https://youtu.be/i-GrGfxub_E
- Hch 13, 14-43, 52
- Sal 99
- Apoc 7, 9-14, 17
- Jn 10, 27-30
Nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.182: La participación en la celebración común de la Eucaristía dominical es un testimonio de pertenencia y de fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Los fieles proclaman así su comunión en la fe y la caridad (…). Se reconfortan mutuamente, guiados por el Espíritu Santo»
Contemplando la figura del Buen Pastor la liturgia de hoy nos recordará la meta a la que todos los bautizados hemos sido llamados, al gozo del reino eterno. Participemos activamente en la Eucaristia de hoy y dejemos que a través de las lecturas el Espíritu Santo nos haga escuchar la voz de Dios y comprender el compromiso que ello implica en la vida del cristiano.
Dos hilos conductores podemos descubrir en las lecturas de hoy: la figura del pastor y la alegría. En los tiempos que corren podemos apreciar fácilmente que estamos rodeados de conflictos, la pandemia aún no ha terminado, los migrantes y refugiados son cada vez más, la inestabilidad económica en varias regiones del mundo sigue… No es difícil perder la alegría, o buscarla en lugares equivocados. La imagen del pastor bello y bueno que da la vida por sus ovejas nos puede dar y /o devolver la auténtica alegría que necesitamos.
Y es que no deja de ser llamativa e interpelante la cerrazón de los judíos de Antioquía al mensaje del Evangelio que nos presenta el texto de los Hechos. Parece ser que cuesta demasiado aceptar la novedad del Evangelio. Esto mismo nos puede pasar hoy a nosotros. Cuando el Evangelio anunciado nos incomoda, porque nos invita a renovar las estructuras eclesiales, a ser iglesia en salida, a practicar la sinodalidad… a ser más hermanos derribando barreras de cualquier tipo. Las resistencia y negativas siguen.
Es importante que nos preguntemos: ¿cómo recibo la novedad del Evangelio? ¿cómo reacciono a las constantes invitaciones del Papa sobre la sinodalidad?
Pero es muy importante el detalle que nos brinda Lucas: cuando se marcharon Pablo y Bernabé: los discípulos quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
¿Me considero una persona que tiene la alegría del Espíritu Santo?
El Apocalipsis nos presenta el cumplimiento definitivo del plan de Dios: habla de una presencia intima y continua del Señor en medio de su pueblo, en razón de la cual todos los males se contemplan como superados
La antífona del salmo que hemos repetido una y otra vez viene a ser como un “bajo continuo” que nos invita a tomar conciencia de lo que somos como Iglesia, como comunidad eclesial: somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Las ovejas están seguras bajo el cuidado del Pastor bueno y bello. La seguridad no está en ninguna fuerza humana, sino en las manos del Padre; el Padre de todos. Jesús revela así la profunda comunión que existe entre El y el Padre, y es más, nos hace partícipes de esa comunión porque nos comunica la vida verdadera. Con cuanto cariño expresa Jesús el sentimiento de pertenencia y comunión con los suyos. La imagen que tantas veces habría llenado sus ojos en los caminos de Galilea, de pastores atentos y pacientes; los textos de los profetas escuchados en la sinagoga que hablaban de un pastor según el corazón de Dios que buscaría a las ovejas perdidas y sanaría a las frágiles…confluyen en ese instante en que Él mismo se ofrece como cuidador definitivo y universal.
Nos explica el Papa Francisco: “Estas palabras nos ayudan a comprender que nadie puede decirse seguidor de Jesús si no escucha su voz. Y este «escuchar» no hay que entenderlo de una manera superficial, sino comprometedora, al punto que vuelve posible un verdadero conocimiento recíproco, del cual pueden surgir un seguimiento generoso, expresada en las palabras «y ellas me siguen». Se trata de un escuchar no solamente con el oído, sino ¡una escucha del corazón!”
Jesús utiliza tres verbos que se vuelven paradigmáticos: ESCUCHAR, CONOCER, SEGUIR. En primer lugar, la atención a su suave voz entre los ruidos de la historia, esa escucha que nos familiariza con aquellos que oímos, que nos asimila con aquel que se comunica. Si optamos por escuchar a Jesús, y seguirlo, entonces, El será nuestro Pastor y recibiremos la vida eterna, por lo tanto, es el motivo de nuestra alegría, la verdadera alegría que sostiene toda nuestra vida y que supera todo entendimiento. Entonces podremos estar confiados de que algún día estaremos con aquella muchedumbre de toda raza, lengua y nación que alaba al Cordero, que es su pastor.
Sólo nos pide una cosa el Señor, identificar la voz del pastor. Y para ello nos puede servir de ayuda la figura de Carlos de Foucauld, que será canonizado en la Plaza de San Pedro el próximo domingo. El nuevo santo decía que para oír a Dios sólo valen la oración y el ayuno, sin ambas siempre habrá demasiado ruido y demasiada avidez en el corazón del hombre. Y sin el cultivo de una sensibilidad especial para oír al Maestro nos perderemos.
Este pastor es el único que nos conoce hasta el fondo, el que despierta la bondad escondida en nosotros, y al que aprendemos a seguir porque en ello nos va el alimento, el descanso, la protección, la compañía.
Bibliografía:
- Folleto La Misa de Cada Día.
- https://oracionyliturgia.archimadrid.org/2022/05/08/no-solo-tiene-oficio-de-pastor-sino-de-padre/
- https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2022/05/08.html
- https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/pautas/
- http://webcatolicodejavier.org/evangeliodeldia.html
- https://www.iglesiaenaragon.com/domingo-4o-de-pascua-8-de-mayo-de-2022
Palabra de Vida Mes de Mayo 2022
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros» (Jn 13, 34) https://www.focolare.org/espana/es/news/2022/05/01/mayo-2022/
Recopilado por Rosa Otárola D, /
Mayo 2022.
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.