?⛅️ Buenos días. “Señor enséñame a amar como tú nos has amado“. Papa Francisco.
- 1 Re 17, 1-6
- Sal 120
- Mt 5, 1-12
La liturgia de este día nos invita a reflexionar sobre nuestras luchas entre lo que nos invita el mundo y lo que nos indica el Señor como camino del verdadero creyente y evangelizador.
Y es que lo que necesitamos tener hoy en día los profetas del Señor, es decir, todos los bautizados, es fe. Es necesario que cada uno tome su papel en este ministerio profético y no estemos atemorizados por nuestro sustento o por nuestra misma vida, pues Dios está siempre al pendiente nuestro y de manera milagrosa nos dará todo lo que necesitemos, preservando nuestra vida, como lo hemos meditado en la primera lectura.
Aquí hay dos acontecimientos extraordinarios. Primero, que los cuervos le traigan de comer a un hombre; segundo, que los cuervos no devoren al hombre ellos mismos. Pero las Escrituras nos están enseñando que todos los vivientes de la creación reconocen el mandato de Dios y lo obedecen.
Dios le ha dicho al profeta que se esconda en un lugar desierto para que Acab, el rey enemigo, no pueda encontrarlo. El profeta Elías obedece al mandato. Si bien el cuervo le proporcionaba el tipo de alimentos que era lícito de acuerdo con la ley de Moisés, quizás Elías haya tenido algún reparo en comer algo traído por un animal impuro. Yo, sinceramente, le hubiera pedido al Señor que me cambiara la empresa de transporte aéreo. A mí me hubiera gustado que enviara otras aves más bonitas; quizás un faisán o un cisne o un pavo real. Pero Dios, en su plan perfecto, ha decidido utilizar cuervos. Elías está dispuesto a acatar la voluntad divina sin discutir. Dios ha dispuesto algo que para nosotros resulta incomprensible, y es usar cuervos con este propósito.
“Elías fue e hizo conforme a la palabra del Señor. Fue y habitó junto al arroyo de Querit, que está al frente del Jordán. Los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo”
Sobre la Lectura del Evangelio del día de hoy, afirma el Papa Francisco: “Jesús nos indica el programa de vida, la identidad de los cristianos, yendo contracorriente con respecto a lo que se suele hacer en el mundo…”
Nos dice el padre Juan Carlos Martos: ¿Qué efectos pudo producir una declaración como ésta a los oyentes? Más aún, ¿qué reacción desencadena mí, al oírla de nuevo, imaginando que fuera la primera vez que la escucho?
- ¿Sorpresa? Eso mismo les produjo a los oprimidos, necesitados y descartados. Iban a salir de su penosa situación. Eso suponía una transformación muy, muy, muy radical del conjunto de la sociedad y de sus estructuras… Quienes han sufrido tanto, por fin van a ser consolados, compensados… y así, por las buenas. Si eso es cierto y se cumple, su alegría sería descomunal, apoteósica…
- ¿Perplejidad? Eso fue lo que produjo en los poderosos. Si el reino de Dios iba a pasar a manos de los últimos, ¿qué podría acarrear eso para quienes tenían el dinero y el poder? ¿Qué suerte les esperaría en el nuevo estado de cosas? Además, ¿sería posible una transformación tan radical sin violencia? ¿Con qué costos?
- ¿Incomodidad? Esas afirmaciones podían desatar también un frío silencio de incomodidad. Porque los colectivos que Jesús señala como dichosos hoy siguen siendo recusados: los pobres son considerados como vagos, maleantes, sospechosos, indeseables; ni siquiera la expresión “pobres de espíritu” se salva, porque no nos aclaramos sobre lo que Jesús intentaba proponer con esa fórmula; la mansedumbre es no es nada popular porque hoy lo que fascina es ser agresivos; una persona misericordiosa, si no humilla con su compasión, es injusta, porque ya se sabe: “el que la hace, la debe pagar”; trabajar por la pazes tarea de ilusos porque ¿de verdad que es posible crear la paz en una familia rota, en un lugar de trabajo o en un país dividido en partidos e ideologías…? Y alegrarse por meterse en persecuciones y complicaciones es de necios o de insensatos.
No es fácil entender estas propuestas. No lo es. Ni siquiera suponiendo una compensación futura para sus seguidores. Pero, Jesús mantiene su invitación a encarnar estas virtudes en el presente. Al hacerlo nos convertimos en las personas que él pretende que seamos, participamos en su reino y nos hacemos sus discípulos. Y así somos dichosos. Pero, no explica cómo sucederá eso. Solo pide confianza y probar.
Nos indica el padre Yepes en el audio que debemos entender que Jesús llama bienaventurados a aquellos que con ocasión de vivir el Evangelio, alcanzarán todas las bendiciones de Dios.
Así lo afirma al final del texto de hoy: …”Dichosos serán ustedes, cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos, puesto que de la misma manera persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.”
Jesús nos pide la práctica de las virtudes y tiene como punto de partida la humildad propia de los pobres de espíritu y de los sencillos de corazón. El orgullo nos impide acercarnos a Dios como hijos necesitados. Nos volvemos autosuficientes, muy llenos de nosotros mismos y muy vacíos de Dios. Así no vemos nuestra pobreza, ni a nuestro hermano. Este ha sido un problema de ayer, de hoy y de todos los tiempos. Se repite una y otra vez con otra sociedad y con un mismo trasfondo. Necesitamos orar, pedir estas virtudes y practicarlas con constancia para que lleguemos a una plenitud de vida.
Me planteo si de verdad me reconozco como pobre frente a Dios. Con respecto a la humanidad, hago duelo por los males que la afligen o reconozco el inmenso regalo que el Señor está deseando darnos…
Si reflexionáramos más sobre esto podríamos hacer entre todos un mundo más de Dios.
Palabra de Vida Mes de junio
«Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe a Aquel que me ha enviado» (Mt 10, 40)
Acoger al otro, al distinto a nosotros, es la base del amor cristiano. Es el punto de partida, el primer peldaño para construir esa civilización del amor, esa cultura de comunión a la que Jesús nos llama sobre todo hoy. https://www.focolare.org/espana/es/news/2020/05/30/junio-2020/
Bendigamos al Señor con nuestro testimonio este día y digámosle:
"Me siento fuerte, sano y feliz porque tengo fe, amor y esperanza".
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Recopilado por Rosa Otárola D, /
Junio 2020
“Piensa bien, haz el bien, actúa bien y todo te saldra bien”
Sor Evelia 08/01/2013.