Providencialmete celebrábamos, en este segundo día la Conmemoración de Todos los difuntos, y la Aclamación antes del Evangelio ,el Señor en Jn 11, 25-26, nos afirma: “yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, no morita para siempre.” Entonces, ¿cómo podríamos, no celebrar con alegría en el corazón ante semejante promesa de Dios? Esa que debemos recordar por fe, fe que el apóstol Pablo definió como la certeza de las cosas esperadas y la convicción de las cosas aún no vistas. De la que muchos se burlan y la consideran propiedad de zelotes incultos. Y, sin embargo, la iluminación verdadera afirma que consiste en saber que por medio de esta virtud, quienes amamos llegado el momento en que el Señor venga a visitarlos los encuentra con las lámparas encendidas y entonces, van a entrar en el reino que en esta vida no vemos ni conocemos.
Esa fe que nos trae una paz que sobrepasa toda comprensión humana, una confianza plena, aceptando lo que estamos viviendo ante la pérdida de un familiar, seguros de que no será más de lo que podemos soportar. Que todos somos peregrinos que nos dirigimos hacia el Encuentro con nuestros hermanos en la Iglesia Triunfante.
Buenos, pues después de esta introducción, les invito, me acompañen, para compartirles el segundo encuentro con la hermana muerte qué recordamos con gozo en este segundo día:
Me contaba Nando que siendo un muchachito, se va a Puntarenas a casa de su tía a pasar unas vacaciones. Un día , se va con un grupo, a nadar al mar, sin permiso. Después de un largo rato, los demás deciden devolverse porque se sentían cansados y él sigue nadando solo mar adentro. El cansancio comienza a apoderarse de él a tal punto que siente, no puede salir de ahí y no divisa a nadie a su alrededor. Aparece a su lado entonces, nuevamente la hermana muerte a su lado y cree que ya no le queda más que darse por vencido.. Sin duda alguna el Señor que sabe que todavía, aun le falta peregrinar, vuelve a indicar a la hermana muerte que se retire y le envía un Ángel en un bote. Me contaba él que no sabía de dónde había salido; lo suben a la embarcación y lo llevan hasta la playa.
Es por eso que en este día dimos gracias a nuestros Señor que siempre que nos ama y nos conoce, por salir nuevamente al Encuentro de Nando y brindarle otra oportunidad para seguir su peregrinar, en este vivir entendiendo la vida como un camino que hay que recorrer para llegar a una vida futura en unión con Dios después de la muerte.
Dios tiene sed de que el ser humano tenga encuentros con El.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Noviembre 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.