https://youtu.be/qhb42kgU6JA
- Deut 4, 1. 5-9
- Sal 147
- Mt 5, 17-19
La liturgia de hoy nos insta a cumplir los mandamientos y a ponerlos en práctica para así dar testimonio de la Voluntad de Dios en nuestra vida.
Es triste que muchos de nosotros, la única instrucción que hemos tenido sobre la fe ha sido la catequesis apresurada para hacer la Primera Comunión. En muchas de nuestras casas nunca se habla de Dios, de sus mandamientos, de los valores y fundamentos del Evangelio.
En la primera lectura se recuerda la alegría de Israel al recibir los mandamientos de Dios. Moisés señala su relación con la sabiduría y la inteligencia. De hecho indica que los demás pueblos quedarán admirados por ellos y lo verán como un signo de la cercanía de Dios a Israel. Los mandamientos, por tanto, no son una arbitrariedad. Su cumplimiento supone el bien del hombre. Caminar según la ley también conduce a la tierra prometida.
Puede que nos cueste cumplir los mandamientos. Necesitamos de la gracia y recordar que Dios siempre está dispuesto a darnos su ayuda. Sobre todo, no debemos ver los mandamientos como imposiciones arbitrarias, sino que Dios nos los da a conocer para nuestro bien. Pero Moisés recuerda a su pueblo, y también a nosotros, la fortuna de la que goza. Tienen a Dios de su parte, lo que se traduce que el mismo Dios, a través de sus profetas, les regala sus palabras, los mandatos que necesitan para vivir con dignidad y sentido. Mandatos que no solo tienen que escucharlos sino que también deben “cumplirlos y guardarlos”, lo que constituirá su sabiduría.
“Jesús, en el Evangelio, nos explica el Papa Francisco, dice algo que nos puede ayudar: «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento» (Mateo 5, 17). El Señor Jesús regala el cumplimiento, ha venido para esto. Ese hombre debía llegar al umbral de un salto, donde se abre la posibilidad de dejar de vivir de sí mismos, de las propias obras, de los propios bienes y —precisamente porque falta la vida plena— dejar todo para seguir al Señor. Mirándolo bien, en la invitación final de Jesús —inmenso, maravilloso— no está la propuesta de la pobreza, sino de la riqueza, esa verdadera: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme» (v. 21).”
En este sentido, menospreciar las indicaciones de Dios, por insignificantes que sean, comporta un conocimiento raquítico de Dios y, por eso, uno será tenido por pequeño en el Reino del Cielo. Y es que, como decía san Teófilo de Antioquía, «Dios es visto por los que pueden verle; sólo necesitan tener abiertos los ojos del espíritu (…), pero algunos hombres los tienen empañados».
Aspiremos, pues, en la oración a seguir con gran fidelidad todas las indicaciones del Señor. Así, llegaremos a una gran intimidad con Él y, por tanto, seremos tenidos por grandes en el Reino del Cielo.
Con el Salmista “demos gloria a nuestro Dios y con La Oración Colecta pidámosle nos conceda que ejercitados por las prácticas cuaresmales y alimentados por su Palabra, con santa templanza, nos mantengamos de todo corazón entregados a El y estemos siempre unidos, perseverando en oración.
Bibliografia
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/03/23/la-plenitud-de-la-ley-3/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy.html
Palabra de Vida Mes de Marzo 2022
«Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden» (Mc 6, 12) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/02/27/marzo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Marzo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.