https://youtu.be/ym1J7MYRaQo
- Hch 12, 1-11
- Sal 33
- 2 Tim 4, 6-8. 17-18
- Mt 16, 13-19
Hoy que festejamos la obra de Dios en San Pedro y San Pablo, tenemos la oportunidad, a través de la liturgia, de meditar sobre la misión que el Señor nos ha dado, si acaso la estamos cumpliendo como ellos lo hicieron, manteniéndose firmes hasta el final a pesar de los problemas, persecuciones y sufrimientos que tuvieron que experimenta con la esperanza puesta solo en la consecución de la corona prometida en la eternidad.
En la fiesta de estos apóstoles nos podemos preguntar:
¿Podemos confesar con Pedro y Pablo que lo fundamental de nuestra vida ha sido y sigue siendo el encuentro con Cristo Jesús y que desde ahí vivimos todo lo demás?
¿Podemos decir que en la amistad con Jesús encontramos la fuerza y la energía suficientes para enfrentarnos a todo lo que nos sale en la vida? ¿Podemos repetir desde dentro, sintiéndolas, las afirmaciones de Pedro y Pablo: “¿A quién iríamos? Tú sólo tienes palabras de vida eterna”. “Para mí la vida es Cristo”.
Nos dice el Papa Francisco. “Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia mira a estos dos gigantes de la fe y ve a dos Apóstoles que liberaron la fuerza del Evangelio en el mundo, solo porque antes fueron liberados por su encuentro con Cristo. Él no los juzgó, no los humilló, sino que compartió su vida con afecto y cercanía, apoyándolos con su propia oración y a veces reprendiéndolos para moverlos a que cambiaran… Tocados por el Señor, también nosotros somos liberados. Siempre necesitamos ser liberados, porque solo una Iglesia libre es una Iglesia creíble… Pedro y Pablo nos dan la imagen de una Iglesia confiada a nuestras manos, pero conducida por el Señor con fidelidad y ternura, es Él quien guía a la Iglesia; de una Iglesia débil, pero fuerte por la presencia de Dios…”
En la segunda lectura Pablo nos hace un recuento del camino que ha recorrido utilizando la imagen de un deportista, solo que en este caso la corona recibida es don de Dios para todos los creyentes. El comprende que es Cristo quien le ha dado las fuerzas para correr bien hasta la meta porque como nos dice el texto “he perseverado en la fe”. Y esta debe ser nuestra actitud en la vida de creyentes porque como Pablo y Pedro, probablemente todos hemos caído, hemos fallado; nos han criticado , difamado y hasta perseguido, pero nuestra mirada debe estar puesta en Cristo Jesús, como nos muestra a el texto de los Hechos. Y es que el cristiano auténtico se verá continuamente perseguido por aquellos que se oponen a la instauración del Reino. Sin embargo, Dios es fiel y cumple sus promesas, por eso, al recordar hoy a los santos apóstoles Pedro y Pablo, la Escritura nos revela, como nos indica el Salmista: “ Confía en el Señor y saltarás de gusto jamás te sentirás decepcionado” pues el gran amor de Dios por sus servidores no los deja al arbitrio de sus enemigos, sino que sale en defensa de ellos, librándolos de la muerte. Como con Herodes que pensó que con cuatro turnos de guardias y teniendo a Pedro encadenado podría hacer con él lo que quisiera, pero se olvidó que para Dios nada es imposible.
Pedro creyó que soñaba, cuando un ángel lo liberaba, pero pronto se dio cuenta de que no era un sueño sino una realidad, por eso dijo: “Ahora estoy seguro que el Señor envió un Ángel para librarme de las manos de Herodes y de todo cuanto el pueblo judío esperaba que me hiciera”.
Es necesario que nosotros también aprendamos de nuevo a confiar plenamente en Dios, y con ello, vayamos aprendiendo a vivir en un mundo en donde la acción y el poder de Dios se manifiestan continua y ordinariamente en nuestra vida.
En una de las primeras intervenciones del Papa Francisco, dirigiéndose a los cardenales, les dijo que hemos de «caminar, edificar y confesar». Es decir, hemos de avanzar en nuestro camino de la vida, edificando a la Iglesia y confesando al Señor. El Papa advirtió: «Podemos caminar tanto como queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, alguna cosa no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, esposa del Señor».
Hemos leído en el Evangelio un hecho central para la vida de Pedro y de la Iglesia. Jesús pide a aquel pescador de Galilea un acto de fe en su condición divina y Pedro no duda en afirmar: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Inmediatamente, Jesús instituye el Primado, diciendo a Pedro que será la roca firme sobre la cual se edificará la Iglesia a lo largo de los tiempos (cf. Mt 16,18) y dándole el poder de las llaves, la potestad suprema.
Aunque Pedro y sus sucesores están asistidos por la fuerza del Espíritu Santo, necesitan igualmente de nuestra oración, porque la misión que tienen es de gran trascendencia para la vida de la Iglesia: han de ser fundamento seguro para todos los cristianos a lo largo de los tiempos.
Hoy es día de rezar por el Papa y por los sucesores de los Apóstoles. No nos dejemos influenciar por los criterios del mundo. No me interesa si el Papa te cae bien o mal, si tu crees que debería decir o hacer esto o lo otro. Incluso a veces te preguntan si estás con el papa este o con el otro. Eso es intrascendente. Lo importante, lo únicamente importante, es que el Papa y los Obispos estén con Cristo, unidos a Cristo, enamorados de Cristo y dispuestos a dar su vida por Cristo y por su Iglesia, no si le gusta usar zapatos nuevos o zapatos viejos:
Oh Jesús, Rey y Señor de la Iglesia: renuevo en tu presencia mi adhesión incondicional a tu Vicario en la Tierra, el Papa.
En él Tú has querido mostrarnos el camino seguro y cierto que debemos seguir en medio de la desorientación, la inquietud y el desasosiego.
Creo firmemente que por medio de él tú nos gobiernas, enseñas y santificas, y bajo su cayado formamos la verdadera Iglesia: una, santa, católica y apostólica.
Concédeme la gracia de amar, vivir y propagar como hijo fiel sus enseñanzas.
Cuida su vida, ilumina su inteligencia, fortalece su espíritu, defiéndelo de las calumnias y de la maldad.
Aplaca los vientos erosivos de la infidelidad y la desobediencia, y concédenos que, en torno a él, tu Iglesia se conserve unida, firme en el creer y en el obrar, y sea así el instrumento de tu redención. Amén.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- PildorasdeFe.com
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/06/29/pedro-roca-pablo-espada/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.es.catholic.net/op/articulos/15780/cat/657/oracion-por-el-papa.html#modal
Palabra de Vida Mes de Junio 2022
«Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti» (Sal 16, 2) https://www.focolare.org/espana/es/news/category/parola-di-vita/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.