?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Gen 3, 9-15
- Sal 97
- Ef 1, 3-6, 11-12
- Lc 1, 26-38
Celebramos hoy por haber sido ayer el segundo domingo de adviento (no se cambia la liturgia por otra celebración) la Inmaculada Concepcion de la Virgen. Dogma ratificado por el Papa Pío IX en 1854.
Celebremos pues, el designio salvifico de Dios, que preservó a Maria de toda mancha de pecado para que concibiera en su seno,al Salvador. Pensemos en esta gracia especial que Dios concedió a Maria, pero al mismo tiempo en los regalos que nos da a nosotros como Iglesia, ya que Ela es presentada no solo como la Inmaculada sino además, como abogada para su pueblo, modelo de gracia y santidad.
La primera lectura nos presenta la introducción del pecado al mundo, pero también la obra salvifica de Dios en el mundo.
El salmo nos invita a ponernos alegres pesando en Maria, en la que el Señor ha hecho maravillas y a través de la cual Dios nos dio al salvador del género humano: Cristo Jesus.
San Pablo en su carta a los Efesios, nos hace ver que el tiene claro que también nosotros somos participes de las gracias que vienen de Cristo Jesús, nos dice: “Con Cristo somos herederos también nosotros. Frase clave para el dogma de la Inmaculada, pues lo que Maria ha recibido por adelantado para concebir en su seno al Salvador, también nosotros, según la voluntad del Padre, podremos recibirlo. Su gracia y el perdón de nuestras culpas. Ser herederos, es compartir la suerte bendita que nos trae el don de Cristo Jesús.
Nos indica el Papa Francisco: “La Virgen María: ante el anuncio del Ángel, no oculta su asombro. Es el asombro de ver que Dios, para hacerse hombre, la ha elegido precisamente a Ella, una sencilla muchacha de Nazaret, que no vive en los palacios del poder y de la riqueza, que no ha hecho cosas extraordinarias, pero que está abierta a Dios, se fía de Él, aunque no lo comprenda del todo. Su respuesta es: “He aquí la esclava el Señor, hágase en mí según tu palabra”. (Lucas 1,38)
Dios nos sorprende siempre, rompe nuestros esquemas, pone en crisis nuestros proyectos, y nos dice: Fíate de mí, no tengas miedo, déjate sorprender, sal de ti mismo y sígueme.
Preguntémonos hoy todos nosotros si tenemos miedo de lo que el Señor pudiera pedirnos o de lo que nos está pidiendo. ¿Me dejo sorprender por Dios, como hizo María, o me cierro en mis seguridades, seguridades materiales, seguridades intelectuales, seguridades ideológicas, seguirdades de mis proyectos? ¿Dejo entrar a Dios verdaderamente en mi vida? ¿Cómo le respondo?
María ha dicho su SÍ a Dios, un SÍ que ha cambiado su humilde existencia de Nazaret, pero no ha sido el único, más bien ha sido el primero de otros muchos SÍ pronunciados en su corazón tanto en los momentos gozosos como en los dolorosos; todos estos SÍ culminaron en el pronunciado bajo la Cruz…”
Cuando pensamos en el “Sí” de María a la propuesta de Dios, lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela “romántica”, y olvidar que con ese “Sí”, toda su vida quedó comprometida. La respuesta que ella dio no era algo espontáneo o lógica.
María se dejó guiar por la fe. Ésta la llevó a creer a pesar que parecía imposible lo anunciado. El Misterio se encarnó en ella de la manera más radical que se podía imaginar.
Sin certezas humanas, ella supo acoger confiadamente la palabra de Dios. María también supo esperar, ¿cómo vivió María aquellos meses, y las últimas semanas en la espera de su Hijo? Sólo por medio de la oración y de la unión con Dios podemos hacernos una pálida idea de lo que ella vivió en su interior. También María vivió con intensidad ese acontecimiento que transformó toda su existencia de manera radical. Ella dijo “Sí” y engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe. Estas son experiencias que contrastan con nuestro mundo materialista, especialmente en la cercanía de las fiestas de Navidad. Por ello, como cristianos, ¿cómo no centrar más nuestra vida al contemplar este Misterio inefable? ¿Cómo no dar el anuncio de la alegría de la Navidad a todos los que no han experimentado ese Dios-Amor?
No olvidemos que un día ese Dios creció en el seno de María, y también puede crecer hoy en nuestros corazones, si por la fe creemos, y si en la espera sabemos dar sentido a toda nuestra vida mirando con valor al futuro.
Mes de diciembre
Servir, servir y servir
/Mantén vivo siempre en tus pensamientos la idea de que eres un servidor de los demás. Sirviendo a los demás con amor y alegría consolidas y aumentas la virtud de la Humildad. Recuerda que Dios “miró la pequeñez de su esclava” y “enaltece a los humildes de corazón”
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Diciembre 2019
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.