https://youtu.be/9E8mgEudNms
- Lev 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34-37
- Sal 80
- Mt 13, 54-58
Hoy la liturgia hace énfasis en dos puntos esenciales para nuestro crecimiento espiritual orar y amar.
Dios, que nos ha creado, sabe de la necesidad del hombre de relacionarse con Dios y con sus hermanos. El texto del Levítico, nos ilustra cómo, ya desde el AT, el pueblo de Israel se reunía en Asamblea Litúrgica para darle culto a Dios como comunidad. Dentro de todo lo que podríamos hoy revisar sobre este pasaje y este tema, centremos nuestra atención sobre los elementos esenciales de esta participación litúrgica:
- El primer elemento es que se trata de una FIESTA, es un día de alegría en la que se reúne el pueblo de Dios en su presencia;
- el motivo de esta fiesta es DARLE GLORIA, reconociendo con ello que es Dios, y al mismo tiempo que nosotros le amamos;
- es por ello UN DÍA DEDICADO AL SEÑOR, en el que no se dedica tiempo a actividades serviles (trabajar). Es un día para orar y para convivir como comunidad (diríamos como familia);
- finalmente, es el día de presentar nuestro trabajo, nuestro esfuerzo de la semana al Señor, simbolizado en la ofrenda que damos al estar reunidos en comunidad.
Esto es precisamente nuestro Domingo, este es el sentido profundo de nuestra celebración Eucarística en la cual damos gloria al Señor, pero es también el día de la Familia, es el día del amor, es para nosotros los cristianos la fiesta de la resurrección de Cristo y por ende la fiesta de nuestra salvación.
Les comparto esta bella analogía que hace el Papa Francisco con respecto a la sabiduría de Jesús de la que hacen comidilla en la sinagoga: “San José se merece todo nuestro reconocimiento y nuestra devoción por el modo en que supo custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús. Ser custodio es la característica de san José: en su gran misión, ser custodio. Miremos a José como el modelo del educador, que custodia y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento “en sabiduría, edad y gracia”, como dice el Evangelio. Él no era el padre de Jesús: el padre de Jesús era Dios, pero él hacía de papá de Jesús, hacía de padre de Jesús para ayudarle a crecer. ¿Cómo le ayudó a crecer? En sabiduría, edad y gracia.”
Qué difícil nos resulta admitir todo lo bueno de los demás, y más aun cuando el hacerlo puede dejar en evidencia nuestra ignorancia.
Algo muy similar le ocurrió al Santo Cura de Ars; Juan Mª Vianney, a quien recordamos hoy. Una persona de extracción muy humilde y de muy limitada formación, pues le costó mucho progresar en sus estudios, pero que desde que se tuvo que poner al frente de su parroquia en la aldea de Ars, con su ejemplo, humildad y, sobre todo, con sus sabios consejos y guía en el sacramento de la Reconciliación, sus feligreses vieron en él un inigualable Maestro Espiritual.
También tuvo que soportar la incomprensión de algunos parroquianos y otros sacerdotes de la diócesis, llegando a desprestigiarlo, pero Dios estaba con él y gracias a su entrega y sabios consejos se convirtió en auténtico “Padre Espiritual” de gente de toda clase y condición, e incluso, de otros clérigos y magistrados de la Iglesia, y hoy es venerado como Patrón de los sacerdotes con cura de almas de toda la Iglesia Universal.
Jesús como hemos podido apreciar, conocía bien a aquellos que en vez de escucharle se escandalizaban de Él. Eran parientes, amigos, vecinos a quienes apreciaba, pero justamente a ellos no les podrá hacer llegar su mensaje de salvación.
Nosotros —que no podemos hacer milagros ni tenemos la santidad de Cristo— no provocaremos envidias (aun cuando en ocasiones pueda suceder si realmente nos esforzamos por vivir cristianamente). Sea como sea, nos encontraremos a menudo, como Jesús, con que aquellos a quienes más amamos o apreciamos son quienes menos nos escuchan. En este sentido, debemos tener presente, también, que se ven más los defectos que las virtudes y que aquellos a quienes hemos tenido a nuestro lado durante años pueden decir interiormente: —Tú que hacías (o haces) esto o aquello, ¿qué me vas a enseñar a mí?
Predicar o hablar de Dios entre la gente de nuestro pueblo o familia es difícil pero necesario. Hace falta decir que Jesús cuando va a su casa está precedido por la fama de sus milagros y de su palabra. Quizás nosotros también necesitaremos, un poco, establecer una cierta fama de santidad fuera (y dentro) de casa antes de “predicar” a los de casa.
Podríamos tomar un ratito para reflexionar con respecto al mensaje de la liturgia de hoy: ¿Somos personas de poca fe como los habitantes de Nazaret? ¿Valoramos los méritos de los demás o intentamos engordar sus posibles defectos?
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes.” Ef 13, 13
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.elpandelospobres.com/no-es-el-hijo-del-carpintero-entonces-de-donde-saca-todo-eso
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=04-08-2023
Palabra de Vida Mes de Agosto 2023
“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”. (Mateo 15, 28) https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.