https://youtu.be/oclZdy4W88w
- Hch 8, 25-40
- Sal 65
- Jn 6 44-51
Hoy la liturgia nos invita a meditar en la gran importancia de creer en el Señor de todo corazón.
Importante aclarar que el corazón para Dios, es el asiento de las actitudes, emociones y de la inteligencia. Se refiere a la mente, los pensamientos, los sentimientos y al intelecto en general. Y con ello, espera encaminar a sus hijos para que tengan una comunión con EL de manera permanente.
Y ¿qué es creer de todo corazón? Creer de todo corazón es entregar nuestra vida y voluntad a Dios. Creer de todo corazón es reconocer que no somos casos únicos, dejar de pensar que para Dios sería difícil restaurar nuestras vidas. Creer de todo corazón es reconocer qué sin importar tu iniquidad o pecados que hayas cometido, has sido lavado por la sangre del cordero. Creer de todo corazón es enfrentar tus temores, y finalmente degollarlos. Creer de todo corazón es sacar coraje de la nada y demostrarle a Dios que en verdad deseas verdadera libertad. Creer de todo corazón, es finalmente poder decirle a Dios: Aquí estoy, has conmigo lo que quieras, estoy cansado de huir. No me importa el resultado, y pase lo que pase, te tendré por siempre a ti”.
La Pascua es un tiempo para experimentar más fuertemente los auxilios que el Señor envía para librarnos de las tinieblas. Hoy vemos en el texto de la primera lectura como “un Ángel le dijo a Felipe: Levántate y toma el camino…” y ese camino lo llevó lo condujo hacia el etíope al que bautiza y “el etíope prosiguió su viaje lleno de alegría”, claro pues el Bautismo nos hace herederos de la fuerza, nos da las gracias necesarias, con la que venceremos toda dificultad.
El eunuco bautizado, participa en la vida de Cristo resucitado y recibe vida, fecundidad; el pueblo recibe futuro: Jesús resucitado, su tesoro.
Este pasaje nos debe hacer pensar que, ante estos que buscan la verdad, que se hacen de verdad las preguntas adecuadas, Dios les pondrá alguien a su lado. Quizás seas tú, o yo. Y no podemos dejar de lado nuestra responsabilidad, de explicarle. Así pues: ojos y oídos abiertos, y formándonos continuamente para poder dar razón de nuestra fe.
Jesús resucitado nos busca para revelarnos su designio de salvación y ofrecernos en los sacramentos, en la Escritura, en la Iglesia, en las personas… una vida nueva, un futuro lleno de vida y alegría, una vida pascual.
No explica el Papa Francisco del texto del evangelio que “el corazón se llena de confianza y de esperanza pensando en las palabras de Jesús recogidas en el evangelio: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitaré en el último día”. Vivamos la Eucaristía con espíritu de fe, de oración, de perdón, de penitencia, de alegría comunitaria, de preocupación por los necesitados, y por las necesidades de tantos hermanos y hermanas, en la certeza de que el Señor realizará aquello que nos ha prometido: la vida eterna. ¡Así sea!”
Hoy nosotros cantamos al Señor de quien nos viene la gloria y el triunfo. El Resucitado se presenta a su Iglesia con aquel «Yo soy el que soy» que lo identifica como fuente de salvación: «Yo soy el pan de la vida» (Jn 6,48). En acción de gracias, la comunidad reunida en torno al Viviente lo conoce amorosamente y acepta la instrucción de Dios, reconocida ahora como la enseñanza del Padre. Cristo, inmortal y glorioso, vuelve a recordarnos que el Padre es el auténtico protagonista de todo. Los que le escuchan y creen viven en comunión con el que viene de Dios, con el único que le ha visto y, así, la fe es comienzo de la vida eterna.
El pan vivo es Jesús. No es un alimento que asimilemos en nosotros, sino que nos asimila a nosotros. Él nos hace tener hambre de Dios, sed de escuchar su Palabra que es gozo y alegría del corazón. La Eucaristía es anticipación de la gloria celestial: «Partimos un mismo pan, que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, para vivir por siempre en Jesucristo» (San Ignacio de Antioquía). La comunión con la carne del Cristo resucitado nos ha de acostumbrar a todo aquello que baja del cielo, es decir, a pedir, a recibir y asumir nuestra verdadera condición: estamos hechos para Dios y sólo Él sacia plenamente nuestro espíritu.
Pero este pan vivo no sólo nos hará vivir un día más allá de la muerte física, sino que nos es dado ahora «por la vida del mundo» (Jn 6,51). El designio del Padre, que no nos ha creado para morir, está ligado a la fe y al amor. Quiere una respuesta actual, libre y personal, a su iniciativa. Cada vez que comamos de este pan, ¡adentrémonos en el Amor mismo! Ya no vivimos para nosotros mismos, ya no vivimos en el error. El mundo todavía es precioso porque hay quien continúa amándolo hasta el extremo, porque hay un Sacrificio del cual se benefician hasta los que lo ignoran.
¡Felices Pascuas de Resurrección. Cree de todo corazón!!!
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/04/27/y-como-voy-a-entenderlo/
- https://es.catholic.net/op/articulos/15672/cat/566/si-comes-de-este-pan-viviras-para-siempre.html#modal
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.devocionaldiario.com/reflexion/creer-de-todo-corazon-richy-esparza/
Palabra de Vida Mes de Abril 2023
“ Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.” (Col 3,2) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.