https://youtu.be/G0M-91AgQE0
- 1 Cor 1, 1-9
- Sal 144
- Mt 24, 42-51
En la primera lectura de hoy, nos llama poderosamente la atención que Pablo se refiere a los destinatarios como “santos”: “A todos ustedes, a quienes Dios ha santificado en Cristo Jesús y que son su pueblo santo”.
Ya Jesús nos había dicho que esta era la realidad a la que debemos aspirar y en la que debemos de trabajar: nuestra santidad. Sobre todo, porque él mismo nos ha santificado por medio del Espíritu Santo. No tenemos entonces excusa para no serlo. Basta con dejar que Dios, que nos habita como en un templo, se manifieste en nuestra vida, en nuestros pensamientos, en nuestras palabras.
Por eso el Salmista nos invita a siempre bendecir al Señor y aclamar sus victorias.
El evangelio nos habla de estar preparados porque no sabremos ni el día, ni la hora en que vendrá el Señor. Quizá, antes debiéramos aclarar de qué venida se nos habla. ¿Se trata de la hora de la muerte?; ¿se trata del fin del mundo? Ciertamente, son venidas del Señor que Él ha dejado expresamente en la incertidumbre para provocar en nosotros una atención constante. Pero, haciendo un cálculo de probabilidades, quizá nadie de nuestra generación será testimonio de un cataclismo universal que ponga fin a la existencia de la vida humana en este planeta. Y, por lo que se refiere a la muerte, esto sólo será una vez y basta. Mientras esto no llegue, ¿no hay ninguna otra venida más cercana ante la cual nos convenga estar siempre preparados?
Es verdad que la tardanza que menciona el relato muestra que la comunidad de Mateo ya no espera que esa venida sea inminente (sin duda la segunda generación cristiana comienza a relajarse), pero el Señor vendrá y hay que vivir según sus enseñanzas. La fecha es lo de menos. Lo que importa es vivir atentos y estar siempre disponibles y dispuestos.
Unidas ambas parábolas se ve fácilmente que la mejor manera de custodiar el don de la gracia es viviendo la caridad. La llamada de Jesús a permanecer en vela, por tanto, no nos lleva a vivir en el miedo, sino a ejercitar de forma continua la caridad. De hecho, al vivir el mandamiento del amor actualizamos nuestra fe y nuestra esperanza y también contribuimos al crecimiento del Reino.
Si procuramos estar bien despiertos, con el corazón limpio y la mente dispuesta para seguir al Señor, no vamos a temer ni el sufrimiento ni la muerte, pues estamos destinados a la VIDA eterna.
La vigilancia permanente se consigue con la práctica constante de la oración y con el examen de conciencia. La fuerza nos la dan el Espirita Santo, la Eucaristía, la lectura y meditación de la Palabra. El premio consiste en tener paz en el alma, serenidad en nuestra mente y felicidad en el corazón.
Nos explica el Papa Francisco: «Es esa virtud tan difícil de vivir: la esperanza, la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Y nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene “con gran poder y gloria”, que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo.»
Bibliografía
- Folleto La Misa de Cada Día
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/08/25/estad-en-vela-2/
- https://es.catholic.net/op/articulos/5487/cat/331/estad-en-vela-no-sabes-el-dia-ni-la-hora.html#modal
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=25-08-2022
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
“Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18, 21) https://ciudadnueva.com.ar/agosto-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Agosto 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.