https://youtu.be/A0NWJWMww3w
- Hch 15, 22-31
- Sal 56
- Jn 15, 12-17
Dios sale a nuestro encuentro y nos hace sus amigos, nos dice la Oración de los fieles hoy y podríamos preguntarnos ¿qué significa esto para mi vida? Hoy quisiera centrar la reflexión en el título que nos da el Señor: “ustedes son mis amigos”
Comencemos por definir la amistad: La RAE la define como ” afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.” Es personal porque se basa en una relación entre dos o más personas. Es puro y desinteresado, sin egoismos ni elementos perjudiciales al otro. Se comparten conversaciones, actividades, emociones, sea de cara a cara o via llamada o incluso textos, pero no se limita sólo a ‘Me Gustas” en las redes sociales. Es así, en ese compartir, en esa entrega, que se fortalece. La amistad es necesaria para cada ser humano.
El significado bíblico de amistad del hebreo (rââh, ahabâh, etc) quiere decir ‘unirse’, ‘aprovechar’ y ‘en compañía con una multitud’. La socialización es un concepto básico de las relaciones humanas que vemos desde la niñez. En la sagrada escritura encontramos un pasaje que dice que el amor más grande es que da la vida por los amigos (Juan 15:13).
Esa es la amistad que Jesús quiere tener contigo, conmigo. El dar la vida por los amigos es un signo de amor, pero no la única forma de amar a los hermanos, no se demuestra así la verdadera amistad; Jesús no dio la vida muriendo, sino poniéndola al servicio de todos. Él no solo nos considera discípulos, sino que nos quiere como amigos, siendo esos amigos indispensables a los que quiere con locura, por eso nos transmite lo que Él ha vivido con el Padre, y pretende que lo asumamos y forme parte de nuestro ADN.
Jesús nos ha llamado a cada uno por nuestro nombre, Él nos ha elegido y nos ha invitado a entrar a formar parte del Reino de Dios, y poner en práctica el amor a los demás.
Amistad significa también benevolencia, es decir, un afecto que quiere y busca el bien de las personas; así lo hace Jesús. Al desembarcar, vio una gran multitud; se conmovió porque estaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas (Mc 6,33). Esta amistad se manifiesta de forma más entrañable con las personas por las que siente predilección especial; así sucede con la familia de Marta. El evangelista señala que “Jesús quería a Marta, a su hermana y a Lázaro” (Jn 11,5). Pero también con el discípulo que lo ha negado: “El Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras que le había dicho el Señor” (Lc 22,61).
La amistad se convierte en compasión cuando las personas queridas sufren o se encuentran mal; el amigo se acerca al sufrimiento del otro, lo acoge, se identifica con su dolor y sus problemas, sufre, acompaña, ayuda. En cierta ocasión se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas: “Si quieres, puedes limpiarme”. Conmovido, Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo: “Quiero, queda limpio” (Mc 1,40-41). En Naím, al ver a una viuda llorando la muerte de su hijo único, Jesús se acerca. “Al verla el Señor se conmovió y le dijo: No llores” (Lc 7,13).
Amistad significa entrega, donación al otro. El amigo sabe dar gratuitamente, regalar su tiempo, su compañía, sus fuerzas, su vida entera. Los evangelistas describen a Jesús “desviviéndose” por los demás, entregando lo mejor de sí mismo a todos. No busca su éxito, su prestigio o bienestar; es el amor lo que anima su vida entera. “El Hijo del Hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por todos” (Mc 10,45). Su crucifixión no es sino la culminación de esa entrega. “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1).
Jesús ofrece su amistad a todos, incluso a aquellos que son excluidos de la convivencia social (leprosos) o separados de una relaciones amistosas (publicanos, prostitutas); se acerca a ellos, se sienta a su mesa, los acoge y la gente lo llama amigo de publicanos y pecadores. Los evangelistas destacan la amistad particularmente honda y entrañable que Jesús vive y cultiva con sus discípulos; Jesús les va revelando sus secretos más íntimos en una atmósfera de comunicación amistosa. No los llama ya siervos porque un siervo no conoce lo que hace su señor, a ellos los llama amigos, y les da a conocer lo que ha oído del Padre (Jn 15,15).
De esta forma se establece entre Jesús y sus discípulos una comunión de afecto y amistad. Jesús llegará a decir que quien escucha a los otros, a él le escucha (Lc 10,16)
Nosotros, explicó el Papa Francisco, hemos recibido este don como destino: la amistad del Señor. Esta es nuestra vocación: vivir amigos del Señor, amigos del Señor», repitió dos veces. Y el mismo don, hizo notar, había sido recibido por los apóstoles: «más fuerte todavía, pero lo mismo».
Por tanto, actualizando el concepto Francisco subrayó que «todos nosotros cristianos hemos recibido este don: la apertura, el acceso al corazón de Jesús, a la amistad de Jesús. Hemos recibido por suerte el don de tu amistad. Nuestro destino es ser amigos tuyos».
Deteniéndose después sobre las características de este don, el Papa sobre todo evidenció que se trata de «un don que el Señor conserva siempre» y que «él es fiel a este don». Mientras al contrario, «muchas veces nosotros no lo somos y nos alejamos, con nuestros pecados, con nuestros caprichos y muchas otras cosas». Sin embargo, «él es fiel a la amistad porque nos ha llamado a vivirla. Nos ha elegido por esto, para ser sus amigos: “Ya no os llamaré siervos —dice en el Evangelio (Juan 15, 9-17)— os llamaré amigos”. Y esta palabra la conserva hasta el final». Al respecto el Pontífice pidió pensar con atención en «cuál es la última palabra» que Jesús «dirige a Judas, precisamente en el momento de la traición». Y la respuesta es sorprendente: «“Judas, amigo”. Cuando precisamente Judas iba a entregarlo, Él le dice “amigo”, le recuerda esto. Porque Él es fiel». El Señor «no dice: “Vete porque tú te has alejado de mí. Vete”. ¡No! Él hasta el final es fiel a este don que nos ha dado a todos: el don de la amistad».
Como consecuencia, continuó el Papa en su razonamiento, «Jesús es nuestro amigo. Judas, fue a su nueva suerte, por su destino que él eligió libremente, se alejó de Jesús». Y este «alejarse de Jesús», aclaró Francisco, se llama «apostasía. Un amigo que se convertía en enemigo o un amigo que se convierte en indiferente o un amigo que se convierte en traidor». Mientras al contrario «el Señor no reniega, sino que hasta el final Él está allí: “Judas, amigo”. Hasta el final». Y esto, es el consejo de Francisco, «nos debe hacer pensar».
Por otro lado, también añade el Pontície que en el texto de los Hechos de los apóstoles (1, 15-17.20-26), destaca que «Matías fue elegido en el lugar de Judas para ser testigo de la Resurrección, testigo de este don de amor, de amistad, más que amor, es amistad, que dice familiaridad en el amor. Porque Jesús mismo dice: “Vosotros sois mis amigos, ya no os llamo siervos porque el siervo no sabe lo que hace su amo. Pero os he llamado amigos porque todo lo que he oído de mi Padre os lo he hecho conocer a vosotros”». De hecho «el amigo es el que comparte precisamente los secretos con el otro». Y ya que «nosotros hemos recibido por suerte, es decir como destino, el don de la amistad de Jesús, como lo había recibido Judas, como lo había recibido Matías», el Papa invitó a pensar «en esto»: en el hecho de que Cristo «no reniega este don, no nos reniega, nos espera hasta el final. Y cuando nosotros por nuestra debilidad nos alejamos de Él, Él espera, Él espera, Él continúa diciendo: “Amigo, te espero. ¿Amigo qué quieres? Amigo, ¿por qué me traicionas con un beso?”». Porque, concluyó el Pontífice, Jesús «es el fiel en la amistad». Y «nosotros debemos pedirle esta gracia de permanecer en su amor, permanecer en su amistad, esa amistad que nosotros hemos recibido como don en suerte con él».
Para concluir enumeremos algunas de las características de esta relación de amistad :
Es Indispensable: “Mas valen dos que uno solo, pues obtienen mayor ganancia de su esfuerzo. Pues si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo que cae!, que no tiene quien lo levante.” (Eclesiastés 4, 9-10)
Se basa en amor: “Este es mi mandamiento que se amen los unos a los otros como yo los he amado (Jn 15, 12
En las buenas y en las malas: “El amigo ama en toda ocasión, el hermano nace para tiempo de angustia”. (Proverbios 17, 17)
Leal y sin engaños: “Leales son las heridas del amigo, falsos los besos del enemigo.” (Proverbios 27, 6)
A pesar de nuestros desperfectos: “Todos se desviaron, a una se corrompieron; no hay quien obre el bien, no hay siquiera uno.” (Romanos 3, 12)
Es de entrega total: “Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigo.” (San Juan 15, 13)
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día
- https://mujerllenadegracia.com/por-que-jesus-quiere-ser-mi-amigo/
- https://es.catholic.net/op/articulos/23256/cat/304/jesus-el-mejor-amigo.html#modal
- https://www.vatican.va/content/francesco/es/cotidie/2018/documents/papa-francesco-cotidie_20180514_amigo-hasta-final.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/
- https://www.significadobiblico.com/amistad.htm
Palabra de Vida Mes de Mayo 2023
“ Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.” (Romanos 12, 10) https://ciudadnueva.com.ar/wp-content/uploads/2023/04/PV-05-2023_doble.docx
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2023.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.