Señor mío y Dios mío, Tú eres mi luz divina, la que disipa mis oscuridades y me lleva por caminos de vida y de sanación. Quiero darte gracias por tu poder y por enseñarme que contigo todo es posible, toda prueba es superada y todo desafío puede ser logrado.
Me propongo a lograr una profunda conversión, y espero con fe que, con tu gracia, pueda realizarlo, porque esto podría cambiar la vida de muchos.
Quiero amarte con todo mi corazón, libre de apegos y sin confiar en mi limitada razón que busca razones “lógica” de explicar tus milagros de amor.
Líbrame de toda ocasión de pecado que trate de separarme de tu amor. Acepto las cruces que vivo porque mediante ellas transformas mi corazón.
Estoy dispuesto a seguirte por el desierto de mis dolores, y aunque duras sean las pruebas, con tu fuerza podré sostenerme y salir vencedor.
Quédate a mi lado en las nuevas batallas que estoy por librar para poder derribar mis muros y romper con todo aquello que me hace ser ineficiente.
Me sostengo en tu Palabra sanadora, me confío a la esperanza guardada en Ella y al poder de la oración en el que permaneces siempre abierto y atento.
Cuento con tu compañía y con el poder de tu Cruz que todo lo libera, todo lo transforma y todo lo vuelve amor. Te amo y confío en Ti. Amén
Propósito para hoy.
Leer y reflexionar sobre un pasaje del Evangelio que haga referencia a la Pasión de Jesús, para conocer más de su humildad. (Sugerencia: Lucas 22,39-46)
Frase de reflexión.
“La Cuaresma es un tiempo de gracia para reconocer que nuestras pobres cenizas son amadas por Dios, un tiempo para acoger la mirada amorosa de Dios y, sintiéndonos mirados así, cambiar de vida. Estamos en el mundo para caminar de las cenizas a la vida“. Papa Francisco.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Febrero 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.