Hola mis queridos lectores. Estando cada día más cerca de la Nochebuena, y en este recorrido que hemos venido haciendo desde el inicio del Aviento, y con el fin de guardar un momento de recogimiento, estés donde estés, para conversar con Dios y meditar sobre el misterio de la Navidad, hoy les comparto otra de las grandiosas características de este increíble personaje de la Navidad, San José, Padre trabajador y su enseñanza para nuestra vida.
San José amaba su oficio. Seguramente se sentía orgulloso de pertenecer al gremio de los carpinteros. La situación económica de un artesano de pueblo no era demasiado brillante. José debía trabajar duro para socorrer las necesidades de la familia. Pero, en José, la dureza del trabajo no era ningún obstáculo para hacer del mismo una oración de alabanza al Padre.
Así lo describe Francisco Butiñá, (profesor, escritor, fundador y misionero jesuita catalán) diciendo que José sabía hermanar el trabajo y la oración, convirtiendo la tarea cotidiana en una alabanza:
“Fácilmente hermanaba la oración con el trabajo, la vida activa con la contemplativa, sin impedimento ni cansancio”… (Glorias de San José).
“Con la oración empezaba el día, con la oración la proseguía y al ir a tomar un ligero descanso, con la oración lo terminaba… Aunque ocupado en faenas exteriores no desistía de su oración interior, ni de alabar a Dios con los afectos devotos del alma sacados de la contemplación divina” (Glorias de San José).
El Papa Francisco en la Carta Apostólica “Patris Corde”, afirma que “en el taller de Nazaret, José toma consigo a Jesús para enseñarle el arte de la carpintería. José le transmite el gusto por el trabajo bien hecho, una enseñanza que cae en la mejor tierra.
Con San José reconocemos que el trabajo testimonia la dignidad del ser humano y su participación en la obra de la Creación. Es una ocasión para perfeccionar la propia personalidad, para servir a los demás, para contribuir al bien de la sociedad
Un aspecto que caracteriza a san José y que se ha destacado desde la época de la primera Encíclica social, la Rerum novarum de León XIII, es su relación con el trabajo. San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo.
En nuestra época actual, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en las que durante décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es necesario, con una conciencia renovada, comprender el significado del trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar.
El trabajo se convierte en participación en la obra misma de la salvación, en oportunidad para acelerar el advenimiento del Reino, para desarrollar las propias potencialidades y cualidades, poniéndolas al servicio de la sociedad y de la comunión. El trabajo se convierte en ocasión de realización no sólo para uno mismo, sino sobre todo para ese núcleo original de la sociedad que es la familia. Una familia que carece de trabajo está más expuesta a dificultades, tensiones, fracturas e incluso a la desesperada y desesperante tentación de la disolución. ¿Cómo podríamos hablar de dignidad humana sin comprometernos para que todos y cada uno tengan la posibilidad de un sustento digno?
La persona que trabaja, cualquiera que sea su tarea, colabora con Dios mismo, se convierte un poco en creador del mundo que nos rodea. La crisis de nuestro tiempo, que es una crisis económica, social, cultural y espiritual, puede representar para todos un llamado a redescubrir el significado, la importancia y la necesidad del trabajo para dar lugar a una nueva “normalidad” en la que nadie quede excluido. La obra de san José nos recuerda que el mismo Dios hecho hombre no desdeñó el trabajo. La pérdida de trabajo que afecta a tantos hermanos y hermanas, y que ha aumentado en los últimos tiempos debido a la pandemia de Covid-19, debe ser un llamado a revisar nuestras prioridades. Imploremos a san José obrero para que encontremos caminos que nos lleven a decir: ¡Ningún joven, ninguna persona, ninguna familia sin trabajo!”
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2021.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.