Pidamos hoy la gracia al Espíritu Santo que nos ahuyente de todo engaño, pidamos la gracia de reconocernos pecadores: somos pecadores. Pecadores, sí. Corruptos, no.”

No debemos descuidar estas tres características de la Ley que se nos habla en este Evangelio: la justicia, la misericordia, la lealtad. Jesús, nos confronta, nos invita a reflexionar y a mirar dentro de nosotros para ser mejores.

Pidamos a Dios la gracia de orar y orar para no caer en las tres actitudes que nos habla el padre Yepes en el audio y nos llevan a los ayes que conlleva vivir una religiosidad exterior, con la puerta cerrada y la llave en el bolsillo.

Recuerda la puerta estrecha es Jesus, y escogerla significa el camino a la salvación. Si nos fijamos bien en todo lo que creemos nos vamos a dar cuenta de lo importante que es Dios y de como nos amó tanto que nos entregó a su Hijo Jesús para salvarnos. Se quedó con nosotros en la Iglesia, nos perdona y nos promete volver a venir.

Cada uno de nosotros ha llegado a conocer a Cristo gracias a otra persona. En cada cristiano, a lo largo de los siglos, se repite el evento de Felipe, Natanael y Jesús”

La lectura de San Pablo nos lleva a meditar en que si queremos compararnos con otros que nos destacan, este sería un buen método para mantenernos humildes. El apóstol corrige una buena regla de su conducta; es decir, no para presumir de las cosas sin su medida, que fue la medida que Dios ha distribuido a…

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas… entonces yo digo: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”», como nos lo recuerda el salmo de hoy. El texto de los jueces, nos enseña, que si bien es cierto que hemos de ser fieles al Señor, debemos pensar bien qué es lo que ofrecemos al Señor, pues lo…

Jesus, contra la lógica humana de la retribución, quiere mostrar la misericordia, la bondad y la libérrima gratuidad con que obre el Señor frente a los hombres y como en la Parábola del Hijo Pródigo, para El lo que cuenta es la salvación de los hombres, y allí a entonces la Misericorida cuando verdaderamente nos hemos arrepentido.

Cuando Jesús habla de riquezas no sólo se refiere al dinero, alude a todo tipo de “posesiones”, y nos hace esta dura advertencia no porque sean malas en sí, sino por el daño que nos hacemos a nosotros mismos.