?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Hech 1, 15-17. 20-26
- Sal 112
- Jn 15, 9-17
En el contexto del Tiempo Pascual que estamos celebrando, hoy la Iglesia nos invita a la fiesta de S. Matías apóstol.
Ante la necesidad de cubrir el lugar de Judas para que el grupo de los doce volviera a estar completo (recordemos que el doce, para los judíos, era el número de las tribus de Israel, un número con un especial valor simbólico), Pedro explica las condiciones que debe cumplir el candidato: haber acompañado a Jesús durante toda su vida pública, desde el bautismo hasta la ascensión. No basta haberlo seguido en una larga serie de jornadas evangélicas, ni haber vivido algún tiempo en intimidad con Él, ni haber sido enviado por Él a predicar, ni siquiera haberlo visto resucitado. Un apóstol es un testigo de Jesús, y hace falta haberle acompañado durante toda su predicación para poder atestiguar sobre toda su doctrina, como hace falta haberlo visto resucitado después de la crucifixión para poder ser testigo de su legado divino.
Ante la disyuntiva de elegir a Matías o a José, después de una oración invocando la sabiduría de Dios, echaron suertes. Es algo que hoy nos puede extrañar, pero que entonces se acostumbraba. Se apelaba a las suertes para decidirse entre dos soluciones aparentemente equivalentes, y en la providencia ordinaria de Dios, que decidía la suerte, se veía la voluntad de Dios. Aquello no era fiarse de una casualidad física, sino confiarse a la causalidad divina. Cada semana, en el templo de Jerusalén, los sacerdotes echaban suertes para repartirse los oficios. Y el último caso que registra la Biblia de una elección religiosa señalada por la suerte, es esta designación de Matías como apóstol de Jesús, con idéntica categoría que los otros once. “Y la suerte señaló a Matías, y fue uno de los doce apóstoles.
El Evangelio, nos dice el Padre mYepes en el audio, nos pone frente a cinco verdades sobre el Amor.
Nacimos para ser amados. Segundo, hoy no nos amamos, nos quedamos en el amor a lo finito, amamos,las cosas.
El tercero, el pecado es la negación máximo del amor, es ausencia del Amor, único capa de vivificarnos; cuarto, Dios nos amó primero, El toma la inciativa de buscarnos. Y finalmente, com última verdad, reconocer solo. En Amor de Dios, planifica, sana, redime, vivifica.
Jesús, nos dice el Papa Francisco, “nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que permanece siempre como algo abstracto o exterior a la vida.
El mandamiento de Cristo es nuevo, porque Él, en primer lugar, lo ha realizado, le ha dado carne, y así la ley del amor es escrita una vez para siempre en el corazón del hombre (Cfr. Jer 31,33).
¿Y cómo está escrita? Está escrita con el fuego del Espíritu Santo. Y con este mismo Espíritu, que Jesús nos da, ¡podemos caminar también nosotros por este camino…, esta Palabra del Señor nos llama a amarnos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos, no siempre vamos de acuerdo… pero es precisamente allí donde se ve el amor cristiano.
Un amor que también se manifiesta si existen diferencias de opinión o de carácter, ¡pero el amor es más grande que estas diferencias! Éste es el amor que nos ha enseñado Jesús. Es un amor nuevo porque ha sido renovado por Jesús y por su Espíritu. Es un amor redimido, liberado del egoísmo.
Mes de mayo
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Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Señor enseñamos a amar.
Amen