- Cant 3, 1-4. O bien 2 Cor 5, 14-17
- Sal 62
- Jn 20, 1-2. 11-18
Hoy celebramos con gozo a santa María Magdalena. ¡Con gozo y provecho para nuestra fe!, porque su camino muy bien podría ser el nuestro. La Magdalena venía de lejos (cf. Lc 7,36-50) y llegó muy lejos… En efecto, en el amanecer de la Resurrección, María buscó a Jesús, encontró a Jesús resucitado y llegó al Padre de Jesús, el “Padre nuestro”. Aquella mañana, Jesucristo le descubrió lo más grande de nuestra fe: que ella también era hija de Dios.
Podemos considerarla, entre otras muchas cosas, como el prototipo de la persona que busca.
El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, por eso, aunque María Magdalena, sabía muerto a su Señor, al igual que la esposa del Cantar de los Cantares, lo leemos en la primera lectura, ella busca al amor de su alma, lo busca y no lo encuentra, y al perseverar en su empeño, consigue lo que anhela su alma.
Ella busca porque quiere volver a ver el cuerpo de aquel a quien ama, estar allí para tener la impresión de que también él sigue estando allí. Tiene necesidad de sentir su dulce presencia, y su corazón quiere reavivar el aliento de sus palabras.
También nosotros buscamos y en muchas ocasiones el resultado de este empeño es el vacío, la nada; pero hay que aprender a esperar contra toda esperanza.
¡He visto al Señor! Es el anuncio que María Magdalena lleva a los discipulos y es el anuncio que nos corresponde anunciar nosotros también. Para eso como ella, cada uno puede tener un encuentro personal con el Señor en el Sagrario donde El nos habla y nos llama por nuestro nombre y como Maestro nos instruye, evangeliza y nos muestra que como nos indica la Palabra de Vida de este mes: “Solo una cosa es necesaria”. Lc 10, 42 con lo que como hemos analizado en otras reflexiones esto sígnifica: acoger y vivir la Palabra de Dios.
”Qué bonito es pensar, nos explica el Papa Francisco que la primera aparición del Resucitado —según los Evangelios— sucedió de una forma tan personal! Que hay alguien que nos conoce, que ve nuestro sufrimiento y desilusión, que se conmueve por nosotros, y nos llama por nuestro nombre. Es una ley que encontramos esculpida en muchas páginas del Evangelio. En torno a Jesús hay muchas personas que buscan a Dios; pero la realidad más prodigiosa es que, mucho antes, está sobre todo Dios que se preocupa por nuestra vida, que la quiere revivir, y para hacer esto nos llama por nuestro nombre…”
Y en el texto de la l lectura a los Corintios, Pablo afirma: “El que vive en Cristo es una creatura nueva.” Pero ¿qué es ser creatura nueva? Es obtener por la Obra del Espíritu Santo un nuevo carácter, un temperamento transformado, un lenguaje convertido, una visión de vida direccionada hacia la eternidad; es ser instrumentos de reconciliación .- Somos depositarios para promover la reconciliación de las personas con Dios, reconciliar a los serenes que nos rodean, reconciliar a los miembros de la familia y nosotros reconciliarnos con Dios, y con nosotros mismos.
Si somos cristianos estamos llamados a vivir como tales, ser cristiano es ser seguidor de Cristo, su imitador y andar como él anduvo, saber que somos barro en manos del Alfarero y que ese alfarero que es Dios, nos dará la forma que necesitamos para ser verdaderos cristianos. Tal y como se procesa la plata hasta que el platero se ve reflejado en ella, el creyente también lo es hasta que refleje a Cristo.
No me toques, porque aún no he subido a mi Padre…” Otra manera de traducir esto sería: “Deja de aferrarte a mí”. Seguramente María se arrodilló ante su Maestro y envolvió sus brazos alrededor de sus pies para que él nunca se fuera. A lo mejor pensó: “Por cuanto ahora te tengo de vuelta, no te dejaré jamás”. María había encontrado en Jesús su Salvador y a un hombre al que podía amar y confiar.
A él lo hacía muerto, pero ha regresado, por lo tanto, se aferra a él para no perderlo otra vez. Pero María no sabía que las cosas no serían las mismas. Con estas palabras, Jesús manifestó la culminación de su trabajo terral. Cuando dijo: “No he subido al Padre”, le estaba diciendo, ‘ahora mi prioridad es presentarme ante el Padre, para entregarle el resultado del trabajo hecho’. Jesús pronto tomará su lugar a la diestra de su Padre, para ocupar la posición de mediador entre sus hijos.
En aquella conversación de esa mañana Jesús fijó su futuro, pero también el de sus seguidores. Después María lo tocaría, pero su Padre estaba primero. Una vez arriba, todos podemos “tocarlo” por medio de nuestra fe, servicio y adoración. Al igual que María, ahora todos somos testigos.
“Ve y Diles” Este mandato del Señor, convierte a María Magdalena en la Apóstol de los Apóstoles. Y de esto aprendemos los cristianos que no podemos quedarnos en una piedad intimista; lo que hemos visto y oído, lo debemos anunciar; es ese contemplar y dar de lo contemplado, lo que nos distingue como creyentes en Cristo Jesús.
De ahí que no podamos por menos que decir con el salmista: “Mi alma está sedienta de Ti, Señor Dios mío”
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://entrecristianos.com/raboni/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- http://unadeca.ac.cr/teologia/2021/09/29/desafio-estar-en-cristo-para-ser-transformados-en-nuevas-criaturas/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2022/07/22.html
Palabra de Vida Mes de Julio 2022
«Solo una cosa es necesaria» (Lc 10, 42) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/06/30/julio-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Julio 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.