https://youtu.be/QAveQRBTHLk
- Hab 1, 2-3; 2, 2-4
- Sal 94
- 2 Tim 1, 6-8. 13-14
- Lc 17, 5-10
Hoy día del Señor les invito a acudir y a vivir la Eucaristía. Ayer aproveché la oportunidad que el cine nos proporciona para crecer y fuí a la presentacíón que Cinemark no ofrece en la película denominada El Beso de Dios, y me convencí que realmente Dios ha sido grande conmigo al llamar a mi corazón en los tiempos en que yo como algunos pensaba que la Misa era aburrida, era la misma cosa siempre y decidí estudiar y formarme y luego como dice Pablo hoy, en mi caso, tratar de “cumplir la misión de transmitir la fe”.
Les invito a cada uno de ustedes que están leyendo esta publicación, no se pierdan el tesoro de esta película.
Bien, la liturgia hoy nos invita a vivir por la fe; a reflexionar cómo con mucha facilidad se nos olvida que Dios siempre toma la iniciativa para darnos más de lo que merecemos o imaginamos. Que el conoce las circunstancias de nuestra vida y en ellas se manifiesta, si se lo permitimos y entonces tendremos la fuerza que necesitamos para crecer en confianza y abandono.
En la Oración Colecta, oración para presentar nuestras intenciones, el Señor nos muestra cómo su amor desborda nuestros méritos y deseos, y entonces le pedimos que libre nuestra conciencia de toda inquietud y nos conceda aquello que no nos atrevemos a pedir.
En la primera lectura Habacuc, ante la expresión clara y dramática de su sufrimiento. El Señor lo invita a la confianza y la paciencia, habla de la liberación ya cercana.
El texto expresa los sentimientos que ayer y hoy muchas veces surgen en nuestro corazón. Contrastar la realidad desde la óptica de la fe nos lleva a cuestionarnos. La realidad se nos presenta desafiante. Frente a las preguntas del profeta, Dios le pide que escriba para hacer memoria y recordar su forma de actuar.
También hoy enfrentamos muchas dificultades en la vida. Dios nunca nos deja. Son en esos momentos cuando más surgen signos de su presencia y acción. “Es todavía una visión lejana, pero viene corriendo y no fallará”. Es necesario volver a recordar en lo más profundo de nuestro corazón que Dios no permanece nunca indiferente frente al sufrimiento y el dolor, por eso el verdadero creyente pone en Dios su confianza porque sabe que el amor nunca defrauda.
Con el Salmo decimos “Señor, que no seamos sordos a tu voz. Con ello nos recuerda que el abandono en las manos de Dios, es una experiencia que debemos renovar cada día, pues es necesario no endurecer el corazón porque es así como podemos percibir la voz de Dios en medio de tantas voces de alrededor. Es renovar la relación de intimidad que nos lleva a la alabanza y la gratitud por su presencia en medio de nuestra tierra.
En el texto de Timoteo hemos leído que debemos dar testimonio “de la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús”. Sin duda alguna, la experiencia de la fe siempre es dinámica y nos lleva a salir de nuestro estado de confort y pasividad, es por eso importante vivir cada día con confianza en el Señor y la Virgen María, con la fuerza del Espíritu que nos permite afrontar los desafíos que la vida nos pone delante.
El evangelio, nos debe llevar a meditar sobre qué es la fe. Nadie como Jesús, el maestro, nos lo ha sabido explicar.
Afirma el Papa Francisco. “Jesús quiere dejar claro que, aunque la fe sea tan pequeña como un grano de mostaza, tiene la fuerza de arrancar incluso una morera (un árbol), y luego de trasplantarla al mar, lo cual es algo aún más improbable: pero nada es imposible para los que tienen fe, porque no confían en sus propias fuerzas, sino en Dios, que todo lo puede. La fe comparada con el grano de mostaza es una fe que no es orgullosa ni segura de sí misma; y no pretende ser la de un gran creyente. Es una fe que en su humildad siente una gran necesidad de Dios y en su pequeñez se abandona con total confianza a Dios”
La fe es a la vez lo más pequeño, como un grano de mostaza; y lo más grande, como un árbol que da cobijo a las aves en sus ramas.
Por eso entre una persona con fe y otra sin fe, exteriormente no encontramos diferencias pero interiormente se trata de dos visiones de la realidad completamente distintas.
La fe es hermana y pertenece al mismo ámbito que la duda. Por eso se manifiesta precisamente en los momentos en los que hay que dar un paso en confianza. Si tuviéramos que describir visualmente lo que estamos, intentando decir, imaginemos una persona que repite una y otra vez: “ no, no, esto es imposible”. Y a otra, que por el contrario, afirma: “ esto es imposible para mí, pero nada es imposible para Dios“. Esta es la diferencia y en algunos casos, algo tan pequeño supone mucho, por no decirlo que representa un mundo. Por ejemplo pensar: “esta enfermedad no tiene cura” o “no conocemos cura para esta enfermedad, pero sabemos que hay un médico que sí la conoce”. La diferencia es radical; en el segundo caso existe una esperanza de curación.
Así aparece la fe en el evangelio. La fe de María: ser virgen y madre, engendrar en su carne al hijo de Dios. Todo esto es imposible, pero nada es imposible para Dios.
Y así tantos otros ejemplos, en los que aparece descaradamente la distancia entre lo que el hombre puede por sí mismo, y lo que sucede cuando obedece y confía en Dios. Como sentencia la primera lectura de hoy: “el justo vive la fe“.
Por eso se entiende que Jesús exponga a continuación esta parábola del siervo, que al final de la jornada se limita a reconocerse como un siervo inútil, a quien no hay que agradecerle lo que hace, porque simplemente ha hecho lo que tenía que hacer.
Eso es lo que somos los creyentes. No tenemos ningún mérito porque todo el mérito es de Dios. Solo podemos contar en nuestra haber el hecho de confiar y, a Dios dejarle hacer, dejarle obrar.
Dejemos de querer ser quienes modelan su propia vida y pretenden ser los únicos autores de su historia. Dejemos a Dios ser dios y disfrutemos de nuestra condición de criaturas. Pongámonos confiadamente en sus manos y consintamos su acción en nosotros, él nos llevará a una plenitud insospechada. Y al final de nuestros días, como Jesús, podremos descansar en paz musitando con nuestros labios un “todo se ha cumplido” y un “a tus manos señor encomiendo mi espíritu”.
“Cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: No somos más que siervos, solo hemos hecho lo que teníamos que hacer” El Evangelio insiste siempre en el espíritu de servicio. Debemos vivir toda la vida cristiana con sentido de servicio sin creer que estamos haciendo algo extraordinario. Toda la vida familiar, profesional y social —en el mundo político, económico, etc.— ha de estar impregnada de este espíritu. «Para servir, servir», afirmaba san Josemaría Escrivá; él quería dar a entender que para “ser útil” es preciso vivir una vida de servicio generoso sin buscar honores, glorias humanas o aplausos.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- PildorasdeFe.Com
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/10/02/dejar-a-dios-ser-dios/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
Palabra de Vida Mes de Octubre 2022
“Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza».2 Tim 1,7 https://ciudadnueva.com.ar/octubre-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.