Hoy siguiendo con nuestras meditaciones acerca del Corazón de Jesús quisiera que reflexionemos con Anselm Grüm en su libro el Amor todo lo Sana, sobre esta otra gracia del Amor que San Pablo nos describe en 1 Cor 13. El amor no lleva cuenta del mal. No devuelve mal por mal. El amor no es calculador. No lleva cuentas de cómo debería devolver el mal recibido. En todas estas cualidades debemos pensar siempre que el amor es un don de Dios… El amor está en nosotros porque el Espíritu de Dios está hablando en nosotros. Esta es la promesa de San Pablo. Nuestra tarea consiste solo en confiar en ese amor qué hay en nosotros y entrar en contacto con la fuente interior del amor…
Si intentamos dejar de llevar cuentas, el amor crece en nosotros. Esto tiene un efecto reciproco: el amor nos capacita para renunciar a la verificación de las cuentas, esta renuncia nos pone en contacto con el amor qué hay en nosotros y hace que fluya con mas fuerza en nuestro interior.
¿Cómo reaccionar? Afirma el Santo Padre: “Cuando hemos sido ofendidos o desilusionados, el perdón es posible y deseable pero nadie dice que sea fácil” (AL 106). Es necesaria “una pronta y generosa disponibilidad de todos y cada uno a la comprensión, a la tolerancia, al perdón, a la reconciliación. Ninguna familia ignora que el egoísmo, el descuerdo, las tensiones, los conflictos atacan con violencia y a veces hieren mortalmente la propia comunión” (AL 106). Sabemos que “para poder perdonar necesitamos pasar por la experiencia liberadora de comprendernos y perdonarnos a nosotros mismos” (AL 107). “Pero esto supone la experiencia de ser perdonados por Dios, justificados gratuitamente y no por nuestros méritos. Fuimos alcanzados por un amor previo a toda obra nuestra, que siempre da una nueva oportunidad, promueve y estimula. Si aceptamos que el amor de Dios es incondicional, que el cariño del Padre no se debe comprar ni pagar, entonces podremos amar más allá de todo, perdonar a los demás aun cuando hayan sido injustos con nosotros” (AL 108).
Solamente desde esta actitud podremos rezar con sinceridad el Padrenuestro y pedir humildemente: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Tomar en cuenta el mal, llevarlo anotado, ser rencorosos, nos impide ser felices y nos incapacita para amar.
El Corazón de Cristo es el Corazón de la Misericordia del Padre. Un corazón de misericordia es el corazón de Cristo. El corazón de Cristo es un corazón que mana, que palpita, un corazón paciente, un corazón que ama, que perdona, que te conoce y te acoge siempre. Es un corazón que llora, que acompaña, que mira, que lucha, que salva, que muestra su herida, un corazón siempre solidario con las heridas de los demás. Un corazón que sana y en cuyas cicatrices están todas nuestras cicatrices del cuerpo y del alma. Es el corazón de Cristo, corazón del Evangelio, corazón de misericordia. “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y encontraréis vuestro descanso”.
Oremos
Sagrado Corazón de Jesús, fuente de todo amor y de todo perdón,
que me amas más que nadie, y que me perdonas cuando me olvido de tu amor infinito, enséñame a perdonar de corazón a todos los que me han hecho daño, y a los que me lo harán en el futuro.
Enséñame a perdonar sin temor a sufrir nuevas ofensas; enséñame a perdonar sin condiciones; enséñame a perdonar con corazón sincero y generoso, sin límites ni excusas.
Sagrado Corazón de Jesús, Maestro del amor y del perdón.
Enséñame a perdonar a todos, sin importar el daño que me hayan hecho.
Enséñame a perdonar una y mil veces, siempre que sea necesario.
Enséñame a perdonar aunque nadie me pida perdón; enséñame a perdonar aunque ni siquiera se hayan dado cuenta de que me han ofendido y continúen haciéndolo.
Fortalece mi corazón con tu presencia, ilumina mi mente con la luz de tu sabiduría, bendíceme con tus dones y tus gracias, para que mi amor y mi perdón sean siempre limpios y sinceros, generosos y constructivos.
Enséname a cambiar el rencor por amor, y el mal por el bien.
Enséñame a amar y a perdonar como sólo tú que eres Dios, sabes hacerlo. Hoy, mañana, y siempre. Amén.
¡Sagrado Corazón de Jesús en vos confío porque se que me amas!
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.