Continuamos reflexionando con la homilia del Papa Francisco en la Fiesta de la Divina Misericordia: “Ante todo, son ‘misericordiados’ por medio de tres dones: primero Jesús les ofrece la paz, después el Espíritu, y finalmente las llagas.
En primer lugar, les da la paz. Los discípulos estaban angustiados. Se habían encerrado en casa por temor, por miedo a ser arrestados y correr la misma suerte del Maestro.
Pero no sólo estaban encerrados en casa, también estaban encerrados en sus remordimientos. Habían abandonado y negado a Jesús. Se sentían incapaces, buenos para nada, inadecuados…
No estás solo. A todo el mundo le pasa. Ese sentimiento negativo que utilizas para maltratarte es algo muy común, aunque en cada persona tiene un nivel diferente. Usamos la culpa para castigarnos como consecuencia de algunas malas acciones y entramos en una espiral de maltrato. Es una forma de penitencia, pero hay que dejarlo atrás y responsabilizarse o intentar reparar el daño y no arrastrar esa sensación de miseria toda la vida.
“Jesús, continua el Papa, llega y les repite dos veces: «¡La paz esté con ustedes!». No da una paz que quita los problemas del medio, sino una paz que infunde confianza dentro.
No es una paz exterior, sino la paz del corazón. Dice: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió, así yo los envío a ustedes» (Jn 20,21). Es como si dijera: “Los mando porque creo en ustedes”. Aquellos discípulos desalentados son reconciliados consigo mismos. La paz de Jesús los hace pasar del remordimiento a la misión. En efecto, la paz de Jesús suscita la misión. No es tranquilidad, no es comodidad, es salir de sí mismo.
La paz de Jesús libera de las cerrazones que paralizan, rompe las cadenas que aprisionan el corazón. Y los discípulos se sienten ‘misericordiados’: sienten que Dios no los condena, no los humilla, sino que cree en ellos. Sí, cree en nosotros más de lo que nosotros creemos en nosotros mismos. “Nos ama más de lo que nosotros mismos nos amamos”.
Para Dios ninguno es un incompetente, ninguno es inútil, ninguno está excluido. Jesús hoy repite una vez más: “Paz a ti, que eres valioso a mis ojos. Paz a ti, que eres importante para mí. Paz a ti, que tienes una misión. Nadie puede realizarla en tu lugar. Eres insustituible. Y Yo creo en ti”.
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Abril 2021
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.