Liturgia del 5 de junio 2020.Permanecer firme en lo que has aprendido y se te ha confiado.
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?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
2 Tim 3, 10-17
Sal 118
Mc 12, 35-37
El texto de la primera lectura, nos recomienda también a nosotros sí hemos decidido seguir los pasos del Señor , a permanecer firmes en “lo que has aprendido y se te ha confiado”. Este debe ser siempre nuestro punto fuerte, permanecer en el seguimiento de Jesús, permanecer en vivir el evangelio que él nos enseñó. Es el camino “que conduce a la salvación”, a encontrar el sentido y la alegría de vivir. Para esto nada mejor que leer cada día y adentrase en la Escritura donde ni más ni menos nos habla el mismo Dios. Es palabra “inspirada por Dios” para “enseñar, reprender, corregir, educar en la virtud”.
Nos recuerda que como a él le ha ocurrido, todo “el que se proponga vivir como buen cristiano será perseguido”. El evangelio será siempre “un signo de contradicción”. Algunos, en cualquier época, lo aceptarán con emoción y profunda alegría y otros, en cambio, lo rechazarán de diversas maneras, desde la persecución al evangelizador o desde la intensa indiferencia y menosprecio.
También, nos llama a reconocer, nos dice el Padre Yepes en el audio, a reconocer que …”Toda Escritura es inspirada por Dios y además útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.
Es por eso necesario, vivir en constante lectura, meditación y formación de la Palabra de Dios. En ella, bajo la guía del Espíritu Santo, encontramos lo necesario para enseñar al que no sabe, reprender y corregir al que está equivocado y cumplir la misión que Dios nos tiene encomendada.
También meditando en el evangelio logramos captar la importancia de la escucha y el estudio de la Palabra, pues nos damos cuenta como Jesús, en el templo, corazón de la religión judía, apelando a la Escrituras, les hace comprender a los judíos que el Mesías, el Hijo de Dios, no puede ser simplemente hijo del rey David, pues éste le llama “mi Señor”, por lo tanto, Jesús pone de manifiesto no solo que él es el Mesías el Hijo de Dios, sino que además no lo será al estilo que ellos esperaban, un Mesías con poder para restaurar todo, lo social, lo político y lo religioso.
Y la multitud lo escuchaba con agrado pues en sus palabras se revela un rostro que habla de Dios de manera diferente; escuchaban atónitos al descubrirse amados por Dios.
Así nos habla siempre Jesús, con palabra sencillas que todos entienden pues llegan al corazón. Palabras que despiertan, que nos abren los ojos para ver las cosas de otro modo, a la manera de Dios.
Nuestra fe no se entiende sin su “ración” diaria de la “Palabra”; nos desorientamos sino estamos atentos a los labios de nuestro Dios; nos perdemos lo mejor de la vida sino gustamos la Palabra, si no la hacemos nuestras y dejamos que sea ella la que evangelice nuestro corazón para que después, la podamos llevar no solo con los labios, sino con el ejemplo de nuestra vida a los demás. Que al final es la palabra que convence, la avalada por tu vida.
El Salmista nos insta a ello: “Muchos son los enemigos que me persiguen, pero yo no me aparto de tus preceptos. El compendio de tu palabra es la verdad, y tus justos juicios son eternos. Los nobles me perseguían sin motivo, pero mi corazón respetaba tus palabras. Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar. Aguardo tu salvación, Señor, y cumplo tus mandatos. Guardo tus preceptos y tus mandatos, y tú tienes presentes mis caminos.”
El Papa Francisco, nos dice: …”Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad, que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida”.
Palabra de Vida Mes de junio
«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado» (Mt 10, 40)
Acoger al otro, al distinto a nosotros, es la base del amor cristiano. Es el punto de partida, el primer peldaño para construir esa civilización del amor, esa cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy. https://www.focolare.org/espana/es/news/2020/05/30/junio-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, / Junio 2020 “Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.