Señor, que bueno es saber que me escuchas y atiendes a mis necesidades, susurrando a mi espíritu tu invitación a vencer el miedo y a fiarme de Ti.
Quiero tomar buenas decisiones, diferenciar lo bueno de lo malo, esforzarme por serte fiel y no dejar que nadie me quite el deseo de complacerte.
Me cuento entre los pecadores que siempre vuelven a caer. Reconozco que me faltan las fuerzas; por eso me humillo ante Ti y clamo por tu compasión.
Como María de Betania, quisiera también ponerme a tus pies y ofrecerte el mejor de mis perfumes, que no es otro que el de hacer obras agradables a Ti.
Gracias por cuidarme, por hacerme sentir valioso e importante. Tú eres grande, poderoso, invencible, supremo, con un corazón rico en misericordia.
Me siento bendecido porque, en tu verdad y en tu amor, he encontrado esa paz que me invita a luchar con todas mis fuerzas contra todos mis vicios.
Tú tocas todas las dimensiones de mi vida y no haces diferencias entre mi riqueza o pobreza, sino en cuánto amor estoy dispuesto a entregar.
Con tu presencia rebosante en amor y perdón, estoy seguro de que podré superar toda mala inclinación. Te amo y te entrego mi corazón. Amén
Propósito para hoy.
Escribiré una carta para cada uno de los miembros de mi familia agradeciéndoles por cada detalle importante que han tenido conmigo
Frase de reflexión.
“El Reino de los cielos es para aquellos que ponen su confianza en el amor de Dios y no en las cosas materiales”. Papa Francisco
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.