- Is 62, 11-12
- Sal 96
- Ti 3, 4-7
- Lc 2, 15-20
Feliz Navidad. ¡Reina el Señor, alégrese la tierra!, es el canto gozoso que sale de nuestros corazones, pues hoy festejamos, el sentido auténtico de la Navidad: Dios se hizo hombre para que la esperanza de la salvación sea parte de nuestra vida de creyentes.
Celebrar Navidad, nos dice la Oración Universal de los fieles, es dar gracias al Señor que vino a darnos fuerza para ser santos; atendamos el mensaje de la liturgia de hoy que nos trae un mensaje esperanzador para que se despierte en nuestro corazón el anhelo de ser santos. Mensaje que debemos compartir, como los pastores, con nuestro testimonio para que otros crean.
El Profeta Isaias, nos invita a mirar a nuestro Señor, El Salvador que llega; con este gran anuncio nos dice que hay una salvación con características muy especiales:
- La Salvación no viene por nuestro mérito. Dentro de nuestro corazón no hay nada que pueda salvarte. La proclamación es: “He aquí, viene tu salvación”. Viene de una fuente más allá de ti mismo.
- Es una salvación que viene a través de una persona. “Tu salvación viene; he aquí, Su galardón está con Él, y Su obra delante de Él.”, entonces la gran salvación que tenemos que proclamar es la salvación por Jesucristo, el Hijo de Dios.
- Esta salvación lleva a la santidad; porque el texto dice de los que reciben al Salvador: “Les llamarán pueblo santo”.
- Es salvación por, redención; porque está escrito que serán llamados “Los redimidos del Señor. En las Sagradas Escrituras no hay salvación para los hombres sino por la redención.
- Esta salvación es completa. “Serás llamada, Buscada, Ciudad no desamparada”. Véase el principio: “Buscado”, Véase el final: “No desamparado”. No comenzarás con Dios, pero Dios comenzará contigo. Serás buscado, y luego lo buscarás a Él. Él te busca incluso ahora. Pero supongamos que el Señor te encuentra y luego te deja; después de todo, morirías. Pero no será así; porque el mismo Señor que os llama “Buscados también os llama No desamparados”. Nunca seréis desamparados de la gracia de Dios, ni del Dios de la gracia.
San Pablo en la segunda lectura nos habla de que Jesús nos ha salvado por su misericordia, y “lo hizo por medio del Bautismo que nos regenera y nos renueva por la acción del Espíritu Santo” Con este designio, es muy pertinente observar que no tienen que agradecerse a sí mismos por estar en un estado mejor que los demás: cristianos salvos en lugar de paganos perdidos; no ellos mismos, sino la bondad gratuita de Dios. Vale la pena señalar también a este respecto cuán singularmente humanos son los términos elegidos para expresar el amor salvífico de Dios. Se utilizan dos términos. Uno es la “bondad” o dulce benignidad de Dios, como esa tierna simpatía que un prójimo servicial puede mostrar a otro en apuros. El otro es el “amor de Dios por el hombre”, literalmente, Su filantropía, o una benevolencia tan especial para con todos los que visten la forma humana como la que podría buscarse entre los miembros de nuestra raza, pero que uno se sobresalta al descubrir que es compartida. por Aquel que nos hizo. Estas frases curiosamente humanas son escogidas, es de suponer, porque San Pablo quiere que imitemos en nuestro trato mutuo el comportamiento de Dios hacia nosotros. En sustancia, sin embargo, describen exactamente el mismo amor misericordioso y compasivo en Dios nuestro Salvador, al que todo el Nuevo Testamento remite la salvación del hombre en cuanto a su fuente primaria o fuente. Está muy en armonía con esta atribución de nuestra salvación al amor de Dios como su manantial, que, a lo largo de su relato del proceso, Pablo continúa haciendo de Dios el sujeto de su oración, y el hombre su objeto. A lo largo de la línea, Dios aparece como activo y nosotros como receptivos; Él es el hacedor o dador, el hombre el campo de Sus operaciones y el receptor de Sus beneficios.
. El Evangelio nos dice que los pastores después de escuchar el mensaje del ángel “fueron a toda prisa”.. Porque los “sencillos de corazón verán a Dios”. Es decir, pusieron en práctica lo que les pedía Dios: caminar hacia Belén, donde encontrarían al Salvador. Y es precisamente esto lo que necesitamos. Sabemos que para tener a Cristo hay que decidirse a dejar los “rebaños” del egoísmo, de la comodidad, el placer y la vanidad, pues no existe un Cristo a nuestra medida, sino el único Cristo que encontraron los pastorcillos “un niño envuelto en pañales recostado en un pesebre”.
Para llegar a Él hace falta ser humildes, pues la entrada de la cueva es pequeña y exige agacharse. Es Dios mismo quien nos enseña, desde ese pesebre, que su seguimiento exige cruz, dolor, humildad, pureza y pobreza de corazón, y obediencia a la voluntad de Dios. Y es esto lo que da la paz y la felicidad en el corazón. María, la Madre de Dios, nos enseña que para llegar a Cristo hace falta también la oración. Ella “guardaba todas la cosas y las meditaba en su corazón”.
Para vivir el sentido auténtico de la Navidad, El Papa Francisco nos exhorta para que en esta dejemos que : “El Espíritu Santo actúe en los corazones, derrita, lo que está cerrado y las durezas, y nos conceda volvernos tiernos delante de la debilidad del Niño Jesús….
El pontífice rechazó “la imagen falsa de un dios distante e irritable, que se porta bien con los buenos y se enoja con los malos; de un dios hecho a nuestra imagen, útil solamente para resolvernos los problemas y para quitarnos los males.
Y lamentó que entre los católicos esté arraigada la idea mundana de un dios alejado y controlador, rígido y poderoso, que ayuda a los suyos a imponerse sobre los demás…
Indicó que la paz de hecho, necesita de la fuerza de la mansedumbre, la fuerza no violenta de la verdad y del amor…
Pero tú, mirando a tu corazón, a tu rendimiento que no es suficiente, al mundo que juzga y no perdona, quizás vivas mal esta Navidad, pensando que no estás a la altura, albergando un sentimiento de fracaso y de insatisfacción por tus fragilidades, por tus caídas y tus problemas. Pero hoy, por favor, deja la iniciativa a Jesús, que te dice: Por ti me hice carne, por ti me hice como tú”, señaló.
”Amanece la Luz para el justo y la alegría para los de recto corazón. Alégrense, justo, con el Señor y bendigan su santo nombre,” nos dice el Salmista.
En las manos de María, Madre del Redentor, ponemos con confianza filial todas nuestras esperanzas.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.biblia.work/comentario/estudio-biblico-de-isaias-6211-12-comentario-ilustrado-de-la-biblia/
- https://www.biblia.work/comentario/estudio-biblico-de-tito-34-7-comentario-ilustrado-de-la-biblia/
- https://es.catholic.net/op/articulos/11775/cat/330/maria-guardaba-todo-en-su-corazon.html#modal
- https://elcomercio.pe/mundo/europa/misa-de-navidad-del-papa-francisco-en-vivo-misa-del-gallo-bendicion-urbi-et-orbi-a-que-hora-es-y-como-ver-en-vivo-y-en-directo-este-domingo-24-de-diciembre-del-2023-religion-vaticano-noticia/
Palabra de Vida Mes de Diciembre 2023
““Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús” (Primera Carta a los Tesalonicenses, 5, 16-18) https://ciudadnueva.com.ar/categoria/palabra-de-vida/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.