus habitantes y, por supuesto, del hombre.
No podemos olvidar la grandísima importancia que tiene el hecho de que Dios, que no necesitaba nada, que era el Todo, decidiera crear, por amor. ¡De ahí parte todo! Podríamos no existir y… ¡existimos! Tener esa conciencia ayuda para vivir la vida como un don, como un regalo, como le gusta repetir a un sacerdote amigo mío: «La vida es un regalo, no un problema».
Y en el Evangelio, vemos el magnífico “poder del contacto” con la persona de Nuestro Señor: «Colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados» (Mc 6,56). El más mínimo contacto físico puede obrar milagros para aquellos que se acercan a Cristo con fe. Su poder de curar desborda desde su corazón amoroso y se extiende incluso a sus vestidos. Ambos, su capacidad y su deseo pleno de curar, son abundantes y de fácil acceso.
Este pasaje puede ayudarnos a meditar cómo estamos recibiendo a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. ¿Comulgamos con la fe de que este contacto con Cristo puede obrar milagros en nuestras vidas? Más que un simple tocar «la orla de su manto», nosotros recibimos realmente el Cuerpo de Cristo en nuestros cuerpos. Más que una simple curación de nuestras enfermedades físicas, la Comunión sana nuestras almas y les garantiza la participación en la propia vida de Dios.
Nos explica el Papa Francisco que “la palabra que nos ayudará a entrar en el misterio de Cristo es cercanía. Un hombre pecó y un hombre nos salvó. ¡Es el Dios que está cerca! Cerca de nosotros, de nuestra historia. Desde el primer momento, cuando eligió a nuestro padre Abraham, caminó con su pueblo. Y esto también se ve con Jesús que hace un trabajo de artesano, de trabajador.”
Dios se involucra, se mete en nuestras miserias, se acerca a nuestras heridas y las cura con sus manos, y para tener manos se hizo hombre. Es un trabajo de Jesús, personal. Un hombre trajo el pecado, un hombre viene a sanarlo. Cercanía. Dios no nos salva solo por un decreto o una ley; nos salva con ternura, con caricias, nos salva con su vida, por nosotros.
Bien sabemos que entonces y ahora Jesús no busca solo la curación de los enfermos de sus dolencias físicas. Busca, ante todo, para que sus oyentes “tengan vida y vida en abundancia”, que acepten su evangelio, su buena noticia, cuyo núcleo está en el reino de Dios. Busca que sus oyentes acepten a Dios como Padre y Rey y Señor de sus vidas. Que le dejen reinar en sus corazones para que guíe todos sus pasos.
De esta manera, nuestro corazón irá al ritmo del corazón de Jesús, y tendremos sus mismos sentimientos y sus mismas actitudes. Es el milagro de la transformación del hombre viejo al hombre nuevo. Cristo nos hace vivir mejor.
Acerquémonos con confianza al Dios de la misericordia. Nadie que se acercó a él regresó con las manos vacías: ni paganos, ni judíos, ni justos ni pecadores, ni buenos, ni malos. El amor de Dios es para todos porque quiere que todos sean para el amor.
Terminemos también con el Salmista, diciendo “Bendice al Señor, alma mía. Señor,”qué grandes son tus obras, grandes son tus maravillas; con tu palabra has creado y dado orden a todo cuanto existe, y en tu infinita bondad me has dado vida, soy hechura de tus dedos. No permitas, Dios mío, que pierda mi capacidad de asombro ante las cosas que parecen ordinarias, como el amanecer, o la cantidad de estrellas en el firmamento, porque todo lo haces nuevo cada mañana, así te pareció bien.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://es.catholic.net/op/articulos/12869/todos-reconocen-a-jess.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=06-02-2023.
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/02/06/que-exista-la-luz/
Palabra de Vida Mes de Febrero 2023
Tú eres el Dios que me ve” (cf. Génesis 16, 13) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/PV-02-2023_doble.doc
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.