?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- Gal 3, 1-5
- Lc 1
- Lc 11, 5-13
Hoy se da entre muchos de nuestros cristianos un pensamiento parecido al de aquellos ancianos, que anclados en la Ley de Moisés consideraban que lo que los hacía santos era el cumplimiento de todos los preceptos que en ella se habían escrito; ya que muchos hoy también piensan que la santidad viene por hacer tal o cual práctica litúrgica o devocional. La verdad es que sí, éstas son importantes (ir a misa los domingos, rezar novenas, visitar santuarios), sin embargo, la santidad y la verdadera vida cristiana vienen al hombre por la vivencia del Evangelio y la acción de Dios en nosotros por medio del Espíritu Santo.
¿Quién guía tus pasos? ¿Te quedas sólo en palabras o gracias a la Palabra vas más allá? ¿Qué te dice la Palabra?
Lejos de querer ser derrotista, si no tenemos bien claro quién mueve nuestra vida o qué mueve nuestra vida, podemos llegar a dejarnos llevar sin coger las riendas de nuestra existencia. Si de verdad nos llamamos cristianos, si es cierto que esto no sólo consiste en recibir los sacramentos, sino en vivir conforme al Evangelio, si seguimos las huellas de quien lo dio todo por nosotros, entonces no debemos quedarnos en palabras y discursos vacíos, no debemos tener la Fe frente a las obras, sino que las obras han de mostrar a los demás nuestra Fe.
Y al propósito nos habla el evangelio, Dios se porta como Padre que no da cosas que puedan ser malas o nocivas para sus hijos. Por ello, no todo lo que pedimos se nos dará. Estas enseñanzas deben ir siempre unidas, ya que, como no sabemos qué cosa es buena o mala para nuestra vida y la de los demás, debemos pedir con insistencia y sin desfallecer. Pero, por otro lado, debemos de mantener la paz en nuestro corazón, sabiendo que Dios no nos concederá lo que, en su infinito amor, sabe que podría ser peligroso para nuestra vida material y espiritual. Aprendamos a confiar en el infinito amor de Dios y a no desfallecer en nuestra oración.
El padre Yepes, nos habla de cómo debe ser la oración:
- Inisistente, perseverante
- Confiada
- Humilde.
Y el padre Martin nos indica que debemos tener en cuenta a quién le pedimos:
- Al Creador,. Asumir el Misterio de que El es Dios y nosotros sus criaturas.
- El es nuestro Papá Dios, El sabe mejor que nosotros qué nos conviene y qué no; entonces hay que fiarnos de El, aceptar con paz si no nos da lo que le pedimos.
- Le pedimos a quien nos da la gracia de la perseverancia para transformar nuestra vida y la obediencia para hacer su Voluntad aunque a veces desde la mirada puramente humana resulte difícil asimilarla porque no comprendemos.
El Papa Francisco, nos explica: “…La oración tiene dos actitudes: es necesaria y es segura. Oración necesaria siempre: la oración, cuando nosotros pedimos alguna cosa, es necesaria: “Tengo esta necesidad, escúchame, Señor”. Pero también, cuando es verdadera, es segura: “¡Escúchame! Yo creo que tú puedes hacerlo porque tú lo has prometido”
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p data-removefontsize=”true” data-originalcomputedfontsize=”16″>Pensemos si nuestra oración es necesaria y es segura: necesaria, porque decimos la verdad a nosotros mismos, y segura, porque creemos que el Señor puede hacer aquello que le pedimos.”
Palabra de Vida Mes de octubre.
Todo el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado.” (Lucas 14, 11)
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Octubre2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.