https://youtu.be/DT5y-HDVlrY
- Deut 34, 1-12
- Sal 65
- Mt 18, 15-20
Tres importantes principios cristianos nos da la liturgia de hoy: la sabiduría, la humildad y la alegría.
En la primera lectura, nos describe el final de la vida de Moisés y nos recuerda que no ha vuelto a surgir ningún profeta como él que hable con Dios cara a cara, en una relación de intimidad. Ni tampoco ningún otro profeta que realice señales y prodigios como los que llevó a cabo Moisés en Egipto
Cuando Dios avisó a Moisés que se acercaba su muerte, Moisés pidió un nuevo líder para el pueblo (Números 27:17). Dios nombró a Josué porque era un hombre de gran espíritu, o dicho en otras palabras, era un hombre en quien moraba el Espíritu de Dios (Números 27:18), lo que denota que no es una sabiduría meramente humana sino un don de Dios, a través de la imposición de manos de Moisés. Josué recibe así la sabiduría y la autoridad, necesarios para dirigir al pueblo.
En términos humanos diríamos que la Sabiduría es la capacidad en conocimiento y habilidad que tiene una persona. Pero la Sabiduría de Dios es un atributo absoluto que solo Dios posee (Ro 16:27), la cual se demuestra en la creación y en la redención en Cristo (Pr 3:19, 8:22-31; 1 Co 1:30; Col 2:2-3). También Dios la concede a los que a los que lo buscan con reverencia (Pr 2:6, 9:10). Cuando hablamos de la Sabiduría Divina en relación a las personas, se refiere a las habilidades otorgadas por Dios a las personas en todos los aspectos de la vida (artesanía Ex 35:1; conocimiento y comprensión para decidir rectamente 1 Re 5:12; 1 Co 6:5).
Si buscamos un término más exacto de lo que es la Sabiduría, la definición más precisa es que «Dios es la Sabiduría». Debido que es el creador de todas las cosas en el cielo y en la tierra y nada le es oculto a Él (Leer Salmo 139). Pues lo que es oculto para el hombre y su sabiduría humana limitada para Dios no lo es.
Esta sabiduría es la revelación de Dios por medio del Espíritu Santo (2 Sa 23:2) y solo se obtiene por una búsqueda reverente de Dios (Pr 2:3-6) y la lectura de su Palabra (Pr 2:1-6). El Espíritu de Dios es quien nos provee de su Sabiduría y quien nos hará entender sus palabras (Pr 1:23). Pero la Biblia nos dice que solo hay uno que bautiza con el Espíritu Santo de Dios y es Jesucristo (Mt 3:11; Lc 3:16). Solo por medio de la fe en Cristo es obtenida esta sabiduría (Col 2:2-3), ya que es el único intercesor entre Dios y el Hombre (1 Ti 2:5), entregándose a sí mismo por nuestros pecados para que nos fuera quitado el velo de nuestra mente y nos fuese revelada la Sabiduría de Dios (He 10:19-22; Mr 15:37-39).
También las lecturas nos hablan hoy de dos atributos más, muy importantes en todo creyente, la humildad y la alegría.
El texto del evangelio está centrado en la vida comunitaria, trata de comprender el tipo de conducta que debe darse y de asumir unas actitudes propias del seguimiento de Jesús.
A continuación, nos da una serie de normas prudenciales para realizar la corrección fraterna, que deberá estar siempre movida por el amor “no con deseos de hacer daño, sino con la intención de lograr su enmienda. Si así lo hacemos, cumpliremos muy bien el precepto… ¿Por qué le corriges? ¿Porque te apena haber sido ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces. Si es el amor lo que te mueve, obras excelentemente” (San Agustín, “Sermón 82”). Hacerlo a solas y con cariño, sin olvidar que es un encargo de Dios. No podemos desentendernos de ello. Cuando no hacemos corrección fraterna acabamos murmurando y creando un ambiente de desconfianza. Es una gran responsabilidad y Dios nos pedirá cuentas de nuestros hermanos. “Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigo”. Esto nos ayudará a no fiarnos de nuestro criterio.
Por otro lado, está la invitación a ser receptivos a la corrección de nuestros hermanos y en esto es esencial la humildad. Dios nos ama como somos, pero rechaza la idea de dejarnos en estas condiciones. El quiere que seamos exactamente como Jesús.
Como nos indica el Papa Francisco, “…las etapas en este itinerario indican el esfuerzo que el Señor pide a su comunidad para acompañar a quien se equivoca, para que no se pierda. Es necesario ante todo evitar el clamor de la crónica y los chismes en la comunidad. Esto es lo primero que hay que evitar.
‘Ve, amonéstalo, tú y él solos’. La actitud es de delicadeza, prudencia, humildad, atención hacia quien cometió una culpa, evitando las palabras que puedan herir y asesinar al hermano.”
Y finalmente nos indica San Mateo algunos lineamientos en la oración comunitaria. Jesús promete su presencia o actualidad a quienes se han reunido en su nombre, aunque sea un pequeño grupo de dos o tres personas. Este versículo conclusivo presenta la presencia de Cristo en la comunidad cristiana. El yo estoy en medio de vosotros recuerda el nombre Emmanuel (Dios con nosotros: Mt 1,23). El reunirse en nombre de Jesús no está limitado solamente a la oración en común, sino que significa encontrarse por él, y abrirse a hacer la voluntad de Dios.
Chiara Lubich, fundadora del Movimiento Los Focolares, nos cuenta su experiencia en los principios de la espiritualidad de la Unidad: “Donde dos o más…»: cuando hemos puesto en práctica estas palabras divinas y misteriosas, con frecuencia nos han parecido maravillosas. Donde dos o más… y Jesús no especifica quién. Deja el anonimato. Donde dos o más… sean quienes sean: dos o más pecadores arrepentidos que se unen en su nombre; dos o más chicas, como éramos nosotras; dos de los cuales uno es mayor y el otro pequeño… Donde dos o más… Y al vivirlas, hemos visto caer barreras en todos los frentes. Donde dos o más… de patrias distintas: y caían los nacionalismos. Donde dos o más… de razas distintas: y caía el racismo. Donde dos o más… incluso entre personas que de por sí se han considerado siempre opuestas por cultura, clase, edad… Todos podían, o mejor, debían unirse en el nombre de Cristo (…).”
“Jesús en medio de nosotros: fue una experiencia formidable. Su presencia premiaba sobreabundantemente cualquier sacrificio que hiciésemos, justificaba todos nuestros pasos por este camino, hacia él y por él, daba un sentido justo a las cosas y a las circunstancias, aliviaba los dolores, templaba la demasiada alegría. Y todo aquel de entre nosotros que, sin sutilezas ni razonamientos, creía en sus palabras con el encanto de un niño y las ponía en práctica, gozaba de este paraíso anticipado que es el reino de Dios en medio de los hombres unidos en su nombre.”
Con este llamado a la sabiduría, la humildad y la alegría de la presencia de Jesús en Medio, pidamos con la Oración de los Fieles: “Abre mi corazón a tus bendiciones, Señor. Y con el Salmista digámosle: “Tu obra es Admirable.”
”Que la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo, estén siempre con ustedes”. Ef 13,13.
Fuentes:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://www.focolare.org/es/chiara-lubich/espiritualidad-de-la-unidad/gesu-in-mezzo/
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2023/08/16/correccion-fraterna-manifestacion-de-caridad/
- https://www.bibliaon.com/es/josue_1_9_fuerte_valiente/
- https://www.evangelizacion.org.mx/liturgia/index.php?i=16-08-2023
- https://recursoscristianosweb.com/estudio-biblico/que-es-la-sabiduria-de-dios/amp/
- https://es.catholic.net/op/articulos/27151/cat/331/la-correccion-fraterna.html#modal
Palabra de Vida Mes de Agosto 2023
“Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla tu deseo”. (Mateo 15, 28) https://ciudadnueva.com.ar/julio-2023
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.