La liturgia nos sigue preparando para que con la fuerza que nos da el Espíritu Santo, sigamos anunciando el evangelio y adaptándonos a las circunstancias,
Se aprecia muy bien en las lecturas que el Espíritu que habita la Iglesia es el fruto final de la Pascua, por lo que hoy se nos invita a vivir en comunión con el Paráclito Divino.
Hoy en la liturgia El Señor nos ofrece su Paz para que las contrariedades o tribulaciones, no nos detengan en la proclamación de la Buena Nueva, al contrario que proclamemos la Gloria de su Reinado.