La liturgia de hoy la podemos resumir en esta frase de San Agustín: “Nuestro corazón  está inquieto hasta que descanse en Ti”

Celebrar la Natividad de María es celebrar nuestro nacimiento a la vida de la gracia, es recordar que la vida humana está llamada a vivirse en la gracia y a participar de la gloria de Dios.

La liturgia de hoy nos invita a reflexionar sobre las dos actitudes en las que podemos caer en nuestra vida: la permisividad o el  criticar o descalificar a quienes hacen el bien.

La liturgia nos muestra que aunque seguir a Cristo no es un camino fácil, su camino está marcado por la certeza de que Dios nos guía hacia la verdadera libertad

La liturgia de hoy nos invita a reflexionar que tipo de cristianismo practicamos. Reflexionemos: Quién te ha hecho superior a los demás? Qué tienes que no lo hayas recibido? Por qué presumes como si no lo hubieras recibido? Y nos recuerda que El Hijo del hombre también es dueño del sábado “.

La liturgia de hoy nos invita a meditar que somos servidores y administradores de los misterios del Señor.

quiere que tú hagas algo, algo por lo cual tú ya estabas resignado(a) a no esforzarte más. Si quieres un milagro vuelve a echar la red. 

La liturgia de hoy nos invita a meditar en esas actitudes que debemos dejar a Dios cincelar a nuestra vida para que nuestras acciones sean guiadas por su Espíritu Divino y no por nuestra humanidad, entonces podremos saborearnos con el alimento sólido de la fe y predicar y colaborar en la restauración de la dignidad de las personas.