https://youtu.be/pNrCXMTAlAc
- Gen 2,7-0;3, 1-7
- Sal 50
- Rom 5, 12-18
- Mt 4, 1-11
En este tiempo, la liturgia busca infundir en nosotros la necesidad de conocernos a nosotros mismos y progresar en el seguimiento del Señor. Así, nos ofrece la oportunidad de ir preparándonos a celebra la Pascua. Es un tiempo especial de interioridad, reflexión, profundización y conversión
Este domingo, las lecturas nos invita a valorar el proyecto de vida y amor que se manifiesta en la creación; Pablo nos recuerda que en Jesús se nos da la vida y la gracia que exige de nosotros apertura y disponibilidad; El relato de la tentaciones nos invita a afrontar con Jesús los desafíos que la vida nos pone por delante, dejándonos guiar por su Espíritu.
En el texto del Génesis, para explicar la existencia del bien y el mal, un teólogo, en tiempo de Salomón, crea este relato de la creación, con el cual recuerda que el veneno más peligroso es la desconfianza en Dios. El teólogo de esta escuela sabe bien una cosa profundamente misteriosa: que el mal encanta, aunque deje luego a sus espaldas angustia y desolación. Es un vacío como de muerte ¿quién podrá vestir, de nuevo, al ser humano de esperanza y de alegría?
La humanidad se nos presenta en esta narración, mítica a todos los efectos, como comunidad, no puede ser de otra manera. El hombre está solo y no es quien debe ser hasta que encuentra a la mujer. Esta es la realidad de la naturaleza misma, pero que en su misterio va mucho más allá. A esa comunidad se le entrega todo como don, con la responsabilidad de desarrollar la humanidad futura y cuidar de todo, siguiendo los caminos del bien, sin desordenar el bien por el mal, porque el día que “coman de ese árbol de la ciencia del bien y del mal” (Gen. 2,17) queriendo endiosarse, habrán dejado de actuar a imagen de Dios y eso será su propia destrucción y muerte. Están hechos para la comunión. Son imagen de Dios, han de actuar según corresponde a la imagen, reflejando el actuar de Dios. Dios ha hecho todo como regalo para el ser humano. El varón es un regalo para la mujer y ella para el hombre, en igualdad de dignidad y con el mismo misterio de interioridad divina. El regalo es un signo que expresa la buena voluntad y el amor del su hacedor. Lo grande del regalo es que es un signo de la decisión libre de quien regala. Es expresión de la interioridad. Signo de comunicación que revela lo que está en lo invisible del corazón. Es la revelación del misterio. El relato no se sostiene científicamente en muchos aspectos, pero sí es psicológica y teológicamente profundo. Y eso sí es real, eso nos ocurre y sigue aconteciendo en el misterio de la vida humana.
San Pablo, por otro nos resentía el ejemplo de Jesús que conoció el triunfo sobre la muerte porque confió en el Padre hasta las últimas consecuencias.
Interrogante que se ha dejado en el comentario al texto del Génesis, halla en este pasaje de la carta de Pablo la respuesta adecuada: a la radicalidad del pecado de Adán, de la humanidad, atañe a la radicalidad de la gracia de Cristo, del amor de Dios. Es uno de los núcleos más densos de la teología paulina en la carta más profunda del apóstol. Pablo es deudor de una mentalidad judía para explicar lo que se ha llamado el “pecado original”. En realidad esta confrontación ya la había abordado, para el tema de la muerte y la resurrección, en 1Cor 15,21-22.45-49. Pero él siempre innova y encuentra nuevas posibilidades y caminos para la esperanza: con Cristo nada está perdido. La ley no pudo enseñar, ni prever lo que Dios mismo iba a poner de manifiesto con Jesucristo. Si la humanidad vive bajo la responsabilidad del pecado en solidaridad, de todos sus pecados: guerras, injusticias… está llamada, por el contrario, a otra solidaridad poderosa: la de la gracia de Cristo y el salmista nos muestra como Dios responde al pekado con una misericordia que transforma al hombre en mensajero de su bondad.
El Evangelio de hoy nos enseñan que la vida es un camino que nos tiene que llevar al cielo. Pero, para poder ser merecedores de él, tenemos que ser probados por las tentaciones. «Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo» (Mt 4,1). Jesús quiso enseñarnos, al permitir ser tentado, cómo hemos de luchar y vencer en nuestras tentaciones: con la confianza en Dios y la oración, con la gracia divina y con la fortaleza.
Las tentaciones se pueden describir como los “enemigos del alma”. En concreto, se resumen y concretan en tres aspectos. En primer lugar, “el mundo”: «Di que estas piedras se conviertan en panes» (Mt 4,3). Supone vivir sólo para tener cosas.
En segundo lugar, “el demonio”: «Si postrándote me adoras (…)» (Mt 4,9). Se manifiesta en la ambición de poder.
Y, finalmente, “la carne”: «Tírate abajo» (Mt 4,6), lo cual significa poner la confianza en el cuerpo.
El Papa Francisco, nos habla de las tres tentaciones que el demonio propone a Jesús en el desierto en una: sacar provecho de la propia posición. A continuación propuso algunas reflexiones sobre cómo luchar contra las tentaciones.
También Jesús fue tentado por el diablo, y nos acompaña a cada uno de nosotros en nuestras tentaciones. El desierto simboliza la lucha contra las seducciones del mal, para aprender a elegir la verdadera libertad. De hecho, Jesús vive la experiencia del desierto justo antes de comenzar su misión pública. Es precisamente a través de esa lucha espiritual que afirma con decisión qué tipo de Mesías pretende ser. No un mesías “así”, sino “así”. Diría que esta es propiamente la declaración de identidad mesiánica de Jesús, del camino mesiánico de Jesús. “Yo soy Mesías, pero por este camino”. Miremos entonces las tentaciones contra las que lucha.
El diablo se dirige a él dos veces diciendo: «Si eres el Hijo de Dios…» (vv. 3.9). Es decir, le propone sacar provecho de su posición: primero, para satisfacer las necesidades materiales que siente (cf. v. 3), el hambre; luego, para aumentar su poder (cf. vv. 6-7); finalmente, para obtener una señal prodigiosa de Dios (cf. vv. 9-11). Tres tentaciones. Es como si dijera: «Si eres el Hijo de Dios, saca provecho». Cuántas veces nos sucede esto a nosotros: “Estás en esa posición, ¡aprovéchate! No pierdas la oportunidad, la ocasión”, es decir, «piensa en tu propio beneficio». Es una propuesta seductora, pero conduce a la esclavitud del corazón: nos obsesiona con el ansia de tener, lo reduce todo a la posesión de cosas, de poder y de fama. Este es el núcleo de las tentaciones. Es «el veneno de las pasiones» en el que se arraiga el mal. Miremos en nuestro interior y veremos que siempre nuestras tentaciones tienen este modelo, siempre este modo de actuar.
Pero Jesús se opone victoriosamente a la atracción del mal. ¿Cómo lo hace? Respondiendo a las tentaciones con la Palabra de Dios, que dice que no hay que aprovecharse, que no hay que utilizar a Dios, a los demás y las cosas para uno mismo, que no hay que aprovecharse de la propia posición para adquirir privilegios. Porque la verdadera felicidad y la libertad no están en el poseer, sino en el compartir; no en aprovecharse de los demás, sino en amarlos; no en la obsesión por el poder, sino en la alegría del servicio.
Fijémonos en Jesús, que no busca acomodarse, no pacta con el mal. Se opone al diablo con la Palabra de Dios, que es más fuerte que el diablo, y así vence las tentaciones.
Con la oración sobre el pueblo, pidamos al Señor que derrame sobre nosotros, la abundancia de su bendición para que su esperanza crezca en la adversidad su virtud se fortalezca en la tentación y alcemos la redención eterna.
Bbliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://es.zenit.org/2022/03/07/4-sencillas-reflexiones-del-papa-sobre-la-tentacion-en-el-angelus-dominical/
Palabra de Vida Mes de Febrero 2023
Tú eres el Dios que me ve” (cf. Génesis 16, 13) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2022/12/PV-02-2023_doble.doc
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.