?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Hech 19, 1-8
- Sal 67
- Jn 16, 29-33
En el albor de la mañana, “cantemos a Dios un canto de Alabanza”, como nos invita el Salmo. Y es que siguiendo en la alegría del caminar pascual, la liturgia de hoy nos exhorta a crecer en la fe, a confiar en Dios.
Nuestros proceder, muchas veces, pareciera ser más que centrado en la esperanza pascual, basado en una fe que ha llegado tarde. Hoy el Señor nos indica que la fuerza para salir adelante, pues vendrán dificultades, nos lo advierte, solo nos la da la unidad con el Padre, así lo hizo Jesus, la liturgia nos ha venido hablando de esa comunión de vida que El tiene con Dios.
Así pues, sabemos que la madurez en la fe no se adquiere de golpe. Hay una evolución progresiva en la experiencia creyente. Este fragmento de los Hechos de los Apóstoles que meditamos hoy, nos muestra a unos discípulos todavía poco familiarizados con la nueva fe que profesan. Aún no han oído hablar “de un Espíritu Santo”. Probablemente el nombre les suene, pero no son conscientes de que, después de Pentecostés, el don del Espíritu Santo ha sido derramado sobre la comunidad en pleno.
El Papa Francisco nos confronta hoy: “Una cosa que nos ayudaría mucho sería preguntarnos: ¿Cómo está mi fe? ¿Creo o no creo? ¿O creo un poco sí y un poco no? ¿Soy un poco mundano y un poco creyente?.
Cuando recitamos el Credo, ¿lo hacemos sólo de «palabras»? ¿Somos conscientes de que sin fe no se puede seguir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús?.
Jesús no pregunta al muchacho ciego que curó: «¿Estás contento? ¿Eres feliz? ¿Viste que soy bueno?», sino más bien le dijo: ¿Crees en el Hijo del hombre? ¿Tienes fe?.
Y es la misma pregunta que dirige a nosotros todos los días. Una pregunta ineludible porque si nuestra fe es débil, el diablo nos vencerá.
El escudo de la fe no sólo nos defiende, sino también nos da vida. Y con esto, dice Pablo, podremos apagar todas las flechas llameantes del maligno.
La armadura del cristiano está compuesta también por el casco de la salvación, por la espada del Espíritu y por la oración. Lo recuerda san Pablo: “orad en toda ocasión”. “Orad, orad”. No se puede, en efecto, llevar adelante una vida cristiana sin la vigilancia.
Por eso la vida cristiana puede considerarse una milicia. Pero es una lucha bellísima, porque nos da esa alegría de que el Señor ha vencido en nosotros, con su gratuidad de salvación.
Sin embargo todos somos un poco perezosos y nos dejamos llevar por las pasiones, por algunas tentaciones.
Pero aunque somos pecadores no debemos desalentarnos, porque el Señor está con nosotros, quien nos ha dado todo y nos hará vencer también este pequeño paso de hoy, nuestra batalla cotidiana, con la gracia de la fuerza, de la valentía, de la oración, de la vigilancia y la alegría”
Jesus yo confío en ti.
Mes de junio
Sirve a los demás como a ti mismo
Conviértete en un mayordomo de tu propia vida. Trátate con cariño, eres un hijo de Dios. Alimenta tu alma y espíritu con cosas sanas y sírvete del mejor plato: el Amor de Dios.
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.