https://youtu.be/jpjdCls5x-Q
- Iss 65, 17-21
- Sal 29
- Jn 4, 43-54
Esta semana, después de haber ya trabajado en nuestra vida de conversión por espacio de tres semanas, la liturgia nos invita a reflexionar sobre los frutos de esta conversión.
Inicia presentándonos este pasaje de Isaías, el cual nos dice que el Señor no recordará nuestra vida pasada, es decir, nuestras infidelidades, nuestra falta de amor y compromiso, de haber estado lejos de él. Dios nos ofrece “un cielo nuevo y una tierra nueva”, es decir, una nueva vía vivida en su amor y en su paz. Para ello, es necesario que también nosotros nos perdonemos. Es increíble la cantidad de personas que acuden al sacramento de la reconciliación, en donde reciben el perdón de Dios y, con ello, el olvido de sus faltas, pero que apenas salen de ahí y continúan llenas de remordimientos y sin paz.
Reconoce en ti el amor y el perdón de Dios y disfruta ya en esta tierra de la felicidad de Dios.
Glorifiquemos al Señor que por medio de los profetas, nos anuncia a un nuevo David, un nuevo templo, una nueva tierra Santa, una nueva Jerusalén, cuya característica será el amor eterno de Yahveh y su presencia en medio del pueblo.
Y Con el salmista que a través de este canto entusiasta ante el recuerdo del peligro pasado, da motivo le para alabar y ensalzar a Dios e invitar a hacer lo mismo a los fieles de Yahveh. La Iglesia proclama este salmo en la Vigilia Pascual. “Te ensalzaré, Señor, porque me has librado”.
«Jesús mismo había atestiguado: “Un profeta no es estimado en su propia patria”». La liturgia de la Iglesia reserva la lectura del Evangelio según san Juan para los momentos importantes. Durante el tiempo ordinario se leen de corrido los tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas); y sólo se proclama el de Juan en Navidad, Pascua, y el último tramo de la Cuaresma que hoy comenzamos. Esto ya nos indica que nos adentramos en unos días importantes, en los que conviene intensificar la oración y la vigilancia para no perdernos un detalle. La semana más grande para los cristianos ya se acerca… Desde hoy en adelante, las lecturas de la Misa nos van a ir introduciendo en el misterio del rechazo del mundo a Dios, personificado en el rechazo de los judíos a Jesús. Dios –como dice el prólogo de este mismo Evangelio– «vino a su casa, y los suyos no lo recibieron». Es el misterio del mal, del pecado, de la oposición que conducirá a Jesús a la hora suprema de la Cruz.
«Jesús le dijo: “Si no veis signos y prodigios, no creéis”». Ante la presencia de Jesús no se puede permanecer indiferente. Todo el Evangelio es una llamada a tomar partido, a favor o en contra, en una decisión que implica la vida entera. Se nos habla de milagros, parábolas, multitudes, aclamaciones, discursos… pero tarde o temprano todos los personajes que aparecen tienen que tomar una decisión: o rechazan la salvación que Cristo les ofrece o la acogen con una radicalidad total. Aquí no caben las medias tintas, “poner una vela a Dios y otra al demonio”. La fe no es una cuestión intelectual más como las que se debaten todos los días.
“La fe, afirma el Papa Francisco, es dejar espacio a este amor de Dios; es dejar espacio al poder, al poder de Dios, al poder de alguien que me ama, que está enamorado de mí y desea la alegría conmigo. Esto es la fe. Esto es creer: es dejar espacio al Señor para que venga y me cambie.”
«El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino». El funcionario real dio una respuesta al Señor. Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús. Y –como nos narra el Evangelio– por eso se puso en camino. En este funcionario tenemos un auténtico ejemplo de fe. La fe no es el final de la historia, el punto de llegada, sino el comienzo de una aventura apasionante. Creer implica ponerse en camino, no quedarse cómodamente donde en el sitio. Por eso hoy, a menos de dos semanas del Domingo de Ramos, el Señor Jesús te vuelve a preguntar por el sentido fundamental de tu vida: ¿hacia dónde caminas? ¿de quién te fías? ¿qué alimenta tu vida? Estamos de nuevo ante esa decisión: los judíos rechazaron a Jesús, los discípulos creyeron en él. Y tú, ¿qué camino tomas?
Importante también este otro aspecto: lo que llama la atención de este nuevo milagro es que Jesús actúa a distancia, no acude a Cafarnaúm para curar directamente al enfermo, sino que sin moverse de Caná hace posible el restablecimiento: «Le dice el funcionario: ‘Señor, baja antes que se muera mi hijo’. Jesús le dice: ‘Vete, que tu hijo vive’» (Jn 4,49.50).
Muchas veces nos excusamos de hacer el bien porque no tenemos posibilidades de hacernos físicamente presentes en los lugares en los que hay necesidades urgentes. Jesús no se excusó porque no estaba en Cafarnaúm, sino que obró el milagro.
La distancia no es ningún problema a la hora de ser generoso, porque la generosidad sale del corazón y traspasa todas las fronteras. Como diría san Agustín: «Quien tiene caridad en su corazón, siempre encuentra alguna cosa para dar».
Con este episodio termina el primer ciclo del libro de los signos y las obras que Jesús empezó y también concluyó en Caná de Galilea.
Hoy te invito a reflexionar: ¿Cómo vives tu fe?
Bibliografía:
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/28/el-momento-de-la-decision/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.