Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. Sal 102.
En general, escribe Norann Vol en un artículo, me considero una persona optimista y positiva cuyo estado de ánimo no depende de las circunstancias del momento. Sin embargo, hace algunos años me encontré atrapada en una profunda tristeza.
Honestamente, no sé cómo, ni por qué llegué allí. Fue algo nuevo y aterrador para mí, particularmente porque no me dieron resultado los recursos de equilibrio y fortaleza que solía aplicar antes. Me sentía incapaz para salir de la oscuridad, ni siquiera con el esfuerzo de mis oraciones. Pero un día, bastante oscuro, mi esposo, Chris, me dijo: “Escribe algo, una sola cosa por que dar gracias”.
Y lo hice. Dar gracias, celebrar, agradecer —aún por los detalles más insignificantes— se convirtió para mí en una nueva forma de vida, fue como inyectar oxígeno donde antes era insuficiente; representó un cambio radical en mi ser. Llené un primer cuaderno, mi “diario de gratitud”, y continúe con otro.
En sus epístolas, Pablo nos anima a dar gracias. Pero quizás su encargo más exigente se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo, porque ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús para con vosotros”.
“En todo”: ese es el reto. Cuando vemos nuestras bendiciones estamos agradecidos por las cosas que el Señor ha hecho por nosotros y provisto para nosotros. Así que, damos gracias con alegría, lo cual es muy fácil de hacer. Pero, nos resulta difícil darle gracias cuando al parecer no hemos recibido más bendiciones y nuestra situación no es muy positiva. Sin embargo, Pablo nos dijo que dar gracias en todo es la voluntad de Dios para nosotros.
En Efesios 5:20, Pablo nos da el secreto de una vida llena de gracias en tres palabras: “Dando siempre gracias por todo a nuestro Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
El secreto de dar gracias a Dios no tan sólo en los buenos tiempos sino también en todo tiempo, no sólo por las cosas buenas sino también por todas las cosas, es hacerlo “en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
La realidad del nombre del Señor es Su persona. Estar en Su nombre es estar en Su persona, en Él mismo. Esto implica que debemos ser uno con el Señor en darle gracias a Dios”.
El nombre denota la persona. La persona del Señor es el Espíritu (2 Co. 3:17a). Obrar en el nombre del Señor es actuar en el Espíritu. Esto es vivir a Cristo”.
Poder dar gracias en todo no es un asunto relacionado con la filosofía, disciplina o con tener una manera de ser alegre. El secreto de vivir una vida que da gracias consiste en vivir a la persona que da gracias: Jesucristo quien es hoy el Espíritu Santo, en nuestro espíritu.
Vivimos y actuamos en la persona de Cristo en nuestro espíritu y disfrutamos Su vida en nosotros. Entonces, nuestras oraciones espontáneamente están llenas de alabanza y gracias a Dios por todas las cosas.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.
Bibliografía:
Primera referencia
Segunda referencia
Tercera Referencia